Capítulo 19

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Los días subsiguiente a ese fatídico suceso, transcurrieron como una verdadera pesadilla para el joven Omega.

Si bien, se encontraba cautivo en una cómoda habitación y no en lo que debería de haber sido un calabozo lleno de ratas, humedad y malos olores, para él seguía siendo una prisión.

Vivía constantemente con la incertidumbre de saber qué es lo que le sucederá.

Desconfiaba de los alimentos que le daban sirvientas por el miedo de que estos estuviesen envenenados. Muchas veces tuvo que recurrir a su magia para comprobar si la comida estaba en buen estado; sin embargo, al hacer uso de sus poderes lo dejaba sin energías.

No podía seguir así, debía escapar de ese lugar. Pero no sabía cómo hacerlo. Se sentía como si estuviera en un callejón sin salida.

- Jonathan -menciona en un murmullo, expresando la falta que le hacía.

Deseaba tanto volver a ver y sentir sus brazos envolver perfectamente su cuerpo y que estos le brindaran aquella seguridad que tanto anhelaba en esos momentos. Su animal interior, lloraba por la ausencia de su compañero, extrañándolo a cada instante.

- No sé qué hacer -balbucea afligido, sintiendo como una pequeña lágrima se deslizada por su rostro, terminando por caer en las finas sabanas.

Se da una media vuelta por la cama, buscando una posición más agradable, a la vez que percibía algunos movimientos de sus cachorros. Suspirando, acaricia distraídamente su abultado vientre mientras que, observa por el ventanal los copos de nieve caer consecutivamente, juntándose gran parte en el balcón.

En algunas ocasiones, pensó utilizar todas las telas que se hallaban en la estancia, para después unirlas en un firme nudo y luego atar la punta en una las columnas del balcón, así poder bajar sin problema hasta tocar con sus pies la tierra. Sería fácil huir a partir de allí, no obstante, no estaba seguro si la tela soportaría su peso. Él no arriesgaría la vida de sus cachorros por un intento que, seguramente, no terminaría nada bien. Aun así, no perdería las expectativas de que en algún momento se presentara la oportunidad de salir de ese lugar.

La esperanza es lo último que se pierde, es lo que decía su abuela.

El sonido de la puerta siendo abierta, lo saca de su ensoñación.

Con pesar, se mueve por la cama, utilizando sus brazos para impulsarse hacia arriba y quedar sentado, apoyando su espalda en el respaldar de su lecho. Mira directamente a la persona que termina de ingresar a la habitación, haciendo un gesto de desagrado al verlo.

- Hola, precioso ¿Cómo te sientes? -le sonríe, acercándose un poco al menor.

- ¿Qué es lo que quieres? -cuestiona con frialdad.

- Que rudo -se burla, dedicándole una sonrisa altanera- Antes no eras así. Recuerdo que eras más... tierno.

- ¡Vete al carajo, maldito traidor! -le arroja el primer objeto que estaba en su alcance, siendo esquivado fácilmente por el varón.

- Noah, mi querido Noah. No es bueno que te alteres en tu estado -recorre descaradamente su cuerpo con su mirada- Sin duda, el embarazo a acentuado tu belleza, amor mío -camina otro par de pasos, llegando al lado del chico.

El menor gruñe amenazador, retrocediendo hasta alcanzar la orilla de la cama. -Me tocas y te arranco la mano de un solo mordisco, James.

Si, aquel bastardo era nada más y nada menos que su exnovio. ¿Quién iba a imaginar que ese traidor resultaría ser un cambia-forma lobo? El muy desgraciado le había engañado todo el tiempo que estuvieron juntos, ocultándole muy bien su verdadera identidad, aunque él también lo hizo.

Bajo la luz de la luna. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora