Capítulo 20

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Nos quedamos a dormir en la casa de los Potter, me desperté en medio de la noche por una pesadilla, con Maddie. Pegué un salto al despertar y vi que a mi lado estaba Albus, nos habíamos quedado dormidos en el sofá de la sala mirando películas, la casa estaba en completo silencio. Me paré para ir al baño, a mojarme la cara, había estado sudando mientras dormía y me dio calor, al volver a la sala escuche pasos muy acelerados en el cuarto de Lily, no sé qué pensé en ese momento pero le reste importancia, hasta que escuche el ruido de la lámpara caerse y un grito muy agudo provenientes del mismo cuarto. Entré corriendo y vi todo normal, habían dos personas en la cama de Lily, ella y mi madre, el cuarto estaba a oscuras y la lámpara yacía en el suelo completamente desarmada; me acerqué hacía mi madre, para comprobar si estaba bien, y todo estaba en orden, besé su cabeza y al salir de la habitación sentí una punzada en el pecho y caí.
Me dolía la cabeza, sentía un líquido caliente fluir por mi brazo, iba en un vehículo en el cuál, el conductor lo conducía bruscamente. Intenté mover mis manos, pero algo las tenía con fuerza, abrí mi boca para gritar pero, antes de que el grito saliera, me ardió la misma.
×No, otra vez no, Maddie hija de puta×
-- Sueltame-- susurre para no causarme el mismo dolor de hace un momento.
-- ¿Y qué te hace pensar que voy a obedecer?-- No, Lorcan, tú no.
-- Lorcan, soy tu hermana, No me hagas esto-- suplique.
-- Ella es mi mamá- se refería a Hannah-- y tu madre me ha ignorado toda la vida-- explicó.
-- Yo nunca te desee eso, Lorcan, anda quítame esto de las manos-- le dije en modo de súplica, y las lágrimas ya habían aparecido y humedecido mis mejillas.
-- No sirve de nada que lo digas-- apareció Maddie, con sus labios super rojos, y no era labial.
-- ¿Qué es lo que tienes en la boca?-- le pregunté asustada.
-- Si miras en la parte superior de tu brazo, hay sangre, bueno, es tan valiosa esa sangre que, hasta me da pena verla caerse al suelo-- explicó y yo cada vez estaba más asustada.
-- ¿Por qué tomas mi sangre?-- grité y recibí un golpe en la cara de Maddie.
-- Porque seré mucho más hermosa, y viviré más si la bebo, además, ¿sabes cuántas personas quieren comprarte? No sólo vives más, si no, curas cualquier enfermedad, y tienes la capacidad de hacer que revivan las personas. Apuesto a que no lo sabías-- cada palabra que decía era una punzada en mi estómago.
-- Y cómo es que yo no lo sabía--estaba estupefacta.
-- Porque eres una estúpida, tu madre lo sabía y nunca te lo dijo-- atacó Lorcan.
-- Neville bondadoso, de corazón puro. Luna, de corazón aún más puro, y bondadosa. Juntos, forman a la niña más perfecta, con tal carisma y tal genética. A tus dos años irradiaste un brillo poco común en la existencia mágica, nadie entendía lo que era. Eras la elegida, pero no para destruir a un segundo señor tenebroso, si no, para combatir la totalidad de la maldad. Y luego, al tocar a tu abuelo Xenophilius en su cuarto infarto anual, lo reviviste. Al tocar a tu abuela, quitaste la locura de su mente, al igual que la de tu abuelo. Y hay más...-- Maddie fue interrumpida por Lorcan.
-- Esto deja que yo se lo cuente... ¿Recuerdas a tu amiga? Addie Moissele, ella murió el mismo día que su hermano, y sólo la pudiste revivir a ella, pero no lo recuerdas porque te borraron la memoria en ese momento.
Oír a Lorcan decir eso me destrozó, cómo pudieron hacerme eso, mi familia me ocultó algo tan importante y jamás me hubiese enterado si no hubiese sido por Lorcan. Esto es motivo suficiente para no esperar nada, de nadie, nunca más.
-- ¿Cómo saben eso?-- le pregunté con lágrimas esbozando de mis ojos.
-- Sé todo de ti, Lindsay, te conozco más de lo que te conoces-- respondió Maddie, jugueteando con su cuchillo.
-- Eso no es posible-- la garganta comenzó a quemarme nuevamente, al igual que todo mi cuerpo.
Me queje y me caí al suelo con silla incluida, no podía gritar, apenas si podía respirar, de mis ojos irradiaba una luz de reflector.
-- Mira, en vivo y en directo, estos poderes preciosos-- exclamó Maddie acercándose a mi, y apoyando sus manos en mi cintura.
Lorcan sólo observaba, no decía nada, y yo agonizaba en el suelo. El vehículo paró y Maddie cubrió mi cara y me bajo del vehículo, esto parecía un secuestro muggle.
-- Ustedes no son dignos de ser llamados magos-- dije con mi último aliento y caí al suelo.

A la mañana siguiente, en casa de los Potter.

-- ¡Albus!-- gritó Ginny, sacudiendo a su hijo que no podía despegar los ojos.
Albus se sobresalto y se estiró.
-- Dime, mamá-- dijo un tanto agitado.
- ¿Dónde está Lindsay?-- le preguntó muy preocupada, tenía una expresión de completo pánico.
-- ¿Cómo que dónde está Lindsay?-- ahora ambos estaban preocupados-- no la veo desde anoche, durmió aquí, junto a mi.
-- En la pieza de tu hermana hay una lámpara rota, y Luna tampoco está-- contó Ginny, entrando en desesperación, al no escuchar que su hijo tuviera una solución.
-- ¿Papá lo sabe?-- preguntó Albus, parandose del sofá, y encaminandose hacía el baño con paso acelerado.
-- Acaba de llegar, no se lo pude decir, estaba realmente cansado-- siempre tan considerada, Ginnebra.
-- Dile, por amor a Ursula.
Ginny corrió hasta el final del pasillo hasta encontrarse frente a frente con su marido, él se veía agotado, pero de igual forma no iba a dejar que algo le pasará a su familia (él las sentía asi).
-- Luna-- dijo en un susurro, Harry.
-- Lindsay-- añadió Ginny, y ambos corrieron a la sala, ya que alguien había llegado a la casa.
Sólo era James, y a su lado Hollybell. Ginny y Harry soltaron un largo suspiro, y Ginny se acercó a James, lo abrazó y luego se sumó su padre. Se habían preocupado por ellos dos, también.
-- ¿Qué sucede mamá?-- preguntó James un tanto confundido.
-- Lindsay y Luna, no están-- le contó su padre.
James se había puesto tenso, y recordó lo que había pasado días antes, en la casa de los Scamander.
-- ¡Maddie hija de su puta madre!-- gritó y salió, hecho en llamas hacia la calle.
-- ¡James Sirius Potter, alto!-- gritó Ginny, intentando que su hijo no haga una locura.
-- No me vengas con eso mamá, es la vida de ella la que está en riesgo, no puedo dejar que algo le pase-- soltó con furia, James, pero ese enojo luego de un momento se convirtió en desesperación y atrajo lágrimas-- Holly, quédate aquí, papá por favor ven.
Harry se acercó a su primogénito, y justo antes de tocar su brazo para desaparecer, Albus apareció corriendo a toda velocidad.
-- No irán sin mi-- dijo agitado, y se unió a ellos.
Aparecieron en las puertas de la casa Abbott-Scamander que parecía abandonada, las luces del exterior estaban aprendidas en pleno día y las persianas medio bajas.
-- Aquí no hay nadie-- bufo Harry.
-- Si, algo tiene que ayudarnos a encontrarlas-- soltó James, aproximándose aún más a la casa.
-- Alto, James-- intervino, Harry, sosteniendo el brazo de su hijo mayor.
-- Vamos, papá-- pidió Albus.
Entraron a la casa, sin recurrir a la fuerza, la casa estaba regia, como si hábitase gente aún, sólo que nadie se encontraba allí. Había vidrios rotos y ceniza de cigarrillo en un pasillo a la izquierda, y ambos hermanos se quedaron estupefactos.
-- Aquí fue-- susurró Albus, sin aliento.
Harry observó cada detalle de aquel pasillo y la puerta del final, negra tal cual el color, asustaba. Intentó abrirla pero, estaba cerrada; le dio un golpe, y pareció tonto de su parte ya que tenía la varita en mano. Entraron y Albus revivió cada momento de aquel día.
-- Lumos-- dijeron Harry y James, al unísono.
La habitación estaba como en aquella ocasión, las paredes escritas, la sangre de Lindsay y la de Albus parecía que nunca hubiesen estado allí, ni derramada en el suelo, ni la camilla.

Longbottom Y LovegoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora