¿quien es ese niño? 35

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Anubis estaba sentado en su trono esperando noticias sobre Homin mientras tomaba vino en una copa de oro. En ese momento entró un mensajero hasta la mitad de la habitación, agachó la cabeza ante Anubis y le informó:

—Señor Anubis. Hemos recibido noticias sobre Homin. Homin fue destruido por el dios del reino griego, Kev-zeus, en el mundo de los humanos.—

Anubis se enojó aventando la copa al suelo. Hizo un ademán al mensajero señalando que se fuera. El mensajero dio media vuelta y salió de la habitación.

Anubis se levantó de su trono, le ordenó a uno de sus ayudantes que le llevara una capucha negra, Anubis se la puso la capucha y se dirigió a la salida. Su ayudante curioso le preguntó: —¿A donde se dirige señor Anubis?—

—Ire a buscar a mi segunda y última opción. Hefesto.— contestó Anubis.

Mientras tanto en el mundo de los humanos: Kev-zeus desayunaba tranquila mente con Robin, mientras Wolfy dormía a los pies de Kev-zeus. En ese momento tocaron la puerta, y Wolfy se despertó y comenzó a ladrar. Kev-zeus se levantó a abrir la puerta. Erá el mismo niño que lo había visto un día antes, con una mochila de un tirante que llevaba escrito "galletas". Kev-zeus preguntó: —¿Que quieres niño?—

El niño sorprendido de ver a Kev-zeus gritó: —¡Tú eres el chico que vi ayer desaparecer!—

—¿Eh? ¿Cómo...?— Kev-zeus cargó al niño y lo metió a la casa cerrando la puerta. Kev-zeus se puso de cuclillas para hablar con el niño. —¿Cómo sabes eso niño?—

—Ayer te vi.— El niño dejo a un lado su mochila. —Desapareciste en una especie de portal con otro chico.—

Robin se levantó de su silla y caminó a dónde estaba Kev-zeus y le preguntó: —¿Que pasa? ¿Quién es esta niño?—

—Sabe mi secreto.—

—Tranquilo, los niños quieren dinero. ¿Cuánto quieres niño?—

El niño pensó en una buena cantidad, y respondió: —100 libras, si no le diré a todos lo que vi.—

—¡¿Qué dices?!— Gritó Robin. —No te daré esa cantidad.—

—Pero si tus padres te mandan dinero.— Dijo Kev-zeus.

—Pero hay veces en las que no me mandan. No creas que le daré a ese niño esa cantidad. Que le diga a todos, nadie le creerá a un niño.—

Kev-zeus se quedó viendo la mochila viendo que decía "galletas" y le preguntó al niño: —¿Qué tipo de galletas tienes?—

—Ya se.— Dijo el niño. —Mejor conprenme cajas de galletas, ya que son muy tacaños, y no diré nada. Pero aún tengo curiosidad de saber que eres.—

—Bien, dame dos cajas de chocolate.— El niño saco de su mochila dos cajas de galletas y se las dio a Kev-zeus. Kev-zeus sacó dinero de su bolsillo y le dio al niño. —Oye, ¿por qué llevas las galletas en una mochila?—

—No soy niño explorador para llevarlas en un carrito como en Estados Unidos. En el orfanato, a los de mi edad, nos dan este pasatiempo para que valoremos el trabajo, pero para mi no tiene nada que ver. Lo bueno es que nos ganamos el 50% de las ganancias.—

—¿Eres huérfano?—

—Si, mi madre murió al tenerme, y mi padre murió hace dos años por sobredosis.—

—Es extraño que la gente sea muy directa al decirle a un niño sobre la muerte de sus padres.—

—Te equivocas. Mi padre sólo me dijo que mi madre fue al cielo cuando nací. Pero cuando el murió nadie me dijo porque murió. Así que investigué en Internet los síntomas que tenía, y las pastillas y otras drogas que él tomaba.—

—¿Y cómo sabes que tu madre no se divorcio de tu padre poco después de que nacieras?—

Robin interrumpió: —¿No creés que estas siendo muy directo con el niño?—

—No importa.— Contestó el niño. —Soy lo suficientemente fuerte para soportar sus preguntas. Había ropa de mujer en el closet de la habitación de mi padre y cada vez que un amigo de mi padre iba a visitarlo mientras estaba deprimido escuchaba su conversación a escondidas, él solo hablaba de mi madre.—

—Oh.— Kev-zeus se levantó del suelo. —¿Y cuál es tu nombre niño?—

—Me llamo Richard. Bueno, me iré tengo aún una cuantas cajas por vender.—

—Espera, te acompaño.— Kev-zeus preparó a Wolfy para salir.

—¿Enserio Kev? ¿Y las galletas?—

Kev-zeus agarró un paquete de galletas que le había comprado a Richard y salió a la calle.

Regresando a la búsqueda de Anubis:

Anubis encontró a Hefesto en un taller de forja algo alejado del oilimpo de Zeus.

Hefesto estaba descansando en una silla dándole la espalda a Anubis. Anubis se acercó a Hefesto, se quitó la capucha y le dijo: —Te necesito para una tarea, Hefesto.—

—Debes de estar desesperado para pedirme ayuda.— Hefesto se dio media vuelta. —¿Que me darás a cambio?—

Anubis estiró su mano de la cual empezó a brillar como el sol y lanzó un resplandor a la pierna coja de Hefesto devolviéndole la sensibilidad. Hefesto quedó impactado.

—¿Y bien?— Dijo Anubis.

—Ésta bien, ¿que tengo que hacer?—

—Matar a Kev-zeus.—

—Jajaja.— Rió Hefesto. —Será un placer.—

el olimpo de kev-zeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora