Capítulo 14: "No me gustas nada de nada"

4.8K 466 176
                                    


Draco abrió la puerta con cautela. La charla con Pansy se había alargado más de la cuenta y no quería que Potter se despertara y empezara con sus interrogatorios.

Se dirigió a su cama y se desvistió rápidamente para ponerse el pijama. Hacía calor esa noche, así que escogió su seda más fina. Hizo un viaje al baño y se refugió bajo sus mantas, reflexionando. Pansy tenía razón en una cosa: ignorar al gryffindor era lo mejor que podía hacer y así se ahorraría sus estupideces, además de que dejaría de provocarle eróticas imágenes mentales en los momentos más inoportunos.

Momentos como ese.

En el silencio de la noche y la oscuridad de la habitación, Draco visualizó el cuerpo desnudo de su compañero de cuarto. Y de pronto, sus pantalones apretaban.

Intentó pensar en otra cosa, intentó que su mano no se colara por debajo de su pijama, intentó ponerse boca abajo para evitar físicamente hacer algo embarazoso, lo intentó hasta que empezó a doler. Y justo cuando iba a rendirse a su imaginación y a su propio tacto, un gritó rompió el silencio.

Draco estaba seguro de que aquel sonido estaba entre las peores torturas que podía sufrir. Se quedó paralizado, aguardando a un segundo grito que le hiciera incorporarse y le llevara hasta la cama roja de la habitación, al chico que emitía esos desgarradores chillidos cuando tenía pesadillas especialmente perturbadoras. Y el segundo grito no tardó. No se entendía si eran nombres o sonidos imposibles, pero Draco se olvidó de su imaginación, de los pensamientos inoportunos y de que se suponía que tenía que ignorarle.

Abrió las cortinas de la cama roja y allí estaba un Harry sudoroso, con el pelo más revuelto de lo normal y enzarzado en una pelea de manos, piernas y cabeza contra un ente invisible. Era casi cómico. Hasta que de su garganta salió otro espantoso bramido que estaba a medio camino entre el dolor más espantoso y la desesperanza más profunda.

Las manos de Draco se movieron solas, como ya había ocurrido una vez, y pronto estaba acariciando el remolino rebelde que era el pelo de Harry.

─Potter, despierta. Es solo un sueño ─susurró no del todo indiferente. Le incomodaba que el gryffindor gritara así en sueños, sobre todo porque era muy difícil despertarle─. ¡Potter!

El chico cada vez estaba más agitado y se le empezaba a hinchar una vena del cuello que, desde luego, no era sexualmente atractiva ni nada parecido. Draco le zarandeó con una suavidad que pronto se tornó desesperada por que Harry volviera al mundo consciente.

─¡Malfoy! ¡¿Qué haces?!

Draco malinterpretó sus palabras y se alejó como un resorte, pero el gryffindor seguía profundamente dormido, y al parecer, ahora soñaba con él.

─¡Malfoy! ¡Malfoy! ¡Tú no eres como Él! No, no, ¡para! ¡Para!

A un metro de la cama, el rubio se quedó paralizado.

─¡Sabes que no quieres hacerlo! ¡Me lo dijiste, Draco! ¡No!

Suficiente. El slytherin, espantado, cogió una de las almohadas que Harry había tirado al suelo, apuntó a la cabeza y disparó. Y al fin, Harry despertó.

─¿Q-qué narices? ─preguntó atontado por el golpe y mirando a su alrededor.

─No parabas de hacer ruido, tenía que despertarte.

─¿Con un golpe, Malfoy? ¿De verdad?

El aludido no respondió sino que se dispuso a volver a su cama. Pero Harry se levantó con una rapidez sorprendente teniendo en cuenta que debía estar medio dormido.

─Espera, espera... ¿Qué estaba soñando, Malfoy? ─preguntó agarrándole del brazo─. ¿He dicho algo?

Draco le miró tratando de averiguar si le estaba tomando el pelo, pero solo se encontró con una sinceridad clara en esos ojos verdes.

La habitación rojiverdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora