HEIKO P.O.V.
"Tengo miedo", son las palabras que han rondado por mi cabeza desde que supimos lo que había hecho la hijastra de Iván, pero no temo por mí, temo por mi familia, por mi bella prometida y mis hijos ; Nadine está por cumplir los ocho meses, pronto tendremos cita médica, el parto se acerca y eso solo es un plus en mis preocupaciones
-Tienes la misma cara que tenía tu padre- dijo mi abuelo sentándose junto a mí frente al televisor, volteé a mis espaldas para verificar que Nidi no hubiera escuchado eso
-Mi padre solo nos ha provocado problemas a Nadine y a mí- dije con un toque de desprecio en mi boca
-No puedes reclamarle a un muerto Heiko, no es lo más correcto ni lo mas cuerdo, lo hecho, hecho está, los hubiera no existen-
-Tuve una pesadilla abuelo- confesé, -el dolor fue tan real que casi grito, no puedo vivir así, sabiendo que en cualquier momento una loca desquiciada entrará por la puerta y amenazará la vida de mi prometida-
Suspiró, -eso no lo sabemos, en realidad, no sabemos lo que ella quiere, qué tal si no entra por Nadine, qué tal si en realidad entra por tí- replanteó
-¿Por mí?- repetí en voz baja, -¿y si debo irme para protegerlos?- murmuré
-Prometiste que no lo harías de nuevo- dijo su voz a mis espaldas
-Nadine- exclamé girando mi cabeza para verla, -era solo una suposición, no lo haría- expliqué acercándome a ella, -no volvería a cometer ese error, mucho menos ahora- recalqué acariciando sus mejillas mientras ella me lanzaba fuego con la mirada
-Eso espero- sentenció retomando su camino a la cocina
...
-No está tan mal- comentó mi abuelo al mostrarle la habitación de los bebés
-Me esforcé mucho para hacerla- confesé
-Seguro que sí, un mecánico decorando una habitación para bebés, deber requerrir mucho esfuerzo- dijo divertido haciendonos reír, -Heiko- habló poniéndose serio, -no creo poder quedarme-
-¿Por qué no abuelo?, dijiste que esperarías el nacimiento de los bebés- recordé confundido
-Mi médico debe monitorearme cada cierto tiempo- explicó, -estoy sano, pero estoy viejo-
-Seguro- medio sonreí, -te llevaremos al aeropuerto en cuanto nos digas- asintió satisfecho
...
NADINE P. O. V.
-Les llamaré en cuanto llegue- prometió el abuelo de Heiko mientras nos despediamos
-Gracias por haber venido- dije sonriendo
-Quería quedarme mas tiempo linda...- comenzó a decir mientras Heiko tomaba su maleta
-No se preocupe, lo importante es su salud-
-Una patrulla se quedará abajo, cualquier cosa llámame y avísale al oficial- dijo Heiko saliendo del departamento, asentí
Después de que partieron, cerré con llave la puerta principal y me senté en el sofá a disfrutar la lectura de uno de mis viejos libros
NARRADOR P. O. V.
Había pensado en aplazar su golpe, esperar un poco más de tiempo para ejecutar sus planes, pero las ansias la consumían y el desea de estar junto a su amado sin que nadie se enterpusiera en su camino, era muy grande; los periodicos también la habían orillado a apresurarse, con la noticia, sus oportunidades habían disminuido
Pero su oportunidad ahora se había presentado, por fin tanta práctica con las víctimas anteriores darían fruto; una macabra sonrisa se formó en su rostro cuando vió salir del edificio al amor de su vida junto al vejestorio, su momento había llegado
En el departamento...
Un movimiento brusco en su vientre la hizo abrazarlo, seguido de un fuerte dolor
-No- murmuró imaginando lo peor, las sirenas afuera anunciaron la partida de la patrulla, algo grave había pasado como para que la abandonaran sabiendo el posible peligro que corría
Los movimientos se hicieron más constantes y los toques en la puerta solo los intensificaron
-Soy oficial de policía, me dejaron a cargo de su cuidado, ¿se encuentra bien?- habló una mujer, pero ya no tenía suficientes fuerzas para contestar, -¡seño...!- su voz se corto en medio de la palabra, su respiración se aceleró pensando lo peor
-¡Querida Nadine, vine a visitarte!- anunció con voz cantarina, era ella; con todo esfuerzo logró llegar al teléfono y marcó el número de Heiko, pero la puerta fué abierta antes de que lograrán contestarle
-Hola bruja- saludó la invitada indeseada mientras la veía abrazar su vientre y una sonrisa se dibujó en su rostro al notar la reacción de su anfitriona al ver el cuerpo inherte de la oficial tras de ella
-Estás loca- murmuró la mujer embarazada retrocediendo
-Un poco- concordó riendo, -corre- ordenó seria
HEIKO P. O. V.
Una llamada perdida de casa me preocupó, pero al marcar de vuelta sonaba ocupado, corrí de vuelta al estacionamiento y salí de ahí tan rápido como podía
Miles de ideas se cruzaban por mi cabeza en el trayecto de vuelta, y solo un deseo se repetía en mi mente: "que todo esté bien", pero las buenas ideas se esfumaron cuando no ví la patrulla al llegar
Estacioné el auto sin siquera verificar que estuviera bien, y cuando llegué al departamento, mi corazón se detuvo
-¡Abre la maldita puerta!- se escuchó un grito, -voy a abrirte dejando que te desangres mientras miras como mato a tu bastardo- dijo sonriendo
-¿Qué estás haciendo?- pregunté furioso atrayendo su atención
-Heiko- un atisbo de miedo se reflejó en su rostro, -estás de vuelta, creí que esperarías al abuelo- agregó dulcificando su voz
-Estás demente- hablé mirando su ropa cubierta de sangre
-No- negó ofendida, -debemos estar juntos, hago esto para que estemos juntos- defendió mirando su alrededor, -ya casi está listo- sonrió, -ya la herí solo debo...-
-Ilse- se interrumpió al escucharme decir su nombre
-Nunca habías dicho mi nombre- recordó ilusionada
-¿Qué le hiciste a Nadine?- pregunté tratando de controlarme
-Nada- contestó, -...aún- rió
-¿La lastimaste?- dejó de reír y frunció el ceño
-Deberías preocuparte por mí, no por ella- exigió
-Por eso lo pregunto- corregí, -para saber si puede hacerte daño o no-
Sonrió de nuevo, -no puede, le dí en la pierna- explicó moviendo el cuchillo
-Está bien- cerré los ojos ocultando mi enojo, -puedes darme el cuchillo ahora- pedí, miró el cuchillo y luego a mí dudando
-No- dijo seria, -tengo que hacerlo, tengo que matarla- murmuró ida mientras daba media vuelta y arremetió contra la puerta...
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Why Not?
RomanceSegundas Oportunidades, hay quienes dicen que todos las merecemos; que todos tenemos derecho a explicarnos y que tenemos la obligación de escuchar a los que nos fallaron, por más difícil que eso signifique; algunos lo hacen, dan segundas oportunidad...