♡ When is a monster not a monster?
Oh, when you love it ♡
Una semana y Scott McCall y Stiles Stilinski no podian sentirse mas perdidos sin la presencia de su querida Talia Hale.
En cuanto Talia Hale piso de nuevo su pueblo sobrenatural, no pudo enc...
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La mañana siguiente Talia que no había ido a clases en días, hizo su entrada triunfal. Por lo que cuando entro por las puertas doble del instituto, con la actitud de "no me importa" todos empezaron a susurrar, todos los susurros sobre que ella y Derek Hale eran los osbrevivientes de el crimen que había hecho la loca tia de Allison, y como Talia debía odiarla, y era en parte verdad a Talia no le caía bien Allison pero no la odiaba por lo que había hecho su tia, se había dado cuenta que Allison no era Kate, ella no era la villana. Pero la cabeza de Talia no estaba para preocuparse sobre los chismes, estaba para preocuparse que ese día, aunque podía ser corriente para las normales vidas de los otros estudiantes para Talia era una pesadila; luna llena.
—En serio —insistió Scott—. No es como en la última luna llena. No me siento igual.
—¿Eso incluye el impulso de mutilar y matar gente como yo? —preguntó Stiles sarcásticamente.
—Te juro que no siento el impulso de mutilarte y matarte.
—Digo lo mismo, sabes ya no somos principiantes como antes, cuando experimentábamos acerca de esto—dijo Talia.
—Ahora dices eso, pero cuando aparece la luna llena te salen colmillos y garras, y hay aullidos y gritos por todos lados. Y eso me estresa mucho. Así que voy a encerrarte. A los dos.
—Está bien —accedió—. Pero creo que esta vez lo controlo mejor. Sobre todo porque todo va bien con Allison.
—Ya sé que estás bien con Allison.
—Muy muy bien —insistió Scott, sonriendo.
—Yo... Gracias. Ya lo sé —respondió Stiles.
—En serio. Van muy muy muy bien.
—Ya entendí. Así que cállate o yo sentiré el impulso de mutilarte y matarte.—bromeó Talia.
—Bueno. ¿Conseguiste algo mejor que esposas esta vez?—dijo Scott refifirendose a Stiles.
—Sí, mucho mejor —Stiles abrió su casillero para revelarle el contenido a Scott. Una pesada y larga cadena de metal salió, y Talia ya vio su reloj en su muñeca de lo mucho que duraba salir del casilero al caer al suelo, causando conmoción entre los jugadores.
—Una parte de mí quiere saber —admitió el entrenador, acercándose al escuchar el alboroto—. El resto dice que saberlo será más perturbador de lo que puedo imaginar. Así que... me voy.
—Qué bien. Es una sabia decisión, entrenador —balbuceó Stiles. Scott se agachó junto con él para recoger las cadenas del piso cuando de repente lo sintió; al igual que Talia que fue como escalofríos que le recorrieron la espalda—. ¿Están bien?
