Capítulo 11.

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Las luces rojas y azules se hicieron presente junto al sonido molesto de las alarmas de los policías. Salí y esperé afuera viendo cómo los autos se acercaban cada vez más. Sentía mi pulso ir rápido y no quería mirar hacia mi izquierda, ya que ahí quedaba el bosque todo oscuro. Mi garganta se secó al recordar lo que había sucedido en ese vídeo y más lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

Para cuando los oficiales se estacionaron al frente mío, ya estaba hecha un mar de nervios y llanto.

Observé que sólo habían venido dos patrullas y en ellas venían sólo dos personas por cada una.

Uno de los oficiales del primer auto se bajó y caminó firmemente hacia mí. No tenía más de treinta y era alto. Llevaba una barba de unos pocos días y unos ojos color miel. Su tez era bronceada y su cabello caía desordenado por su cabeza y era de color negro. El uniforme de policía se ajustaba a su cuerpo. Lucía joven, pero a la vez cansado.

Cuando llegó a mí, lo primero que salió de sus labios fue:

─ ¿Es la señorita Tara Lauper? ─puso todo su peso en un pie y me observó con fijeza.

─ ¿Eh? Sí, sí, soy yo ─respondí nerviosa mientras jugaba con la pulsera en mi muñeca.

─ Ahora que estoy aquí, podría decirme más calmada, ¿Qué fue lo que sucedió con exactitud? ─sacó una libreta de su bolsillo junto a un bolígrafo y esperó a que hablara.

─ P-pues...llegué de la escuela y fui directo a mi habitación. Me di de cuenta que la puerta estaba abierta cuando siempre la mantengo cerrada. Me adentré con temor a que alguna...─paré en seco al saber qué iba decir, pero me recuperé rápidamente─ algún delincuente se haya adentrado a la casa. Cuando observé, había una nota que decía que viera el vídeo que estaba en un USB que estaba en mi gavetero.

El oficial apuntó todo lo que dije y me tiraba una que otra mirada. Tragué en seco al saber qué había mentido en algunas partes. Es más, había omitido todo lo que había sucedido.

─ Prosiga ─me alentó.

─ Entonces hice lo que me decía la nota, busqué mi computador y me puse a ver el vídeo. Ahí estaba...─respiré profundo y miré mis manos─ Tyler Drew.

─ ¿Qué? ─el oficial dejó de escribir y se me quedó mirando perplejo─ ¿Sabe de lo que está hablando, señorita?

─ Es...Es la verdad. Lo vi. Vi cómo era cruelmente asesinado.

─ Este es un caso demasiado grande, señorita. No creo que deja jugar con este tema ─soltó fríamente mientras guardaba su libreta y su bolígrafo.

─ ¡Le estoy diciendo la verdad, señor ─eché una mirada a su placa─ Patrick! No le estoy mintiendo, lo juro.

─ ¿Estás plenamente consciente que aquí no suceden cosas de esa gran magnitud? Aquí no suceden asesinatos, ni secuestros ni nada de lo que las personas de la ciudad están usualmente acostumbradas. Este es uno de los pueblos más tranquilos del país. No creo que sea conveniente que estés mintiendo sobre algo tan grande ─su tono de voz era uno cortante.

Puse las manos en mi cabeza y jalé con fuerza mi cabello. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Él tenía razón, las cosas así no sucedían, este era un pueblo normal. Pero, ¿por qué yo sí podría ver la oscuridad de este pueblo y los mismos policías no? ¿Qué tal si la persona que me quería muerta quería hacer las cosas con sigilo para que nadie se entere de lo que estaba pasando realmente en este pueblo? Sí había oscuridad, pero las personas no lo veían ya que no eran amenazadas por alguien que quería acabar con tu vida.

Bloody Game [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora