Capítulo 14-¿Me perdonas?

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-Manuel...

-¿Por eso no querías que me acercase a ella? ¡Eres un gilipollas egoísta! –Gritó Manuel completamente enojado. Rachell dio un paso atrás, mirando con los ojos muy abiertos a Manuel, el cual nunca imaginó verlo así. Ithan dio un paso al frente para acercarse a su primo, y Rachell miró la espalda de su novio alejarse de ella, nerviosa.

-¡No te acerques o juro que te daré un puñetazo! –amenazó el castaño.

-Ithan...-susurró la chica comenzando a temblar, las amenazas y gritos de Manuel la estaban alterando.

-¡Manuel! ¡Controla tus malditas palabras! Estás actuando de manera exagerada.

-¿Exagerada? ¡Sabías que ella me gustaba! ¡Tú mismo me dijiste que me alejara! ¡Que no me lo perdonarías! ¡Ahora me entero de que eres tú el que se la quiere llevar a la cama! –Rachell exclamó sorprendida tapándose la boca. Ithan ladeo el rostro y la miró, luego volvió la vista a su primo.

-Manuel, no sabes lo que estás diciendo...-Comenzó a hablar el rubio, amenazador.

-¡Ah! ¡Claro que sé lo que digo! ¡Siempre quieres quitarme lo mejor! ¡Follarte lo mejor! Pero tranquilo ¡Cógete a tu puta solo! –Rachell abrió la boca. Sus ojos se aguaron y pronto sintió el característico apretón en la garganta por las ganas de llorar.

-Retira lo dicho ¡O te joderé la cara! ¡Maldito Imbécil!

-¿Qué está pasando?

     Intervino otro hombre que Rachell jamás había visto. El hombre era castaño con  sombras de cana, piel trigueña, ojos verdes, mandíbula cuadrada e igual de alto de Manuel. El cuerpo lo llevaba trajeado y se veía igual de fornido que los otros dos. Rachell no sabía si estaba en el cielo; rodeada de dioses celestiales, o en el infierno; rodeada de demonios furiosos.

-¡Este gilipollas! ¡Me ha traicionado!

-¿Yo? ¡Yo no te he traicionado, Manuel! ¡Por Dios! ¡Estás actuando como un niño! ¡Rachell y tú nunca tuvieron nada! Jamás pensé que realmente te gustaba, siempre actuaste como si querías llevártela a la cama nada más ¡No podía permitirlo!

-¡Cómo si tú no quisieras lo mismo! ¡No actúes como un santo! ¡Eres igual de puto que yo! ¿Acaso sabe que nos acostamos con unas chicas apenas hace una semana y media? –Rachell dejó salir las lágrimas, dolida por lo que estaba escuchando, no podía creer lo que oía. Aquello dos hablaban de ella como si era un puta a la que le iban a pagar por un acostón. Además ¿Se había acostado con una chica hace semana y media? O sea, que probablemente ya habían comenzado a salir.

     El tío de los dos toros furiosos posó su vista verdosa en la criatura tímida que estaba casi encogida al otro lado de la encimera. Percibió las lágrimas silenciosas que rodaban por su mejilla y se dio cuenta que lo que había escuchado la estaba hiriendo. Aquellos dos animales no se estaban dando cuenta de lo que hacían.

-No quiero escuchar ni una palabra más. Manuel, ve a tu habitación, Ithan, lleva a tu novia a casa. -Dijo el hombre. Manuel miró a su padre con el ceño fruncido y anunció.

-¿Crees que soy un jodido niño?

-¡Ve a tu habitación si no quieres que te dé yo mismo un golpe! ¡Ahora! Luego hablaré contigo! –Fulminó a su hijo, Manuel miró mal a Rachell y luego hizo lo mismo con su primo, giró sobre sus talones y desapareció a grandes zancadas. Ithan dejó salir un suspiro, pasándose la mano por el cabello. Ladeo el cuerpo y descubrió a Rachell limpiando a escondidas su rostro.

-Rach...

-Estoy bien, llévame a casa.

-Pero Rach...

Atravesando las TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora