padres cap 34

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Kev-zeus y Seles se quedaron paralizados. Robin se detuvo un momento en la entrada y después siguió caminado y se sentó en el sofá. —Tal vez no nos vio.— Susurró Kev-zeus.

—Es obvio qué nos vio, se puso pálido... bueno, solo te vio a ti, yo soy invisible ante sus ojos grácias a mi collar.— Exclamó Seles. —Y... es momento de que le expliques ¿no crees?— Seles salió de la habitación dirigiéndose al cuarto de Robin para salir por la ventana.

Kev-zeus se sentó en el sofá a la derecha de Robin.
—¿Que fúe eso?— Preguntó Robin.

—Bueno, púes...— Kev-zeus agachó la mirada y suspiro. Dirigió otra vez la mirada a Robin y siguió. —Iré al grano, soy un dios. Vine aquí con el objetivo de encontrar a mis padres, pero tendré que abortar esa misión y quedarme acá a mezclarme con los humanos por un tiempo, y también porque otro dios me quiere matar.—

—Y planeas quedarte a vivir más tiempo acá ¿no?—

—Mmmmm, sí. Pero tranquilo, te pagaré, soy un dios y de dónde vengo tenemos mucho oro y plata.—

—Está bien, no me importa el dinero, de todos modos mis padres me envían dinero y casi no me los gasto y solo los guardo, además me caíste bien, y...— Robin hizo una pausa y la pequeña sonrisa que tenía en el rostro se desvaneció. —No he estado con mis padres desde hace tiempo y siendo sincero me siento solo, aún más porque en España por los menos los veía en las mañanas y en las noches. Pero desde que llegaste me siento como si fuera tu hermano mayor o algo así.—

—Oh..., mmmmmm, bueno, ¿que traes en las bolsas que están en la entrada?— Preguntó Kev-zeus mientras apuntaba a un par de bolsas que estaban en frente de la puerta.

—Algo de comida para nosotros, comida para tu perro y un regalo.—

—¡¿Un regalo?!— Kev-zeus fue corriendo a desempacar las bolsas, Robin lo ayudó y le dio los Comics que le compro. —Qué es ésto?— Preguntó Kev-zeus mientras leía la portada de uno de los Comics.

—Son Comics.—

—...¿Ah?—

—Sierto, no eres humano. Los Comics son historias ficticias con dibujos.—

—Oh, suena interesante.—

Esa noche Kev-zeus tenía pesadillas mientras dormía en el sofá: soñó que un hombre del tamaño de un dios (al cuál no le podía ver la cara por las luces que estaban detrás del hombre) lo perseguía con una espada por una cancha de fútbol soccer en la noche. La cancha parecía eterna. Por más que Kev-zeus corría en línea recta no llegaba al final y el hombre cada vez se acercaba a él. Cuando por fin el hombre lo logró agarrar con su mano de la camiseta que llevaba Kev-zeus lo jalo hacia atrás haciendo que Kev-zeus cayera de espaldas en el suelo, el hombre puso su pie en el pecho de Kev-zeus y lo comenzó a apuñalar sin piedad en la cara mientras gritaba una y otra vez "¡Adiós Bufon, adiós Bufon, adiós Bufon!!!".
Kev-zeus despertó agitado y con lágrimas callando por sus mejillas. Kev-zeus limpió sus mejillas y se sentó en el suelo. Agarró su celular que estaba debajo de su almohada para ver la hora, eran las 6:13 am. La pesadilla espantó su sueño, y mejor decidió salir a caminar, se levantó del suelo, se puso sus zapatos, un abrigo no muy grueso y salió a la calle.

Éra una noche fría. Kev-zeus llegó al parque en el que había peleado una noche antes contra Homin. La zona en dónde pelearon, en especial dónde estaban los hoyos, estaba rodeada con una cinta amarilla que decía "precaución". Kev-zeus pasó por debajo de la cinta y se sentó en una banca que estaba algo chueca y comenzó a pensar: "Me siento mal por recordarle a Robin que sus padres no están con el, aunque por lo menos el los conoció y yo no recuerdo a los míos. Mejor iré a conocer la ciudad por mi cuenta". Kev-zeus se levantó y comenzó a caminar sin rumbo.

Kev-zeus caminó por toda la ciudad en la madrugada pensando que si en sueño que tuvo significaba algo o simplemente solo éra un mal sueño. Caminó hasta que dieron las 7:30 y se encontró con Robin en la entrada del supermercado.

—¿Qué haces aquí?— Preguntó Kev-zeus.

—Vine a comprar algo para comer en casa, ¿y tú?—

—Nada, tuve una pesadilla y no podía dormir, así que salí a caminar un rato.—

—Ah, bueno, ven, acompáñame.— Robin agarró un carrito de compras y los dos entraron al supermercado.

—Oye.—

—Mande.—

—¿Te sentiste mal ayer porque hice que te acordarás de tu padres?—

—Conque por eso estas muy serio.— Robin sonrió. —Tranquilo, al contrario, me sentí mejor, porque nadie se detiene a escucharme, y es literal, nadie sabe nada sobre mi.—

—¿Y Nicol, y Lisa?—

—Mas bien yo soy el que las ayuda, y tal vez como siempre me ven algo serio nunca se dan cuenta de que estoy deprimido o me siento mal.—

—Ah, ¿y querías venir a Inglaterra?—

—Bueno.— Robin se recargó en el carrito. —Al principio mis padres me dijeron que vendriamos a Inglaterra de vacaciones, y me emocioné porque iba a ser una de las pocas veces en las que comviviamos los tres, pero ellos empacaron toda mi ropa y todo lo que tenía en mi habitación y ellos solo empacaron pocas mudas para ellos. Venimos, llegamos a la casa en la que ahora vivo solo, me inscribieron en la escuela y días después ellos regresaron a España... dejándome. ¿Y tus padres?—

—No se, no se nada de ellos, ni como son físicamente, ni como es que perdí la memoria, no recuerdo nada. Solo recuerdo que un día desperté y me encontraba en un paisaje oscuro con césped, y caminé sin rumbo con hambre.—

—Yo digo que es mejor cuidarse uno mismo a que te cuide gente que ni sabes si te quiere, ¿no creés?—

—Sí...—

el olimpo de kev-zeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora