Capítulo 11: "Distracciones"

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CAPÍTULO 11

Harry sintió la mirada de Draco en la nuca en cuanto mordió la tostada. Le quemó y le escoció, pero decidió no girarse. No le iba a seguir el juego tan fácilmente. Aquello que se traían era sumo secreto y no era cuestión ni de que se enterara todo el colegio, ni tampoco sus dos mejores amigos, que por cierto, en cuanto preguntaran, obtendrían una risa burlona y una negativa convincente que había practicado delante del espejo mínimo treinta veces antes de salir de su habitación.

Solo sexo. Con Malfoy. Menuda locura, joder. Pero solo sexo implicaba que no hubiera miraditas a través del Gran Comedor. Parecía un requisito muy obvio del solo sexo. Menos mal que, gracias a Merlín, Harry era el único suficientemente sensible para notar esa mirada.

─ ¿Harry es consciente de que el hurón le está comiendo con los ojos? ─susurró un Ron forzosamente neutro al oído de Hermione. Ella rió pero sin poder ocultar su preocupación.

Había estado pensando y cada vez le parecía más plausible que Malfoy estuviera haciendo un paripé de distracción o tuviera en mente alguna estrategia para perjudicar a Harry. La parte que no comprendía era la de que su amigo se hubiera dejado engañar, y la explicación evidente le ponía nerviosa. Todo indicaba que a Harry de verdad le gustaba el rubio, fuera de la forma que fuera. Y tenían que hablar con él para descartar posibles hipótesis y no entrar en pánico sin razón. Ron y ella habían decidido que el momento perfecto era cuanto antes, es decir, esa misma noche después de la práctica de Quidditch. Aún le quedaba todo el día para elegir la forma perfecta de sacarle información certera a Harry.

***

Draco no sabía qué hacer ahora que las cartas estaban echadas. ¿Cuál es la forma de encarar a tu mayor enemigo cuando estáis inmersos en un reto sexual? Seguro que la biblioteca no tenía libros para eso, ni siquiera Granger sabría algo así... Esperaba que Harry no largara nada a sus dos amiguitos porque, como alguien se enterara del chanchullo en el que se estaba metiendo con el estúpido héroe del mundo mágico, no iba a poder asomar la cara de nuevo.

No quería seguir pensando en los pros y contras de lo que indudablemente había ido demasiado lejos para pararlo, porque lo que no podía hacer Potter era besarle de aquella manera, y después olvidarse del tema y hacer como si nunca hubiera pasado. Y desde luego que tampoco podía ignorarle como lo estaba haciendo en esos momentos. ¿Acaso no notaba que le estaba mirando? Maldito creído, ególatra de mierda, estaba equivocado si se creía que iba a babear por él o a llorar por su atención. Estaba completamente equivocado si creía que iba a hacer el ridículo o...

Todo el mundo estaba mirándole. Su camisa estaba arruinada, quería gritar de dolor por lo caliente que estaba el té que ahora estaba por todas partes menos en la taza, sentía como su cara se había vuelto roja de la furia y, ahora sí, podía notar cómo el gigantesco y magnífico imbécil de Harry Potter le miraba con burla. Sin embargo, Draco se mantuvo entero. Fulminó a todo aquel que se atrevió a reírse y se levantó con aires de superioridad, con toda la dignidad que pudo reunir. Y todo iba bien, de verdad, todo iba bien, hasta que la tensión se rompió.

─ ¿Qué te va a decir tu madre de que le hayas manchado su camisa, Malfoy? ¿Qué pasa, las de hombre estaban agotadas?

Draco tensó la cara al ver que no había profesores a la vista y se giró para ver a los gryffindors aplaudir cual morsas sin cerebro a su líder sin cerebro.

─Madre mía, Potter, me asombra que tus insultos se hayan vuelto tan machistas. Es decir, siempre supe que eras imbécil, pero no sabía que además eras un miserable misógino irrespetuoso. Es evidente que no tienes madre...

Hermione, que por un momento casi se había alegrado por lo poco ofensivo que Malfoy había encontrado que dijeran que su blusa era femenina, borró todo rastro de animosidad hacia el rubio de su mente. No entendía que a estas alturas aún no hubiera entendido que había límites. Claro que era Malfoy, y claro que no lo entendía, y eso enfatizaba el problema de que Harry pudiera tener algún tipo de sentimientos por ese ser.

La habitación rojiverdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora