4.Martes me das excusas

1.2K 115 4
                                    

—Ayer no pudiste verme en todo el día y lo entiendo por qué estabas trabajando pero ¿Un auto del año?, ¿En qué trabajas? —escanie el auto con mi mirada de arriba a abajo.

—Sabia que ibas a desconfiar de mí, ni siquiera se por que yo confíe en que tú me apoyarias, ayer te mandé unas flores y ¿Así me lo agradeces?, ¿Desconfiando?

—Deja de hacerte la víctima y dime en qué trabajas

—Es una empresa de compra y venta de productos, el auto es prestado para hacer las entregas

—Bueno, a lo mejor exagere un poco pero...

—¡TU SIEMPRE EXAGERAS! —No me dejó terminar y grito tan fuerte que me hizo pegar un brinco del susto

—Sigo sin entender por qué estás tan agresivo —lo miré con un poco de miedo

—Por que tengo a una novia que no cree en mí y además es una egoísta

—¿Egoísta?, Joel me cambiaron de salón y soy la burla de la escuela por tú culpa y jamás te lo heche en cara

—Pues ya lo hiciste —Subio a su auto enojado y se fue.

[...]

—Y ¿Por qué se enojó? —pregunto Paola mientras le daba un mordisco a su rebanada de pizza.

Les conté a mis mejores amigas que me había peleado con Joel y compraron una pizza para cenar y que les platicara lo sucedido.

—No se, estaba muy agresivo y se puso peor con lo de Erick y por qué le di a entender que desconfiaba de él.

—Si yo estuviera en tu lugar, también desconfiaría de el —Karina rodó los ojos y se metió un peperoni a la boca.

—O ¿No será que está volviendo a ser el mismo Joel de antes y por eso tiene ese comportamiento? —pregunto Paola con algo de intriga

—¿A qué te refieres? —arquie una ceja

—¿No te acuerdas cómo era Joel antes?, Se besaba con todas las de la escuela y claro... También se acostaba con ellas. —resoplo

—No creo que sea eso, si fuera así, el hubiera terminado conmigo, yo creo que está metido en un problema, y en uno grande.

—Y ¿Por qué no lo dejas?

—Por que lo amo —Dije con la voz cortada— y tengo que apoyarlo así como  el me apoyo cuando yo tenía problemas.

[...]

A penas era miércoles mitad de semana y todo había sido muy duro, mis compañeros seguían burlándose de mí, las clases eran muy pesadas, Joel estaba muy enojado conmigo y Christopher no paraba de decirme que terminará con Joel.

Al llegar la hora de salida, Chris me estuvo siguiendo mientras gritaba mi nombre y yo tan solo lo ignoraba por qué ya sabía que era lo que quería.

—Natalia deja de ignorarme —me apretó del brazo y me subió al auto a la fuerza.

Intenté varias veces salirme del carro pero nunca pude por qué mi hermano era mucho más fuerte que yo.

Me abrochó el cinturón, coloco el seguro para niños y arrancó antes de que volviera a intentar escaparme.

—¿Qué es lo que quieres Christopher? —lo miré de mala manera.

—Tal vez no me creas pero... —Mi hermano quito su vista del frente y me miró algo preocupado— quiero hablar contigo y te voy a invitar un café para que hablemos.

Estacionó el carro en una cafetería que estaba cerca de mi casa y me quito el seguro para niños.

—Solo voy a aceptar por qué será la primera vez que me pagues algo —solté una risita.

Buscamos una mesa y ordenamos nuestro café con un pastelito para postre, aún que yo hubiera preferido una dona pero no vendían.

Rápidamente nos llevaron nuestra orden y mientras comíamos comenzamos a platicar.

—Y ¿Bien? —recargue las manos en mis mejillas y lo miré atenta.

—No se de qué forma decírtelo para que no te lo tomes a mal —apretó sus labios.

—ah —rodé los ojos— creo que ya se para dónde va todo esto.

—Nat, por favor escúchame

—Te estoy escuchando —dije molesta.

—No sé si lo recuerdes pero cuando Joel era mi mejor amigo el era un mujeriego, yo creo que salió con todas las chicas de la escuela

—Y tu eras igual —lo interrumpí

—Lo se, pero recuerdo muy bien que le dije a Joel que podía salir con todas, incluso con mis ex novias pero que nunca tocará a mí hermana, y lo hizo, ¿Tienes idea de lo traidor que puede ser Joel?

—Pero el me quería en serio, tan en serio que inició una relación conmigo y dejó a todas por mí.

—¿Ya sabes en qué trabaja? —me miró desafiante.

—En una empresa de compra y venta de productos

—¿Qué productos? —alzo una ceja.

—Me largo —tome mi mochila y me fui caminando a mi casa que quedaba a una cuadra de la cafetería, y esta vez Christopher no me detuvo.

Llegué y Joel estaba estacionado a fuera de mi casa en un auto muy bonito.

—Hola preciosa —silbo en forma de halago.

—¿Qué haces aquí? —pregunte confundida.

—¿Ya no puedo visitar a mi novia? —alzo una ceja.

—Ayer me gritaste muy feo.

—Perdón amor, ve a cambiarte, vamos a salir.

—¿A dónde vamos? —pregunte emocionada.

—Va a sonar muy cliché pero es una sorpresa

—Y ¿Cómo sé que ropa voy a ponerme?

—Ponte tu vestido blanco.

Eres tú | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora