Capítulo 1.

108 14 2
                                    



Dos golpes en la puerta y el llamado de mamá hicieron que me levantara de inmediato. Era algo habitual en mí. Mi mamá sólo necesitaba tocar la puerta y llamar a mi nombre para despertarme de una vez. No sé muy bien por qué me levantaba tan rápido, pero supongo que era algo beneficioso.

Me levanté de la cama mientras estiraba todo mi cuerpo y busqué la ropa que utilizaría hoy. El primer día de clases. Agarré unos jeans y una sudadera ya que el clima estaba un poco frío, todo lo junté con unas zapatillas.

No quería ir muy arreglada. Siempre era así. No me gustaba arreglarme mucho, sólo tomaba lo que veía y trataba de hacer que se viera más o menos decente, pero tampoco era que me esforzase demasiado en mi apariencia. Tal vez eso explicaría las grandes ojeras debajo de mis ojos, o las espinillas adornando mi rostro, o tal vez mi piel pálida por ni siquiera salir al patio de mi casa a tomar el sol. Tampoco era que tenía con quién conversar. Vivíamos un poco lejos de la escuela, mamá lo había decidido así. El vecino más cercano que teníamos estaba a diez minutos de aquí. Así que no podía ni siquiera salir a tener una conversación agradable con algún vecino o tampoco podía sentarme a ver lo que hacían las demás personas. Esta era la única casa que había aquí, razón también por la cual Kathy no venía mucho a mi casa.

Cuando terminé de bañarme, decidí ir con el cabello suelto y este caía un poco desordenado a los lados de mi rostro, pero no hice nada para arreglarlo. Me puse los pendientes y luego agarré mi mochila, que estaba ya lista desde hace una semana. Bajé con cuidado las escaleras, no quería ir tan rápido o sino me lastimaría ya que había uno que otro escalón dañado. Cuando llegué hasta al final de estas, fui a la cocina. Sentí un dolor en mi estómago seguido de un gruñido por parte de este. Solté una pequeña risa.

─ Veo que estás hambrienta ─levanté la mirada y ahí estaba mamá con su característica ropa del trabajo y comiendo su desayuno mientras leía el periódico─. Bueno, hay pancakes, tocino y café. No pude hacer más nada ya que debo hacer las compras hoy.

─ Vale ─busqué una taza y vertí el café en esta, para luego echarle leche─. Asegúrate de comprarme las pastillas.

─ Es lo primero en la lista, Tara ─agarré dos pancakes. Le eché sirope y dos fresas. Mastiqué suavemente sintiendo el dulce sabor de este. Sabía maravilloso.

─ ¿Qué harás hoy? ─pregunté mientras fingía estar concentrada en mi comida.

─ Iré al trabajo, ya sabes, hay pacientes que atender ─ bajó el periódico y me dedicó una mirada rápida─ ¿Por qué preguntas?

─ Sólo quería saber si ibas a llegar tarde ─me encogí de hombros─, quería ver una película contigo.

Soltó un ligero suspiro y luego volvió a leer su periódico. No me respondió, y eso sólo hizo que entrara en duda.

─ ¿Llegarás tarde? ─dejé mi tenedor en el plato y la observé fijamente─ ¿Es eso?

─ Tara, yo...─se aclaró la garganta, francamente consciente de que esto tal vez me afectaría─. Hay un nuevo paciente al cual debo hacerle una operación, así que sí, supongo que llegaré tarde.

Puse mis manos en la mesa y luego asentí lentamente. Una sensación ya conocida llegó a mí. Decepción. No sé por qué tuve esa pequeña esperanza de que mi mamá al menos pasaría el tiempo conmigo. ¿En serio soy tan estúpida? ¿Tan...ilusa? Debería ahora mismo dejar de ser así, pero es mi manera de ser y de pensar. Siempre tener esperanza que las cosas cambiarán cuando en realidad seguirán siendo lo mismo y siempre me van a decepcionar. Odio esa parte de mí. Ya debo dejarla, aunque sé que para mí es inevitable.

Bloody Game [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora