♡ When is a monster not a monster?
Oh, when you love it ♡
Una semana y Scott McCall y Stiles Stilinski no podian sentirse mas perdidos sin la presencia de su querida Talia Hale.
En cuanto Talia Hale piso de nuevo su pueblo sobrenatural, no pudo enc...
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—Muy bien, muy bien—dijo Josefina poniendo sus manos en alto—. entre Stiles y Scott...¿ Con quien te acostarías?
Talia casi escupió su tequila. Mama Lele había ido a la feria con los tíos Tomas, Tito, Matías y la tia Rosa y los primos pequeños de Talia, dejándolos a ella, Diego, las gemelas, María Elena y Jaime en la casa solos por un par de horas. Habían invitado a Carla, pero ella era muy tímida así que fue a la feria. Así que los seis estaban sentados en un círculo con dos botellas de tequila y cada uno con un vaso.
—¡Y no evadas la pregunta tomando el tequila!—dijo Valentina.
—Uh muy bien...ambos son atractivos a su manera, pero supongo que...oh que dios me perdone lo haría con Scott—dijo rápidamente.
—Me lo veía venir-dijo María Elena
—¡Sigamos!—la interrumpió Talia, mientras tomaban Tequila le preguntaban cosas a su prima y ella a ellos en los días que estaba pasando se estaban conociendo mejor.
—Yo voy y haré la pregunta del millón—dijo Diego alzando el vaso de tequila—.¿te vas a quedar con nosotros? La sonrisa de Talia murió. ¿Si se quería quedar con sus primos, su abuela y sus tíos? ¡Por supuesto que sí! Se quería quedar con su primo Diego que le recordaba a Derek solo que era más alegre y más sonriente. Con las gemelas Valentina y Josefina que tenían el mismo carácter de Claire solo que no tan engreídas. Con María Elena que era tan fiestera como inteligente. Con Jaime que era tan coqueto y rompecorazones además de simpático. Sus pequeños primos que eran una dulzura excepto Camila que era muy traviesa. Pero de todos Talia adoraba a Miguel. Se quedaría, de no ser que Stiles y Scott estaban a kilómetros y kilómetros de distancia, y que la necesitaban, ella sabía que ambos estaban haciendo el esfuerzo de no llamarla y mandarle un millón de mensajes de texto. Antes de decir algo el teléfono de Jaime sonó y se puso pálido.
—¿Jaime? ¿Que pasa?—preguntó Talia.
—Ay Jesus, Carla me envió un mensaje, vienen aquí, Mama Lele y los tíos vienen aquí, a Miguel le dio sueño y vienen aquí.
Todos se pusieron pálidos, incluida Talia que en un par de días se había adaptado a temerle y a querer a Mama Lele.
—¡EL TEQUILA!—gritaron todos a la vez. María Elena tomo los vasos y Diego las botellas de tequila.
—Esperen...esperen...¿que haremos con el tequila? ¡Se darán cuenta que faltan las dos botellas!—dijo Talia recogiendo los otros vasos.
—Le echamos la culpa a Miguel—dijo Valentina encogiéndose de hombros—.de todas formas es el favorito de Abuelita.
—¿Le echamos la culpa de que se tomó el tequila?—preguntó Josefina confundida.
—¡No tonta!—dijo Jaime mientras comenzaba a lavarse los dientes con desesperación—¡decimos que se le cayo de las manos!