IV

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Dua POV

Caminé por el pasillo de mi oficina, los zapatos altos retumbaban en el suelo con los pasos y mantuve mi expresión de felicidad en la comisura de mis labios.

Mi hermosa novia estaba en casa, esperándome.

"Señorita Lipa, hay una mujer en la sala de espera que la busca" anunció la recepcionista.

"¿Quién es?".

"Dijo llamarse Chiara Ferragni".

El vuelco en mi interior lo sentí de inmediato. Me quedé en blanco por un segundo, no podía creerlo.

Ella estaba aquí, como lo prometió. Joder.

La mujer de mi pasado había regresado.

"Estoy ocupada, dile que no estoy disponible".

"Dijo que es importante hablar con usted, es la segunda vez que viene..."

No tuve tiempo para responder.

Escuché mi nombre en la voz de la mujer rubia que se encontraba a pocos pasos para llegar a mi lado.

Sin esperarlo, unió sus labios a los míos con fuerza, como si estuviera desesperada en sentir mis besos, obligándome a apartarme de ella inmediatamente.

"Hola amor".

Mi mirada se clavó en la suya.

"Quiero que te vayas".

"Pero acabo de llegar".

"Vete ahora mismo".

"Amor, te he extrañado" sus brazos intentaron rodearme pero no lo permití.

"Chiara, no tengo nada de qué hablar contigo, así que por favor, retírate de aquí".

"¿Quieres hablar en tu oficina?".

Miré hacia la recepcionista que aún nos observaba, bajó la mirada e intentó disimular su atención en el teléfono.

"Nicole, encárgate de llevar a la señorita Ferragni a la puerta".

La mujer rubia se aferró de mi brazo al instante.

"No, no puedes hacerme esto".

"Nicole, si es necesario llama a seguridad".

Intenté regresar a mi oficina pero Chiara seguía sujetándome.

"Por favor, te lo suplico, hablemos... Podemos ir en otro lugar, donde tú quieras cariño".

"No voy a hablar contigo" insistí.

"Prometí que iba a regresar por tí".

Logré liberarme de su mano, de espaldas a la recepcionista que se había acercado a nosotras.

"Dua, por favor, tienes que escucharme".

La recepcionista llamó a seguridad.

"No voy a irme hasta que me escuches".

Me coloqué frente a ella y la miré directamente a los ojos, con impaciencia y sin sentir remordimiento para dirigírme a la italiana.

"No me busques más".

"Pero te necesito..." los hombres de seguridad llegaron para llevarla afuera del edificio, ella ya había comenzado a humedecer sus ojos por las lágrimas "Dua, no me puedes hacer esto, yo te quiero..."

Continuó suplicando mientras me dirigía a mi oficina, los hombres de seguridad intentaron llevarla a la salida con discreción.

"Dua, por favor, escúchame".

INTO IT • duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora