Se oía a lo lejos un coche llegar mientras terminaba de encender las velas del comedor. Parecía que eran ellos y menos mal que tenía todo listo, un ángel debió de aparecerse por aquí y ayudarme porque si no, no podía explicarme tal milagro.
El coche aparcó al lado de la puerta, así que definitivamente eran ellos. Estaba muy nervioso, pero entonces me acordé de la cita del faro, lo nervioso que estaba Jungkook y lo agradecido que estaba yo. Conociéndole, sabía que él se sentiría de la misma forma en el momento que viera la sorpresa y eso me tranquilizó.
Escuché risas afuera y como se cerraban las puertas del vehículo y se marchaba, luego de eso silencio. Solo podía oír el silencio y mi corazón palpitar a mil por hora, hasta que ese silencio externo se rompió por el sonido de una llave al girar.
Cuando la puerta se abrió vi a un chico alto, guapo, de labios delicados, pero con la cara derrotada cargando una enorme maleta. Jungkook estaba tan cansado que tardó en darse cuenta de los pétalos en el suelo, cuando los vio alzó la mirada y entonces pude ver su reacción de sorpresa. Se había quedado en shock porque no entendía que estaba pasando hasta que me vio, entonces se le iluminó la cara y empezó a sonreír porque estaba procesando lo que ocurría.
- Sorpresa Jungkook... - dije contento, pero con una voz floja. No quería gritar mucho debido a su cansancio y posible dolor de cabeza.
- ¿Qué...? ¿Cómo...? No entiendo nada...
- Es lo que tienen las sorpresas ¿sabes? Que son inesperadas – dije riéndome mientras me acercaba a darle el abrazo de su vida, pero el cambió el gesto y cuando iba a abrazarle me sujetó la cara y me besó.
- Te he echado de menos...
- Lo sé, yo también.
- Lo sé...- dijo mientras me volvía a besar una y otra vez.
- ¿Sabes? No he estado ansioso por verte solo para hablar prácticamente con monosílabos.
- Lo sé, lo sé, pero es que no quiero hacer otra cosa más que besarte y abrazarte.
- Pues es una lástima, porque me habían dicho que tendrías más hambre que el perro de un ciego y ese pollo que está esperando ahí, esperando a que alguien se lo coma, no va a desaparecer por arte de magia.
- ¿Has cocinado? ¿Tú? ¡No me lo puedo creer! Pero... ¿Es comestible?
- Veo que te ha subido el ánimo.
- ¿Con comida? ¡Siempre!
Nos sentamos en la mesa a cenar mientras me contaba todas las peripecias y aventuras que había vivido en África. Desde enterarme de como Tae arriesgó su vida rugiendo a un león, hasta saber que Jin se comió un cuenco entero de grillos, o incluso enterarme de que él mismo junto con Namjoon se perdieron en mitad de un tour por algunas aldeas.
Parecía que estaba dispuesto a contarme hasta la más mínima anécdota en compensación por no haberme hablado apenas durante su estancia allí, pero se le notaba derrotado y necesitaba descansar, aunque por un lado me parecía tierno ver como intentaba mantenerse despierto por estar conmigo.
- Jungkook... kookie... se te están cayendo los ojos, deja que te lleve a la cama.
- ¡No! estoy bien de verdad, puedo seguir hablando, quiero pasar más tiempo contigo...
- No hay prisa, mañana es navidad y tenemos todo el día...
- Pero yo quiero pasar la noche contigo – soltó de golpe. Se había atrevido a decir algo así, y a mí me dio la risa porque sabía que era por la falta de sueño.
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El sueño perfecto
FanfictionJade y Eleanor eran unos simples fans del grupo surcoreano BTS que asistieron a su tan esperado concierto en España. Pero una vez el concierto terminó, sus vidas cambiaron para siempre por un golpe de suerte y ya nada fue igual. Y esque, ¿Qué haria...