11.Martes la lucha sigue

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—Me encantó —sonrei— es muy bonita.

—Gracias, pero bueno ya no quiero molestarte, ya me voy —se paró del sofá.

—quedate conmigo —hice un puchero.

—¿Segura? —se sentó en la cama y me planto un beso en los labios.

—Muy segura —me mordí el labio inferior— muchas gracias por donarme sangre mi amor.

—No me lo agradezcas, lo hice por qué te amo.

—¿Que esperas para besarme? —solte una risita y junto sus labios con los mios.

—¿Interrumpo? —dijo mi papá casi gritando y detrás de él entró Christopher y mi mamá.

—No —me separe de el muy apenada.

—Natalia, el doctor dijo que ya te podías ir a casa —dijo mi padre con una sonrisa— y aunque Joelito me cae muy mal lo quiero invitar a la casa a cenar para agradecerle lo de la donación —dijo mi padre forzado.

—¿Qué dices Joel? —pregunto mi madre.

—Claro, me encanta estar con Natalia y con su familia —mostro una sonrisa y mi padre rodó los ojos.

[...]

Luego de varias horas por fin llegamos a casa, mientras mi madre preparaba la comida, Joel y yo esperábamos sentados en la mesa muy incómodos mientras mi padre y mi hermano fulminaban a Joel con sus miradas altaneras.

—Y bien —dijo mi padre con la voz ronca— ¿Piensas casarte con Natalia?

—Si señor —contesto Joel con mucha seguridad.

—Y ¿Cómo piensas mantenerla si no estudiaste? —alzo una ceja.

—Bueno, tengo un trabajo honrado en donde ganó muy bien —Chris escupió el agua que se estaba tomando mientras se burlaba del comentario de Joel.

—¿Que te pasa? —grito mi padre enojado ya que le había caído toda el agua en la camisa.

—Nada —Christopher contesto burlón  y mi papá se fue a secar.

La cena fue muy incómoda y cuando por fin termino, acompañe a Joel hasta la puerta.

—¿Vas a venir mañana? —lo tome de la mano.

—Si, no quiero estar ausente si te vuelves a sentir mal.

—Joel... Quiero hablar contigo acerca de tu trabajo.

—Mejor mañana —respondio nervioso— ya me tengo que ir —me plantó un beso en los labios y se fue muy rápido.

[...]

Martes
Sonó el timbre para salir al recreo, y me senté sola, ya que mis amigos estaban enojados conmigo.

—Hola —Richard me saludó de beso y se sentó junto con Zabdi y Karina.

—¿Hola? —los miré confundida.

—Hola chicos —saludo Paola y se sentó junto con Erick lo cual se me hizo muy extraño.

—¿No estaban enojados conmigo? —alce una ceja.

—Nat, tu no tienes la culpa de tener un novio como Joel —respondio Paola— además, Erick ya me contó del día que fuiste a su casa, de hecho ya estamos bien otra vez —tomo la mano del ojiverde.

—Por cierto, ¿Cómo seguiste?, Me contó Christopher que estuviste en el hospital —pregunto Erick

—Mucho mejor, Joel me donó sangre.

—Me gustaría decir que Joel es un amor de persona, pero luego de que golpeara a Erick en la fiesta yo ya no lo conozco —Dijo Karina.

—A veces es lindo y a veces es un monstruo —me encogí de hombros— y si no lo dejo es por que realmente lo amo.

—Y ¿El te ama a ti? —pregunto Zabdiel— por qué Richard ama a Karina, Erick a Paola y se nota, pero no se ve que Joel te ame de verdad.

Mi corazón se partio en miles de pedazos y no dije ni una sola palabra más.

Cuando se dió la hora de salida me puse de acuerdo para irme junto con Paola, Erick y Zabdiel ya que Richard y Karina se irían a una de sus citas.

Apenas salimos de la escuela y a lo lejos ví a Joel recargado en un auto, supongo que me estaba esperando, pero lo ignore por qué no quería tener problemas con mis amigos.

Durante la mitad del camino escuchaba como el auto de Joel nos seguía pero no me atrevía a voltear.

—¡Natalia! —grito Joel y mis amigos se detuvieron mientras el se acercaba hacia nosotros.

—¿Que? —lo miré con miedo.

—Sube al auto —señalo el carro que había estacionado a un lado de nosotros.

—No se va a subir —Erick lo tomo de la camiseta— yo te voy a partir la cara.

Paola y yo nos quedamos aterradas mientras que Joel se burlaba de la amenaza de Erick.

—Ay, carita de princesa —Joel se quitó las manos de Erick de encima— quieres que te mate ¿Verdad?

—Por favor no te pelees con Joel —tome a Erick del brazo— no quiero que te haga daño como el día de la fiesta.

Yo sabía que Joel era mucho más fuerte que Erick, además era un vendedor de drogas, podía tener un arma y matarlo de verdad.

Pero haber defendido a Erick hizo que Joel se pusiera muy furioso.

—¿Por qué lo defiendes? —grito y me empujó contra el carro— contestame —me apretó de la cara y me dejó las mejillas muy rojas.

—¡Suéltala! —Erick le dió un golpe muy fuerte en la cara y lo tiró al piso.

Joel se levantó y lo empezó a golpear como el día de la fiesta, pero esta vez Zabdiel se metió a defenderlo, así que Joel estaba lleno de sangre y parecía que nunca iban a terminar por más que Paola y yo les súplicaramos que pararan.

Eres tú | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora