Capítulo IX

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Capítulo IX: Malditos Enfermos.

-Oh, maldición, ¡Cállate estúpido! -y sí, esta soy yo gritando desde la parte de atrás. Bueno, todo el viaje iba tranquilo hasta que Max empezó a cantar girlfriend de Avril Lavigne.

Hey, hey
You, you
I don't like your girlfriend
No way, no way
I think you need a new one
Hey, hey
You, you
I could be your girlfriend
Hey, hey
You, you
I know that you like me -Max cantaba la canción a todo pulmón. Me estoy empezando a desesperar.

-¡Cállate Max! -ahora las chicas me acompañan con mis plegarias y el frunce el ceño y lleva una mano a su pecho de forma dramática.

-Lo que sucede es que me tienen envidia al no poseer mi talento especial. -rodamos los ojos.

-Oh, claro que sí. Eso no lo dudes. -habla Nate de forma sarcástica.

-Ves, hasta tú te sientes así. -Max sonríe con suficiencia.

-¡Sólo cállate! -gritamos al unísono todos.

Cuarenta minutos después -de los cuales me dormí todo el tiempo- llegamos a una hermosa casa.

La casa es grande, demasiado, diría yo. Está pintada de color blanco, tiene ventanales grandes que te permiten ver la orilla del mar y la puerta principal es ancha, de color caoba. Tiene un porche amplio con unas sillas y hamacas afuera.

Todos bajamos del auto y bajamos nuestras cosas. Caminamos a la entrada y esperamos a que Chase ganar a la puerta principal. Últimamente siento que puedo soportarlo un poco más. Al abrir la puerta mis labios se entre abren y mi quijada cae al suelo.

La casa por dentro tiene un como crema en la paredes. En la sala hay sofás amplios y una mesita en medio con tres controles. Hay un plasma empotrado en la pared y un mueble con muchas fotos y retratos.

La cocina es amplia, tiene una isla y los muebles de color caoba lucen relucientes. El granito en esa cocina se miraba maravilloso, reluciente. Supongo que mandan a limpiar la casa seguido. Unas lámparas en techo con forma de araña le dan un toque muy atractivo a la cocina.

Camino nueva mente a la sala y Chase empieza a subir las escaleras.

-Bien chicos, en la casa hay seis cuartos, eso quiere decir que como somos ocho, dos compartirán un cuarto. -llegamos a un pasillo y veo a todos correr hacia una recámara y yo me paralizó. Cuando salgo de mi trance, me doy cuenta de que me van a dejar sin habitación.

Para mi mala suerte, cuando quiero elegir una habitación todas están ocupadas. Chase también se da cuenta y observamos una puerta fija. Los dos corremos a esa dirección y abrimos la puerta. Tiro mis cosas a cualquiera lado y me tiro a la cama.

Chase se tira encima mío, aplastandome. Hijo de su... ¡La vecina!

-¡Chase, sal del cuarto! -lo trato de empujar pero es muy pesado, y yo soy muy débil.

-¿Que? ¡Pero si yo tomé el cuarto primero!

-¡Claro que no!

-¡Claro que si!

-¡Claro que no!

-¡Claro que s...!

-¡YA CALLENSE Y ACEPTEN QUE COMPARTIRÁN LA HABITACIÓN, PAR DE ESTÚPIDOS! -el grito de Nat me sorprende. Niego con la cabeza repetidas veces.

-¡NO! ¡YO ENTRÉ PRIMERO! -gritamos al unísono.

-¡CAYENSE DE UNA MALDITA VEZ! -ahora es Nate el que grita. Demonios, no.

-¡PERO ESTA ES MI CASA! -Chase hace berrinche, sin embargo, minutos acepta que compartiremos habitación.

-Idiotas. -susurro para mí misma.
-Bien, tú dormirás en el sofá.

Cayéndo por ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora