Era un día caluroso de verano, en pleno mes de agosto, cuando me levanté por la mañana. Parecía que iba a ser otro día cualquiera de vacaciones. Y lo hubiese sido de no ser porque era mi cumpleaños, mi veintiséis cumpleaños de hecho, y además uno especial porque mi amiga Eleanor y yo, que aprovechábamos para celebrar nuestros cumpleaños juntos, aunque ella cumpliera veintidós, nos íbamos al concierto de nuestro grupo de música favorito.
Llevábamos esperando este día durante meses, sino años, ya que al ser un grupo de música asiático era muy difícil que viniesen a nuestro país y mucho menos a dar un concierto.
La emoción y los nervios habían logrado que no pegara ojo en toda la noche y que estuviera pegado al teléfono hasta la madrugada con Ele -así es como la llamábamos entre amigos- hablando del concierto y de lo que haríamos. Esa era la razón por la que empezaba a ir un poco zombie mientras intentaba desayunar lo que parecía ser un vaso de leche con galletas al ritmo que escuchaba gritos de fondo.
- ¡Jade, vas a llegar tarde como no te des prisa! ¿No habías quedado con Eleanor en media hora?
- Si mamá... –solté casi como un reproche–, pero me envió hace un rato un mensaje diciéndome que iba a llegar un poco tarde por culpa de sus padres. Aún tienen que salir de su casa...- Era un problema bastante común al que ya me había habituado. Ele vive en las afueras de la ciudad por lo que depende de otros medios para venir siempre que quedamos. Ya verás, al final seréis los últimos en llegar y luego cuando tengáis que hacer cola llorareis.
- Que no mamá... sabiendo que esto podría ocurrir, quedamos mucho antes de la hora del concierto. Tú no te preocupes que ya nos apañamos...
Y era verdad, habíamos quedado con un par de horas de antelación para evitar luego posibles problemas, y bien que hicimos porque cuando llegó finalmente Ele, el tiempo se nos echaba encima. Llegamos cuando faltaba una hora de empezar el concierto, menos mal que las entradas estaban clasificadas y solo teníamos que hacer cola dentro de nuestra zona de asientos porque si no, no veríamos una mierda.
Una vez allí, la espera se nos hizo eterna como no podía ser de otra forma. A cada minuto que pasaba, cada segundo, se me alteraba cada vez más el corazón y me palpitaba con más fuerza, parecía que se me iba a escapar de un salto e iba a salir huyendo para no volver nunca. Menos mal que Aura, mi mejor amiga y amiga en común junto con Ele, nos había llamado por teléfono unas cuantas veces para saber cómo estábamos y tranquilizarnos ya que cada vez estábamos más histéricos.
Una vez abrieron las puertas del estadio, casi me fallaron las piernas lo suficiente como para caerme de un plumazo. Necesité de todas mis fuerzas para poder andar y conseguir cruzar las puertas enormes que tenía frente a mí, esa entrada con la que tanto había soñado y donde al otro lado me esperaba uno de los sueños de mi vida, asistir en persona a un concierto de BTS, nuestro grupo favorito. Tenían varios nombres, pero los más conocidos eran BTS o Bangtan y el primero era más corto y era como se les llamaba de forma internacional.
- ¡Madre mía Jade, que suerte hemos tenido con los asientos! Es increíble que en el ala noroeste hubiera tan poca gente cuando llegamos para hacer cola -dijo Ele entusiasmada.
- Ni que lo digas, yo ya tenía la esperanza por los suelos cuando llegamos tan cerca de la hora a la que abrían las puertas. ¡Es una de las mejores zonas!
- ¿Crees que nos verán en algún momento desde aquí? Conforme está organizado el escenario, tiene pinta de que en algún momento van a paseare por aquí.
- ¡Dios mío no me digas eso! En serio, a este ritmo me va a dar un paro cardíaco.
En ese momento se apagaron las luces del estadio y comenzaba a oírse la música por todos lados, el concierto había comenzado, pero apenas se podía oír nada entre gritos, emociones, aplausos y mucho vitoreo.
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El sueño perfecto
FanfictionJade y Eleanor eran unos simples fans del grupo surcoreano BTS que asistieron a su tan esperado concierto en España. Pero una vez el concierto terminó, sus vidas cambiaron para siempre por un golpe de suerte y ya nada fue igual. Y esque, ¿Qué haria...