CAPÍTULO 11.

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Adam

Sin esperar a estar adentro de la casa comencé a besarlo. No aguantaba mas, necesitaba sentirlo.

—Adam...

Segui besándolo.

—Espera...ah...no hagas eso.

Sin importarme sus palabras pase de sus labios a su cuello. Sabia que esto le encantaba tanto como a mi. Acerqué mas su cuerpo al mio tomandolo con fuerza de la cintura, podía sentir lo duro que ambos estábamos. Cuando toque su espalda por debajo de la ropa me separó de un empujón.

—¿Que no puedes aguantar unos segundos hasta que abra la puerta?

—Oh vamos, solo te estaba besando—dije acercándome nuevamente a él—. Además es una linda noche, la luna esta hermosa, la calle desierta y tu recibidor tan...acogedor.

—Pervertido.

Hipnotizado totalmente tome su rostro con mis manos juntando nuestros labios en un beso lento e inocente. Un beso tierno que solo roza la piel suave de sus labios, probando el sabor de su respiración, uno dulce que me embriaga.

Segundos después me aparto dejando mi frente junto a la suya.

—Aun no puedo creer que seas mi novio...—dije perdiéndome en sus ojos.

—Ni yo—respondió sonriendome de forma tierna.

Poco a poco su mirada se fue apagando por lo que rápidamente lo besé de nuevo, pero no de forma brusca. Solo no quería escuchar lo que iba a decir.

Porque ya lo sabia.

Ya sabia que esto tendríamos que mantenerlo en secreto. Sabia que no podríamos hacer ninguna demostración que pudiese delatarnos. Sabia que debíamos actuar frente a los demás, que dentro de la universidad o cerca de ella debíamos seguir con nuestra relación Maestro-Alumno. Pero no es algo que quiera escuchar en este momento.

Solo quiero que se olvide de todo y se concentre en nosotros. Y en esta noche. Aunque la primera vez fue increible, ni él, ni yo lo disfrutamos como hubiesemos deseado. Pero ahora es distinto. Nuestros sentimientos son mutuos. Me gusta y yo a él. Lo deseo y el a mí. Tal vez no tanto como yo a él, pero he logrado que llegue a corresponderme, sé que poco a poco lograré convertirme en una persona importante en su vida, como lo es él para mi.

Sentí como su manos temblaban sobre mi pecho, esta nervioso. Sonreí entre el beso y aprovechando que iba a quejarse metí mi lengua haciendo nuestra acción algo más aposianada. Con lentitud fui bajando mis manos, recorriendo su cuello, sus hombros, costados y cintura.
Cuando quise bajar mas allá de su espalda baja me separó de nuevo.

—Aqui no, deja que abra la puerta—se giró para insertar la llave en el cerrojo pero antes de que terminara lo abrace pegando su cuerpo a mi pecho. Él giró su rostro y yo lo besé.

Nuevamente el beso se intensificó, al igual que mis caricias. Ya no solo tenia mi mano izquierda entre su abdomen y su playera, sino que también tenia mi otra mano entre su piel y ropa, solo que ésta estaba entre su entre su tercera pierna y pantalón.

Cuando tomé con leve presión su hombría él soltó un pequeño gemido que logro estremecerme.

—Te dije que esperes a que estemos adentro.

—Yo ya estoy dentro.

—No me refiero a eso idiota—dijo poniendo su mano en la puerta para recargarse mientras la otra tomaba con fuerza mi brazo, el cual movía provocandole más placer.

Continué besando su cuello mientras escuchaba los apenas audibles jadeos que su boca entreabierta dejaba escapar.

Aumente el ritmo en mis movimientos causando que después de unos segundos sentí como su miembro se ponía húmedo.

—Ah...maldición...—dijo intentando calmar su respiración.

—Esto solo es el comienzo, ahora si entremos—dije mordiendo el lobulo de su oreja y subi el cierre de su pantalón.

—Si...vamos, ya quiero estar dentro de ti—dijo en voz baj- espera...

—¿Qu-

—¿Micky? ¿Eres tú?

—Mierda—dijo sorprendido.

Nos giramos dejando una pequeña distancia entre ambos. A un par de metros estaba una joven pelinegra, un poco alta, tal vez sea unos diez centímetros mas baja que yo, pero algo que resalta mas que su estatura, es su...fealdad.

—Tu...¿qué haces aquí?

Me gire a verlo al escuchar lo nervioso que estaba.

—Te dije que vendría, solo que se me hizo algo tarde.

—No recuerdo que me lo hayas dicho, pero ahora estoy ocupado, lo siento. ¿Puede ser mañana?

Aun no puedo creer lo que mis ojos ven. Michael siendo amable con alguien...pero hay algo en él, algo en la forma en que se dirige a ella...

No me gusta.

—Si, es lo que veo—comentó mirándome.

—Buenas noches. Soy Adam, un amigo de Michael. Mucho gusto—le dije con una falsa sonrisa.

—El gusto es mio. Soy Alessia, la esposa de Micky.

Mi sonrisa se borró.

—¿Esposa? Me dijiste que te habías divorciado hace dos años—le dije mirandolo disimulando el enojo y las dudas que tenia en ese momento.

—Ah maldición—dijo sobando sus sienes con los ojos cerrados.

—Micky...

—Oh si, lo siento, no más malas palabras—dijo con un tono de voz suave.

Me reí sarcasticamente.

¿Es enserio lo que estoy escuchando?

Micky puede decir cuantas groserías quiera, es un adulto—me dirigí a ella con seriedad.

—Adam, no seas grosero...disculpate—dijo mirándome con un poco de suplica y molestia.

La miré y fue la primera vez que quise golpear a una mujer. Su rostro de burla no hacia mas que enfurecerme.

—No puedo—contesté con falsa tristeza mirando nuevamente a Michael—. Si intento disculparme, lo que en realidad diré serán malas palabras y a ella no les gustan, así que mejor ahorremonos esta parte.

—Adam-

—Mejor hablemos de algo que valga la pena—lo interrumpe poniendo un gesto serio.

Vi como su cuerpo se tensaba. Debe ser la tercera vez que me escucha hablar de esta forma.

—Alessia ¿cierto?—pregunté poniendome entre ella y mi novio. Ella asintió—. Se que te dije que soy un amigo de Michael, pero...—me callé al sentir como él tomo mi antebrazo con fuerza—...no lo soy.

Lo siento Michael. Cuando la miré decidido me sorprendí al escuchar a Michael soltar las palabras que yo estaba apunto de decir.

—Somos novios.

Fetiche OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora