Capítulo XII: ¿Quieres ser mi novia?

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Rima X, Gustavo Adolfo Bécquer

Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman, el cielo se deshace en rayos de oro, la tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonías, rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran...? ¿Qué sucede?
¿Dime? 

¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!

Cierro el libro que hace unos días preste en la biblioteca de la escuela y realmente me parecía absurdo que cada verso de aquel libro me recordará a una persona: Maggie Sawyer, si bien es cierto que las cosas han mejorado desde aquella noche después del beso aún Maggie y yo no hemos hablado acerca de eso, no era nada extraño, porque estábamos en ese momento en el que no sabes qué hacer con las situaciones que estás pasando con esta persona así que simplemente lo dejas ser pero algunas veces dejarlo ser te colma los nervios y la paciencia.

Me encuentro sentada en la cafetería observando como la vida se me pasa aquí entre libros, un aroma esplendido de café y una que otra repostería que inunda mis fosas nasales, mi camisa sin mangas se pega levemente a mi piel a causar del sudor que es provocado por el infernal calor que estaba haciendo y es que hoy era un día soleado, el primero en mucho tiempo ya que en Portland llueve 280 días al año, lo cual no me molesta, pero si es bueno sentir los rayos del sol iluminando las calles de la ciudad. El viento suele soplar muy fuerte en las orillas del río, pero al llegar a la ciudad se convierte en una agradable brisa debido a que los edificios de la ciudad amortiguan su "furia" pero hoy el infierno estaba en la tierra.

—Disculpa ¿Deseas ordenar algo más? —Pregunta la mesera con amabilidad y yo sonrío al verla.

—Estoy bien así, gracias por preguntar— Respondo y ella asiente con una sonrisa antes de marcharse a atender la siguiente mesa. Regreso a mi lectura y no logró concentrarme de hecho quizás era una señal porque cuando estoy a punto de continuar mi lectura alguien con sus manos tapa mis ojos con suavidad en un intento de tapar mi visibilidad, estaba por reclamar pero el olor a vainilla inundó mi sistema y pude detectar de inmediato que la persona que estaba detrás de mí era la misma que me traía pensando día y noche desde que la vi por primera vez en la universidad.

—¿Quién soy? —Pregunta Maggie con un tono de voz un poco gruesa tratando de cambiar su voz de manera significativa.

—No lo sé quizás Halsey —Respondo para hacerla enojar un poco.

—Comienzo a creer que te gusta—Escuchó que menciona en voz baja casi imperceptible, pero aun así no quitó sus manos de mi rostro.

—Me interesa otra persona y creo que lo sabes—Respondí para que lograra captar la indirecta.

—Lo bueno es que creo saber quién es, te quitaré las manos de tu rostro, pero abrirás tus ojos cuando te diga ¿ok? —dijo ella haciendo que creciera una inmensa curiosidad en mi interior— ¿Ok Alex? —Volvió a preguntar.

—Sí, sí, ok Sawyer—Respondo porque tener a una Maggie Sawyer enojada era como tener al mero satán enfrente solo que un satán de baja estatura así que podríamos decir que era un duende gruñón. Sentí como poco a poco quitaba sus manos de mi rostro, de seguro para poder sentarse al otro lado de la mesa.

—Bien ya puedes abrir los ojos—Dijo ella.

Al abir los ojos me percató que Maggie se encuentra enfrente de mi al otro lado de la mesa con una sonrisa de oreja a oreja que hacía que se viese mas bella con esos hermosos hoyuelos remarcando sus mejillas, pero eso no era lo que llamaba la atención sino la rosa que reposaba en el medio de la mesa junto al menú de la cafetería —Sé que no es mucho pero la vi y dije: Alex me dijo que nunca le han regalado flores así que eso me pareció grosero por lo tanto tomé prestada esta rosa del jardín de alguna vieja loca de la avenida 20—Dijo y si ahí estaba Maggie Sawyer que conocía que contrarrestaba lo romántico con alguna locura que ella había hecho.

On Your Side [ Sanvers-COMPLETA  ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora