Capítulo 1

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Hace veinte años.

Banff, Canadá.

Era una fría noche. Las pocas nubes que se encontraban en el cielo cubrían tenuemente la hermosa luz de la luna llena. Se podía oír las ramas de los árboles que se mecían producto del viento que circulaba alrededor de una casa color vino, ubicada lejos de la civilización.

Todo aparentaba estar tranquilo, o eso él quería creer. La incómoda sensación de peligro que recorría su cuerpo solo lo alentaba a tener que huir cuanto antes, junto a su mujer he hijo recién nacido.

Por la ventana de su habitación, se cercioraba de que no hubiera alguna presencia que rondara su territorio.

Su amada esposa guardaba lo necesario para poder escapar, mientras que su retoño, ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor, dormía tranquilamente en su cuna.

- Geraldo, está todo listo -habla una mujer de cabellera blanca como la nieve y de unos ojos azules.

- ¿Segura que podrás con esto? Hace tan solo unas horas diste a luz a nuestro hijo, Denisse -contesta preocupado el hombre de cabellos rubios y de ojos color miel.

- Me encuentro bien -toca la mejilla con su mano derecha- Hay que irnos antes de que ellos nos encuentren -le dedica una sonrisa tranquilizadora.

Geraldo, no muy convencido asiente con un leve movimiento de cabeza. Si no fuera por la situación que se hallaban, no expondría a tal riesgo a su mujer ni a su hijo, pero la situación lo ameritaba. Por el bien de resguardar la seguridad de su primogénito daría hasta su vida con tal de poder protegerlo.

Toma entre sus brazos al pequeño bebé, echando un breve vistazo a su alrededor. Nostalgia y tristeza lo embriagaron al instante con solo recordar los momentos vividos en su hogar junto a su amada.

- Ya es hora -susurra la femenina.

- Si -suspira acongojado, comenzando a dirigirse hacia la salida.

***

Habían caminado alrededor de cuarenta minutos, sin poder tomar un descanso. Tan solo faltaba un par de kilómetros para llegar hacia la única persona que les ayudaría en su huida.

De repente el pequeño recién nacido comienza a moverse intranquilo en los brazos de su padre. Este detiene su andar abruptamente, observando los árboles a su alrededor.

- Denisse, ten al niño -le entrega en seguida a su hijo, besándole la pequeña frente.

- ¿Qué sucede? -pregunta extrañada por el repentino cambio de actitud.

- Ya saben dónde nos encontramos -la de cabellos blancos mira con horror al rubio- Sabes que los amo a los dos -los mira con ternura y a la vez con tristeza.

- No me gusta cómo estás hablando, Geraldo.

- Escúchame... solo faltan unos kilómetros. Yo los retrasaré para que ustedes lleguen sin ningún problema.

- ¡No puedo dejarte aquí solo!

- ¡Es por nuestro hijo que estamos haciendo esto! -le sujeta de los hombros- Sé que eres una mujer fuerte, como también sé que podrás salir adelante. Hazlo por Noah -acaricia suavemente la melena de su retoño, contemplando con amor, dolor y tristeza a sus dos preciados tesoros- Vive, Denisse -le da un largo beso, demostrando todo el sentimiento de amor que sentía hacia ella.

Bajo la luz de la luna. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora