10.Lunes la vida das

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—La noticia no era tan interesante —menti

—Claro que sí, era de un vendedor de drogas, ¿A quien te recuerda Natalia? —Dijo Christopher burlón.

—¿De qué hablan? —pregunto mi madre.

—De nada —le di un golpe a Chris en el brazo y tocaron el timbre.

—Si es Joel, le voy a llamar a la policía —dijo mi padre.

—Yo abro —me pare hacia la puerta.

—Natalia.

—Espera —cerre la puerta para que mi papá no lo viera— ¿Qué quieres aquí?

—Yo sé que tu papá no me quiere, pero no por eso tienes que hablarme de esa manera —se encogió de hombros.

—No te hagas tonto, eres un maldito vendedor de drogas. —dije en voz baja para que nadie escuchará.

—¿Viste las noticias? —hizo una mueca.

—Largate —lo miré molesta.

—Dejame explicarte.

—¿Explicarme qué?, Si nuestra relación está así de mal es por tu culpa —lo señale.

—¿Ya no me amas? —su mirada se tornó triste.

—Te amo Joel, pero no sé si vales la pena.

—¿Estás diciendo que yo soy el problema?

Eres tú, si yo jamás cambie.

—¿Estás terminando conmigo? —sus ojos estaban cristalizados.

—Dame un tiempo para pensarlo.

—¿Cuanto?

—No lo sé, unos días

—Bien —solto un suspiro y se fue.

Entre a la casa y todos se quedaron mirando esperando a que les dijera quien había tocado la puerta.

—ah...era la vecina, quería saber si estábamos bien después de la balacera.

—Mi vecina tan linda —mi madre sonrió.

—Suban al auto, iremos al super a hacer las compras —dijo mi papá.

—Yo no voy —respondio Chris.

—Yo tampoco —realmente me sentía sin fuerzas, tal vez estaba triste por Joel.

—¡Dije vamos! —grito mi papá y no nos quedó de otra más que ir.

En cuanto llegamos al super mercado, mi madre se fue al área de la fruta, mi papá al área de las televisiones y yo me quedé con mi hermano en el pasillo de las galletas.

—Voy a hechar muchas cosas en el carrito para que a la próxima mi papá ya no me traega —Dijo Christopher mientras tomaba muchos paquetes de galletas del estante.

Solté una risita y al instante comencé a sentirme muy mareada, tome mucho aire mientras me sostenía de la pared pero me seguía sintiendo igual.

—Natalia, ¿Estas bien? —Chris dejo las galletas en su lugar y camino hacia donde yo estaba.

—Me siento muy mal —me toque el pecho mientras intentaba tomar más aire y me desmaye.

[...]

Abrí los ojos lentamente y ya estaba en el hospital. En la habitación solo estaba mi madre quien sonrió al verme despertar.

—Hija, ¿Cómo te sientes? —me tomo del hombro.

—Ya me siento mejor, ¿Qué paso? —la miré confundida.

—tenias un poco de anemia y las defensas muy abajo,dijo el doctor que probablemente es por qué tienes muchas preocupaciones, ¿Pasa algo?

—No —conteste de inmediato.

—Bueno, y necesitabas sangre pero ya está todo arreglado.

—Pobres de mi papá y mi hermano, le tienen miedo a las agujas y tuvieron que superarlo para donarme sangre —sonrei.

—Ellos no pasaron la prueba para poder donar —dijo mi madre seria.

—ah... Pensé que no estaban aquí por qué me habían donado la sangre.

—No, fueron a tomarse un café.

—y... ¿A quien le compraste la sangre?

—No la compré —nego con la cabeza— tu donador está a fuera —apreto los labios— no quiso pasar por qué piensa que estás enojada con él.

—¿Qué día es hoy?

—es Lunes

—¿Ya pasó otro día? —la miré asombrada.

—Si ayer quedaste inconsciente,lo que te paso fue grave.

—Bueno —suspire— dile a Erick que pase.

—¿A quién? —me miró confundida.

—a Erick, mi donador de sangre.

—me parece que te estás confundiendo —se salió de el cuarto y seguido de eso entro Joel con una guitarra en su mano.

—Ah, pensé que era Erick —rode los ojos.

—Natalia no me trates así, yo no iba a dejar que te mueras solo por qué estas enojada conmigo —cerro la puerta y se sentó en el sofá que estaba a lado de la cama.

—Hubieras dejado que me muriera —grite enojada.

—Nat —miro hacia el suelo— yo sé que no quieres hablar conmigo pero te escribí una canción...

—No quiero escucharla

—Bueno —dijo con la voz cortada.

—Esta bien, cantala —dije al darme cuenta que había sido muy grosera.

Se acomodó la guitarra y me miró a los ojos para comenzar a cantar.

Son esas ganas de sentirte cerca al pronunciar tu nombre, cada segundo que no estas conmigo es una eternidad, apareciste en mi vida cuando yo estaba perdido y me entregaste lo mejor de ti sin pedir nada más, se me va la cabeza si dices te quiero, te bajo la luna, te sueño despierto, por una caricia, sabes que me muero, y tu mente y la mía están en sintonia, eres el motivo que alegra mi vida, esa melodía, que rompe el silencio.

—Y bueno... Aún me falta terminarla —dejo su guitarra a un lado.

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Ya no había tenido tiempo de publicar pero quiero decirles que la nueva portada fue hecha por: specialstaff  _Guguis les recomiendo que sigan a la página, hacen muy lindas portadas.



Eres tú | Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora