Capítulo 13

2.5K 289 36
                                    

Las sonrisas de los invitados que disfrutaba de la buena música en esa bella noche, mientras algunos bebían de un buen trago y otros tan solo bailaban movidos por los sonidos atrayentes de los instrumentos que te invitaba a moverte y pasarla bien.

Alejados de todo ese bullicio, se encontraba una mesa con tres integrantes. La familia Brown obligada a participar en ese evento solo por formalidades, no hallaba la hora de poder retirarse e irse a su territorio con su manada.

- Mi pequeña hija debe de estar destrozada -dice apenada la única mujer presente.

Emilia García. Una fuerte mujer, portadora de una belleza única entre su gente. De hebras castañas que se asemeja a las hojas que se desprenden de los árboles en la temporada de otoño y de una seductora mirada parda. Mejor amiga de la infancia de los hermanos Brown y esposa del menor de ellos. Enamorada de un amor no correspondido y obligada a casarse con la persona que en realidad veía como un hermano. Sin duda, su pobre vida ha sido de más sufrimiento que felicidad.

- Si tan solo no hubiese aparecido ese chiquillo -murmura con odio Carlos.

- No padre, sabes que no hubiera sido así. Desde un principio Jonathan rechazaba a mi hermana, pero todos ustedes se empeñaron en presionarlo a que aceptara a Andrea solo por el capricho de ella -los mira severamente.

- Cómo se te ocurre decir esas palabras -reprocha su madre- Tu pobre hermana está sufriendo y como su hermano mayor deberías de apoyarle no recriminarle.

- Por favor, madre. Piensa un minuto y responde: ¿Cuándo fue la primera vez que Jonathan invitara a Andrea alguna cita? o ¿Algún presente que le haya dado?

''Nunca'' -piensa apenada. Sin embargo, prefiere guardar silencio porque decirlo en voz alta se dará cuenta del error que cometió como madre.

- Ustedes como padres se equivocaron en cumplir siempre los caprichos de mi hermana, y por su culpa ahora ella es así -se levanta del asiento.

- ¿A dónde vas? -pregunta su padre.

- A caminar -se va sin decir nada más.

Quería alejarse lo más que podía de ese sitio. Su familia poco a poco se derrumbaba, él sabía muy en el fondo que esa imagen de la familia perfecta tan solo era eso, una fachada.

- ¿En qué fallamos? -susurra con tristeza la femenina, apoyando los codos en la mesa para cubrirse con el dorso de la mano sus ojos.

- En todo, Emilia. En todo... -murmura, para luego levantarse e irse sin decir alguna palabra, dejando sola a su mujer.

El caminar le ayudaría a pensar y alejarse lo más que puede del ruido de la fiesta.

Alza la vista hacia delante, divisando a una corta distancia los verdosos árboles que le daba la bienvenida al inmenso bosque.

Su mente da vueltas una y otra vez a las palabras de su hijo mayor. Reconoce que consintió demasiado a su hija, pero la culpa no solo es de él, también es de su esposa. Si tan solo pudiera retroceder en el tiempo y emendar todos los errores que ha cometido en su larga vida.

Suspira largamente.

- Al fin te encuentro rata traidora -dice una reconocida voz detrás suyo- Y esta vez no escaparás -sin darle tiempo a reaccionar, Miriam arroja un poderoso hechizo, mandando a volar al experimentado cambia-forma.

El fuerte sonido de árboles quebrándose uno a uno por el pesado cuerpo que se estrellaba contra ellos, hacía eco por los alrededores. Si hubiera sido una persona ordinaria, podría apostar toda su fortuna a que en esos momentos estaría muerto. Sin embargo, él era un tigre y aunque sus huesos doliesen y protestasen por los golpes recibidos, se levanta dificultosamente, quitándose en el proceso los troncos caídos que estaban en su cuerpo.

Bajo la luz de la luna. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora