Adam
—Es increíble lo idiota que pueden ser las personas—dijo pateando un bote de basura con fuerza.
Llevaba rato descargando su coraje. Yo estoy acostumbrado pero al igual que él estoy molesto, no me sorprende que actúe así después de eso.
—"Falta de respeto a la empresa" mis hue...—se callo y me volteó a ver de reojo.
Me reí al verlo preocupado por estar a punto de decir malas palabras frente a un alumno. Ni enojado deja de comportarse como un maestro ejemplar. Decidí calmarlo un poco, se notaba que aun le faltaban muchos golpes a ese bote para que Michael se desquitara por completo.
—Sabes que si nos sobrepasamos un poco, no te hagas el inocente—dije serio ya que siento que si hago un comentario en forma de burla yo seré quien ocupe el lugar del bote de basura.
—No me hago el inocente, pero llamar a seguridad y llevarnos a una oficina para recibir un sermón sobre no exponernos en áreas publicas para no causar molestias, eso es lo que me molesta. Estoy de acuerdo en que tal vez muchos prefieran hacer sus cosas en privado, pero no es solo por respeto, es por las miradas incomodas y temor por personas como esos idiotas. Si hubiese sido una pareja de hombre y mujer créeme que solo les hubiesen llamado la atención para que se retiraran.
—Si, te entiendo. Yo también estoy muy molesto pero no quiero que arruinen nuestra cita, así que solo ignoralo, te invitaría a presentar una queja pero la verdad es que prefiero llevarte a otro lugar.
—Esta bien—dijo soltando un suspiro intentando calmarse—. ¿A dónde iremos?
—Por unos tacos.
Michael
Después de disfrutar de la rica cena, Adam y yo dimos una vuelta por los locales que estaban cerca. Me la estaba pasando muy bien, no hay nada mejor que unos tacos para animarte. A pesar de saber que es un restaurante mexicano, me sorprendo de la cantidad de picante que consumen. Después de pasar una hora caminando alrededor de la plaza, decidimos entrar en unos de los antros que se encontraban cerca.
Al pasar a través de una cortina de color rojo caminamos por un largo pasillo y subimos unas escaleras elegantes en forma de caracol. Al llegar nos detuvimos para observar un poco el lugar. Los muros eran de cristal, lo cual dejaba ver una vista espectacular a través de ellos. El bar se encontraba en una esquina y el resto del lugar era la pista del baile, bajamos dos escalones para llegar a la pista, caminamos rodeandóla para llegar al bar y pedir un par de bebidas. Luego de beber, sentí como el liquido quemaba mi garganta así que tome el limón y lo chupe.
Mire a Adam, este miraba a la pista, asi que tome su mano y me dirigí al centro donde había un espacio libre para movernos más cómodamente. Mire a Adam de forma divertida y él me sonrió algo sorprendido.—No sabia que te gustará bailar.
—No me gusta, me encanta—dije sin apartar mis ojos de los de él mientras colocaba mis manos alrededor de su cuello.
Comencé a moverme sensualmente al ritmo de la música. El tomo mi cintura, pegando mas nuestros cuerpos, poniendo una pierna entre las suyas. Junte nuestras frentes, podía sentir la lujuria en su mirada. Me separé tomando su mano dí un giró y me coloque nuevamente pegado a él pero ahora dándole la espalda, me rodeó con su brazos y yo puse mis manos sobre las suyas, las cuales comenzaron a moverse por todo mi torso y abdomen sin dejar de movernos nuestros cuerpos de forma tentadora.
Dejando atrás la vergüenza me deje llevar por lo bien que sentía bailar con Adam. Sin dejar de mover mis caderas de un lado a otro, giré mi rostro y coloqué una de mis manos en su cabello atrayendo su rostro al mio mientras dejaba una de mis manos sobre la suyas justo en cintura.Sentía que esto era demasiado bueno para ser cierto.
Aleje mis malos pensamientos y me concentre en su respiración cerca de mis labios.
Me dí la vuelta y lo jale de la mano fuera de la pista. Abrí una puerta que daba a la terraza del lugar. Había mesas altas y circulares alrededor. Preferí ir al sillón que se encontraba al fondo nada visible debido a los arbustos en las maceteras.
Senté al pelinegro de un empujón situándome a un lado.
—No imagine que bailaras tan bien—dijo con la voz ronca, atrayendome hacia él.
—Tu tampoco te quedas atrás. Aunque aguantaste muy poco, ni siquiera bailamos tres minutos—dije burlón mientras lo miraba fijamente.
—Ni creo que aguanté más, así que vámonos. Yo manejo.
Sonreí de lado al entender el mensaje tras esas palabras.
—Hey ¿por que te detienes de esa forma?—pregunté confundido al chocar de golpe contra su espalda.
—Mierda—susurró molesto.
Sin entender nada me puse a su lado mirando al chico que estaba frente a nosotros.
—Hola pequeño.

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Fetiche Oscuro
ComédieMichael Roberts - Profesor de cálculo. Borrador de pizarra - Debilidad del profesor. Adam Smith - Descubrió la debilidad.