Capítulo 06: Gracias

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Me encontraba recién despertando, mis ojos se abrieron lentamente mientras que dejaba salir un bostezo al mismo tiempo que estiraba mis brazos. Miré a mi alrededor y pude darme cuenta de que los rayos del sol atravesaban la ventana llenando de luz la habitación. Con un poco de esfuerzo me levanté de la cama para poner mis pies en contacto con el piso, que por suerte no se encontraba frío. Pude notar que había un silencio bastante pesado, lo cual se me hacía raro, pues normalmente mi compañero de cuarto hace demasiado escándalo cada que se alista para las clases. Voltee mi cabeza a varios lados para buscar a aquel chico zanahoria, pero no lo encontré por ningún lado, es más, su cama estaba tendida, y eso solamente hacía de las cosas mucho más raras. 

Al cabo de unos cuantos minutos caminé hasta un pequeño mueble en el que se encontraba mi celular cargando, que ahora estaba al 100%, entonces, al encender el aparto y fijar mi vista en la hora casi se salen mis ojos debido a al gran impresión. Habían pasado diez minutos desde que empezó la clase más importante del día, y mi compañero bueno para nada, ni se había tomado la molestia de despertarme siquiera. 

Como si se tratase de Flash, comencé a correr a diferentes lados de la habitación para reunir un poco de ropa limpia, no importaba ahora el que me diera una ducha, a final de cuentas demasiado desodorante haría algo, lo sé, algo anti higiénico pero que en situaciones como la mía, es necesario hacer, además, eso es lo que menos importa en estos momentos, ya que suponía que había estudiado demasiado para presentar el estúpido examen como para que por un descuido mío todo eso se vaya por la borda. Obviamente iba a hacer lo que estuviera a mi alcance para que el profesor me permitiera elaborarlo, después de todo debo mantener mis notas de nerd... digo no, ¡no soy un nerd! Es solo que me preocupo por lo mi futuro, ¿es eso algo malo?

Tomé las cosas necesarias para salir como un rayo de a habitación. Corría lo más rápido que mis piernas me lo permitían por los pasillos tratando de llegar lo antes posible al aula, ya que si tenía suerte entonces llegaría a tiempo. 

Di la vuelta a toda velocidad ocasionando que me deslizara un poco, sin embargo seguí corriendo como nunca antes sin tener cuidado alguno, lo cual fue un error, puesto que en mi camino se atravesó alguien y gracias a la velocidad que llevaba no pude detenerme ocasionando que chocara con aquella persona, que por consecuencia, ambos terminamos en el suelo. Enseguida sacudí mi cabeza y me paré para ofrecerle la mano a la otra persona, quien la tomó.

—Lo lamento, es solo que llego tarde... —hablaba muy rápido.

Entonces pude visualizar a la persona con la que había chocado, enseguida fruncí el ceño y me disponía a irme de ahí sino fue porque el chico me lo impidió.

—Apenas me viste y parece que tu día está arruinado —rió.

—No tengo tiempo para esto, ¿sabes? —mencioné—. Tengo un examen al cual llego quince minutos tarde.

—Puedo ayudarte con ello —dijo.

—No quiero oír tus bromas —me quejé.

—En verdad, puedo darte ventaja para que llegues, tal vez puedas recuperar tu examen. 

—¿En serio? —pregunté crédulo.

—Tú déjamelo a mí —sonrió.

Dicho eso se dio la vuelta para comenzar a correr a otro grupo de chicos. No entendí al principio lo que el chico estaba haciendo. Lo único que hice fue seguir caminando hasta el aula, mientras llegaba pude ver que el profesor no se encontraba en la misma y que las personas que estaban ahí estaban contestando el examen. Así que con toda la naturalidad posible me adentré al aula para tomar uno de los exámenes sobrantes e ir hasta una de las bandas disponibles que por suerte o desgracia estaba hasta el frente, obviamente hubieron quienes aprovechaban la ausencia del profesor para copiar a otros o sacar aquel acordeón, incluso algunos dejaban las respuestas a la suerte... y luego estaban personas como yo, que habían estudiado antes para tener una buena nota, y quiero dejar muy en claro que no soy un maldito nerd. 

Pude observar por la pequeña ventana como es que aquel castaño estaba siendo conducido por el mismo profesor a un destino desconocido por mí. Al pasar frente al aula donde me encontraba el chico me miró y me guiñó un ojo, a lo cual yo no entendía absolutamente nada, pero simplemente lo ignoré para concentrarme en el examen que tenía en esos momentos, ya que tenía quince minutos de retraso. 

Unos momentos más tarde el profesor había vuelto, al entrar se quedó parado enfrente de mí mientras que me veía fijamente, cosa que me ponía bastante nervioso y entonces esa duda de que si te ha atrapado o no te invade. Sin embargo decidí concentrarme en aquella hoja de papel, y solo entonces el hombre se aburrió y se alejó a su escritorio mientras se aseguraba de que nadie hiciera trampa durante el proceso. 

Al final se podría decir que todo salió bien, las preguntas no eran nada del otro mundo, aunque no podía asegurar que sabía todo lo que había en el examen, tenía dominado el noventa por ciento, lo cual ya era algo bastante significativo. Entonces pude salir del aula mientras soltaba un suspiro de alivio. Caminaba hasta las siguientes dos horas sino fue porque me di cuenta de que la profesora no había asistido, así que me tomé la libertad de tomar esas horas libres, y como ya han de saber, fui directamente a la biblioteca, justamente en ese lugar de siempre, en la parte de atrás, donde nadie se paso debido a lo aburrido que es. 

Tome unos cuantos libros de por ahí que habían llamado mi atención, tanto por la sinopsis como por la portada. Estaba comenzando a posar mis ojos en las líneas hasta que sentí una presencia, misma que no le di demasiada importancia, simplemente seguí con mi lectura,

—Después de lo que tuve que hacer, me merezco un simple 'gracias', ¿no crees? —preguntó.

—Gracias —contesté cortante. 

—No fue fácil, ¿sabes? —comenzó a contar—. Tuve que fingir comprar droga a un chico para distraer al profesor. Y después de casi ser expulsado, me han dejado libre al saber que era una broma, aunque me han privado de clases más o menos tres días. Fue divertido. 

—¿Arriesgaste tu estancia en la institución por ayudarme? —pregunté, un leve sonrojo cubría mis mejillas.

—Bueno, sí —afirmó—. Y lo mínimo que me merezco es que aceptes una salida conmigo uno de estos días.

—Mira, agradezco demasiado el que hayas decidido ayudarme —dejé en claro—. Pero no soy de esos chicos que salen nada más porque sí. 

—Como había dicho, es lo mínimo que me merezco —hizo un puchero—. ¿Aceptarás?

—No.

—Entiendo que te sientas indeciso, dejaré que lo pienses y mañana me informas tu respuesta.— sonrió.

Al terminar de decir eso simplemente se alejó de ahí sin decir nada más dejándome bastante desconcertado. Pues en verdad le agradecía que haya hecho algo como eso por ayudarme, pero como le he dicho, literalmente no es lo mío eso de salir a las afueras a convivir, y mucho menos con un chico que ni siquiera conozco bien y que seguramente tiene mucha más vida social de la que yo tendré de aquí hasta que muera. Si bien, la universidad no es fácil para alguien tan introvertido como yo, ¿eso será un privilegio o una terrible maldición?.    

Balón de Fútbol [Kelliver]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora