¡Ring~! Sonaba una campana en algún lado a la lejanía, era la alarma del móvil que indicaba que eran las 7:00 de la mañana. Había llegado el día de la partida y no había dormido prácticamente nada por culpa de los nervios, unas dos horas a lo sumo podía contar, y era hora de levantarse, ducharse, prepararse...
Pude levantarme de un salto por la adrenalina del momento y comencé todas las tareas que me tocaban, no quería llegar tarde por nada del mundo ya que el avión llegaba a Seoul a las 17:15 y por lo tanto salía de mi ciudad pronto en la madrugada. Era un vuelo de muchas horas y con escala, y queriendo estar allí pronto en el aeropuerto pues no tenía mucho tiempo para arreglarme, menos mal que solo debía asearme ya que me había duchado la noche anterior.
Sonó el timbre de casa de repente mientras ya me estaba terminando de vestir, era Aura que venía a acompañarnos al aeropuerto para despedirse de Ele y de mí.
- ¿Cómo estás? ¿Nervioso? – me preguntó ella que estaba casi más nerviosa que yo.
- ¿Estás de coña? ¿y me lo preguntas tú? Si te tiembla hasta la voz y los que nos vamos somos nosotros, madre mía creo que me va a dar algo... ¡pero no le digas nada a mis padres! capaces son de echarse para atrás con la decisión y no dejarme ir.
- Vale, vale... pero ¿estás seguro de todo esto? Lo sigo viendo todo muy precipitado...
- Lo sé y aunque no lo parezca, de verdad, estoy cien por cien seguro de ir. No te preocupes, son solo nervios del viaje y de ser algo completamente nuevo.
- Está bien, si tú lo dices...
Estaba ya todo listo para irnos al aeropuerto, me puse la mochila, recogí la maleta grande, la de mano y nos subimos al coche.
Llegamos al aeropuerto por los pelos, porque mi padre se había despistado con una salida y cuando llegamos íbamos justos y debíamos llegar aún a la puerta de embarque. Una vez allí nos encontramos con Ele y su familia que nos estaban esperando, juraría que era la primera vez que llegaba antes que yo a algún sitio.
Era la hora de embarcar y no nos había dado mucho tiempo de mentalizarnos de la despedida, estaban: mis padres, mi hermano con mi cuñada, mi tía, mi prima la mayor, la familia de Ele y Aura. Nos despedidos de todos entre lágrimas y finalmente les di un abrazo a mis padres tan largo, que parecía que el tiempo se había parado y nos habíamos congelado en esa posición durante décadas. Era la hora de partir y una vez me giré no eché la vista atrás, temía que si lo hacía me daría media vuelta y me volvería.
Estando en el avión el viaje se nos hizo interminable, estábamos en clase turista, pero dimos gracias al cielo que, al ser el avión grande, no nos molestaban las personas alrededor. Hicimos escala en Estambul y nos llevamos un buen susto porque nos perdimos por el aeropuerto buscando la puerta de embarque del siguiente vuelo, que finalmente encontramos a falta de apenas veinte minutos para que pudiéramos entrar al avión.
Debido al pánico y al susto, teníamos unos sudores atroces y casi nos ahogamos por haber tenido que correr en todas direcciones buscando el lugar. Al fin podíamos respirar y solo teníamos que esperar, por lo que intentamos ponernos en contacto con los amigos y la familia, pero sin ningún éxito, no encontrábamos la forma de conectarnos al Wifi del aeropuerto, así que al final desistimos.
Finalmente pudimos subir al avión que se dirigía a Corea y era otro de los aviones internacionales, por lo que volvíamos a tener otro avión espacioso. Una vez en el avión, aún seguíamos alterados por el percance que acabábamos de pasar, así que intentamos dormirnos un poco para relajarnos. Debido al cansancio nos acabamos durmiendo para despertarnos a la hora del aterrizaje, gracias al aviso de los azafatos.
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El sueño perfecto
Hayran KurguJade y Eleanor eran unos simples fans del grupo surcoreano BTS que asistieron a su tan esperado concierto en España. Pero una vez el concierto terminó, sus vidas cambiaron para siempre por un golpe de suerte y ya nada fue igual. Y esque, ¿Qué haria...