VIII

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Camila POV

"¿Dua? ¿Cariño, en dónde estás?" la llamé una vez más pero no respondió.

Mientras me dirigía a las escaleras, la ví. Tenía su bata de seda, el cabello estaba menos alborotado pero en su mirada ya no había demasiado sueño.

"Camila...regresaste".

"Sólo salí a caminar un poco".

"¿A esta hora?... ven aquí" sus brazos me rodearon y depositó un beso en mi cabello.

"No me sentía bien".

"¿Y ahora ya estás mejor?".

"Sí".

"¿Por qué estabas así?...sólo debiste llamarme" su mano estaba bajando por mi espalda "veo que llevas puesta mi ropa, te queda perfecta".

Abrí la boca para responder pero ella sonrió al liberar el primer botón de la camisa.

Aún estabamos casi en el primer escalón de las escaleras de madera firme.

"¿Sabes cómo te ves más perfecta?".

"Dua, aquí no".

Ella pareció no escucharme, sólo continuó liberando los botones de la blusa y yo retrocedí un poco para subir por las escaleras. Quería seguir el juego.

Escuché su risa detrás de mí y antes de terminar de subir, ella me atrapó entre sus fuertes brazos.

"Camila" susurró mi nombre contra mi piel y un cosquilleo recorrió todo el cuerpo.

Mi mirada se levantó un poco y en ese momento noté que Gal se encontraba en el pasillo de las habitaciones, llevaba una mochila en la espalda, parecía que ya se había cambiado de ropa.

Mi sonrisa se borró de inmediato e intenté cerrar rápido la camisa, ella levantó las cejas y terminó por fulminar con la mirada a la mujer que aún me abrazaba por la espalda.

"Creo que estoy saliendo en un buen momento".

"¿A dónde vas?" pregunté rápidamente.

"A Miami".

"¿Ahora mismo vas a regresar a Florida?".

"Sí, debo encargarme de alguien ahí" sujetó un bolso de cuero entre su mano libre e intentó sonreir "hasta pronto Camila, cuídate mucho, yo de lejos lo haré".

"Pero...¿por qué te vas a ahora?".

Ella miró a Dua y luego se fijó de nuevo en mí.

"Mi trabajo ha terminado".

"Pero..." me dirigí a Dua "¿por qué se va?".

"Ya la escuchaste, su trabajo terminó".

Sentía que no era completamente cierto.

"Quiero que se quede".

"Camila, ella tiene que irse".

La mujer de negro me miró de nuevo y asintió.

"Hasta pronto Camila".

"Gal, no puedes irte".

"Camila, ¿te parece si me acompañas?" La mano de Dua buscó enlazarse con la mía, y ahí lo comprendí.

"La despediste".

"Camila".

"¿Por qué lo hiciste?".

"No está cumpliendo con su trabajo".

"Por supuesto que sí, ella me cuida".

"No, no lo hace".

INTO IT • duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora