Había pasado una semana en la que Ithan y Rachell no habían hablado. La desesperación en el chico lo había hecho entrenar día y noche, descargando su irritación en el saco, la pera de boxeo o en el ring. La primera pelea sería en apenas una semana. Manuel estaba preocupado por él, no sabía que había ocurrido, pero Ithan insistía en acabar de una vez por todas con Mattews. No había vuelto a ver a Rachell desde hace días e imaginaba que de eso se trataba el mal humor de Ithan. Comenzaba a ser insoportable.
Su padre había llamado un par de veces, pero no quiso contarle nada de lo que ocurría con su primo, puesto que sería revelar en cierta parte el contrato que había firmado el rubio para boxear y eso no le gustaría nada al viejo Collins.
-¿A dónde vas?
-Iré a correr.
-Te acompaño, espera a que me cambie –Anunció Manuel levantándose del taburete junto a la encimera.
-No –Lo detuvo Ithan- Necesito estar a solas...- Manuel asintió torciendo el gesto y lo dejó ir.
Ithan se dirigió al camino que solía recorrer cuando iba en el central park. Era un poco tarde para lo que acostumbraba, en esos momentos había más gente de lo común en el parque. La música electrónica resumbaba en sus oídos con los auriculares que llevaba puestos al tanto que sus pensamientos volaba en lo sucedido los últimos días. No sabía nada de Rachell, ya había comprado un nuevo celular después del golpe que le había dado al otro, pero no pudo comunicarse con ella.
Se sentía desesperado, estuvo en ocasiones a punto de llegar a su casa, pero no quería ponerla en riesgo.
Y como si su mente la hubiese llamado, su imagen apareció frente a él. Estaba caminando a un par de kilómetros, con sus pantalonsillos de correr y un sueter holgado, una coleta alta y.... ¿Quién mierda era él? La observó carcajearse y es entonces cuando sus pupilas azules se posan en un chico que camina junto a ella, le habla y le hace reír.
Los celos se encienden dentro de sí como si de un cerillo se tratase. Vuelve a emprender el paso para acercarse a ellos, sus puños apretados a ambos lados de su cuerpo y sus ojos fulminando la espalda del desconocido.
-Rachell...-Llamó con voz dura.
El cuerpo de la chica entro en tensión cortando sus pasos. Christian, un viejo amigo que llegó de vacaciones a casa de su abuela, una vecina de su residencia, se para junto a ella y frunce el ceño al ver como su rostro se pone pálido y su cuerpo se paraliza. Ella se gira para enfrentar la voz que la ha llamado y él hace lo mismo dándose cuenta del hombre de casi dos metros y musculos por doquier frente a él.
-Ithan...-Ithan miró con fijesa al chico frente a él, que era delgado, una cabeza más bajo que él y ojos saltones de color café. Él desconocido frunció mucho más el ceño mirándolo y éste tensó la mandíbula apartando la mirada para fijarla en la de ella.
-¿Por qué no respondes a mis llamadas? –Preguntó tosco.
-Ithan...él...él es Christian –Presentó ella con nerviosismo, viendo la necesidad de aclarar la situación. Ithan tenía las venas de los brazos y cuello saltadas, el rostro enrojecido y los ojos ardiendo –Christian, él es...es...
-Su novio, Ithan Collins –Christian abrió los ojos sorprendido y estrechó la mano del imponente rubio de barba y cabello largo, que ahora llevaba recogido en una coleta, frente a él.
-Un placer, Christian Jonson.
-¿Entonces? –Interrogó con sarcasmo el rubio, volviendo a mirar a la castaña. Christian miró a su amiga nerviosa a su lado, volvió los ojos al rubio y luego se excusó sintiéndose fuera de lugar.
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Atravesando las Tinieblas
RomanceIthan Collins es un empresario y ex boxeador que esconde un pasado arduo en el que ha sido acusado de delitos que nunca cometió, ha tenido que vivir una vida llena de mentiras para ocultarlo y no desprestigiar el nombre de su familia. Su mundo de...