Capítulo 13.

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El cielo estaba oscuro y el clima frío. Era un de esos días en los que llovería, y yo no había traído un abrigo para eso. Tal vez esa sea la razón por la cual me encontraba tiritando en el salón de clases, y viendo cómo Jacob disfrutaba de su chamarra mientras dormía.

Apreté los brazos al rededor mío y con los labios temblando, me levanté de mi asiento para asomarme a la ventana. Sí, era seguro que tarde o temprano llovería. Mis ojos permanecían en los adolescentes que iban y venían pasando al frente de mí, pero sin percatarse qué estaba haciendo.

Había veces en las que hacia esto, sólo quedarme parada observando a las personas hacer sus vidas, me hacía historias con lo visto de ellas y me quedaba con la duda, dejándola en el aire y no insistiendo en ello, ya que ellas continuarían sin prestar atención a una chica que sólo curiosaba.

De pronto, sentí a alguien a mi lado, y giré mi rostro para encontrarme con Jacob, sus ojos también estaban fijos afuera.

Por alguna razón ignorante hacia mi persona, sólo lo estaba observando con fijeza y él estaba parado ahí, sin decir ni hacer nada. Nos sumergirmos en nuestra propia burbuja, en la cual nuestros compañeros, a pesar de los gritos y chillidos que emitían, no eran partícipes de esta.

Ladée el rostro en el momento que Jacob me miró, sus ojos grises transmitían una aura misteriosa y tan llamativa, que me fue imposible no quedarme mirándolo con curiosidad.

- ¿Estás bien? -su pregunta me tomó desprevenida, parpadée y lo miré con desconfianza. El soltó una risa carente de humor- Sí, Tara, te estoy preguntado cómo te encuentras, ¿Tan difícil de creer es?

Una sonrisa se deslizó por mis labios sin que yo pudiera retenerla. Él, al notar eso, se acercó más a mí y fijó sus ojos en mis labios por un momento.

Me removí incómoda y quité la mirada sonrojada.

- Sí, es difícil de creer viniendo de tu parte -solté totalmente aborchonada y junté mis manos apretandolas-, pero estoy bien, gracias.

Él se quedó en silencio unos momentos, pero al cabo de unos segundos, volvió hablar, aunque se notaba la amargura en su tono.

- Veo que aun no se te ha quitado lo de mentirosa, Lauper -se mofó serio.

- ¿Cómo sabes mi apellido?

- Estoy contigo en el salón, es obvio, ¿no? -soltó con sarcasmo.

Esta vez lo miré y noté que tenía una cortada en sus labios.

- ¿Qué te pasó? -él se mostró confundido por varios segundos, hasta que siguió mi mirada y se dio cuenta de la cortada de sus labios.

- ¿Esto? -asentí haciendo una mueca con mis labios- Esto es lo que obtienes al defender a una persona inocente. O es lo que creías, hasta que sabes que realmente sólo era un papel que fingia.

Mordí mi labio inferior insegura y me acerqué más a él, mirando su ojo casi morado. Él me brindó una mirada graciosa.

- Ellos quedaron peor.

- ¿Ellos? ¿A quienes te refieres que con ellos? -pregunté alarmada- Demonios, ¿con cuántos te peleaste, Jacob?

- Con dos. No son muchos, la verdad -dijo sin ningún signo de preocupación.

No comenté más nada al respecto y me giré a la ventana otra vez, sumergida en la pequeña burbuja que sin darnos cuenta, habíamos creado.

Su respuesta me había dejado con la duda. ¿A quien se refería al decir que defendió a una persona que era inocente cuando no lo era? Y, ¿por qué me interesaba tanto en lo que pasaba en su vida?

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⏰ Última actualización: Apr 17, 2019 ⏰

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