CAPITULO 11 BOCHINCHES Y UNA VERDAD INEVITABLE
La vida siempre puede ser demasiado cruel, demasiado rara y hasta cierto punto injusta por las situaciones que nos colocan frente a nosotros pero…pero es más injusto cuando coloca tanta presión y da una vuelta de 1000 grados en unos adolescentes de apenas 17 años, es decir ¿a veces los jóvenes necesitan pasar por tanto? En realidad son los que no deberían pasar por tantas injusticias pero como sabrán la vida no es justa y menos después de todo lo que viví, sobre todo después de que la familia se quiebra.
Cuando las personas en este caso más niños o jóvenes viven en una situación familiar insana es natural que en su vida normal y social no estén bien, muchos caen como fue el caso de mi hermana, aunque mucho más logran superar poco a poco las adversidades aun así no logran terminar totalmente limpios y miles de veces pagan justos por pecadores.
En la base para que una familia funcione es solo y será siempre el amor, el amor que se tengan los padres, los hermanos y la confianza si no hay ninguno de estos elementos no puede haber tampoco equidad y sin un equilibrio todo es débil y puede quebrarse fácilmente cuando venga una tormenta sobre esta.
H.G.P
Observaba a la hermosa rubia que dormía a mi lado, al parecer casi no dormía porque le había propuesto mirar un poco la televisión, una película de terror de mis favoritas, pero ella a la media hora se quedó dormida en mi regazo donde estaba recargada, la acobije con una pequeña manta que tenía en este sillón y la observe por el resto de la película.
Era extraño y a la vez loco pero estaba casi comenzando a creer que en realidad era Helga, pero ¿Acaso era posible, esta rubia tenia ojos verdes e incluso con su cabello rubio cayendo sobre su espalda era algo distinta a la Helga que conocí, sus cejas eran finas y menos pobladas que las de Helga, sus labios carnosos eran un poco más rosados que los de mi Helga pero tal vez solo se debía a que esta había estado comiendo dulces antes de dormir, estaba comenzando a enloquecer pero algo estaba completamente seguro, Cecile ocultaba algo y todo parecía apuntar a que era ella, esa rubia que había perdido y pensé que nunca recuperaría pero ahora…ahora sea como fuese la situación no estaba dispuesto a perderla.
Mire la peluca pelirroja, era algo gracioso que no quisiera su cabellera rubia, cualquier chica estaría feliz de tener el cabello que tiene no solo por su color si no porque se veía tan brillante y suave.
Suspire al tener un mechón de su cabello…olía delicioso…fresas…otro punto a mi favor…pero no podía presionarla a que me dijera la verdad, pero debía averiguarlo.
En ese momento se escuchó unos pequeños toques en la puerta que la sobresalto y a mí también al sentirla tan nerviosa y sobretodo miedo a que me sorprendiera con su mechón de cabello en mi nariz.
-Cecile cariño –La voz de mi madre, ella de inmediato se puso de pie y me observo sonrojada –Tu novio está aquí
Yo me quede helado y la mire interrogadoramente ¿Cómo que su novio? Bien tal vez no hemos formalizado nada pero para mí ella era mi novia no amiga, digo ¿con quién más pasarías tanto tiempo y te preocupas por ella si no es tu novia o quieres algo más que una simple amistad? Por lo menos de eso último debió darse cuenta.
-¿No…?
No me dejo terminar me tapo la boca –Te lo explico más tarde –Susurro empujándome al closet –Por nada del mundo salgas de aquí o no volveré a hablarte –Miro hacia la puerta –Gracias Stella –Abrió un poco la puerta después de unos segundos, seguramente para asegurarse que mi madre se había ido –Fabián
“¿Fabián? ¿Dónde he escuchado ese nombre…?” pensaba desesperado
-Hola mi amor –Dijo sarcásticamente mientras cerraban la puerta -¿Cómo estás?
-¿Qué haces aquí?
-Vamos cariño deberías saberlo, Celeste me llamo y me conto todo
“¡No puede ser…! ¡¿Celeste?! ¡Entonces…!” comencé a hiperventilar
-Si es una chismosa –Se fue a la alcoba donde vi que arrojo la peluca –Si vienes a pedirme que regrese, lamento decirte que no será así porque yo esperare aquí hasta que…
-No solo vine a eso querida –Se sentó para quitarse los zapatos –El estar solos es perfecto en casa tus padres no quieren dejarme a solas contigo o siempre debes estar con Celeste como tu niñera
-Creme que aun allá o acá de todas formas no pasara nada así que no te pongas cómodo
-Vamos muero por estar contigo de nuevo
Cecile se sonrojo fuertemente mirando al suelo, pude observarla pero también vi que apretaba los puños como solía hacerlo cuando algo no le parecía o no estaba feliz por algo. –No…no…no es así
-¿Segura? –Se acercó para abrazarla -¿Ya recordaste?
-Fabián…basta no pasó nada –Se soltó pero su voz se oía débil, tenía ganas de salir estaba hecho furia algo de ello no me agradaba
-Tú te me entregaste –Sonrió triunfante lo que me puso más colérico –Aunque fue insultante que me confundieras con Armando
-¡¿Qué?!
-¿O cómo se llamaba?
-Si sabes que no te amo, ¿Por qué insistes en que este a tu lado?
Vi que se movió lentamente antes de hablar –Porque me gustas, me encantas y después de esa noche –La beso pero ella se quitó rápidamente por lo que vi –Si no eres mía no eres de nadie, Helga –Ambos quedamos helados a la mención de su nombre, para mi confirmación de todo ya y para ella seguramente el terror en sus ojos al saber que yo estaba ahí –Estoy seguro de que Arnold ya no te querrá así ¿O no Arnold?
Quede congelado en mi lugar, Helga también se quedó inmóvil y Fabián camino hacia el closet -¿Acaso crees que puedes verme la cara cariño? sabía que estaba aquí
Lo mire furiosamente mientras salía del lugar, además de que ya tenía ganas de salir, me posicione frente a Helga para protegerla. –Que ridículo niño, no tienes oportunidad estas más ciego que antes y ella será mía, Celeste te dio la primera amenaza yo seré bueno y esta será la primera de mi parte, aléjate de mi novia, prometida y futura esposa o te matare pero antes matare a tu familia lenta y tortuosamente
-No…no te tengo miedo, eres un cobarde –Susurre colérico –Ella no te ama ¿Por qué no lo aceptas y ya?
-Ella ya es mía –Sonrió hacia mi burlonamente –Se me entrego…y será así si yo quiero Jajaja
No lo soporte mas pero… -¡Arnold! –Una pistola salió de su chaqueta y me apunto directo al cuello
-Un movimiento en falso Arnold –Miro hacia atrás de mi -¿Cómo puedes preferir a alguien como el a ami?
-Fabián…no
-Sí.….podría volarte la cabeza en este momento niño –Sentí la pistola clavarse en mi cuello, pero mi mirada siguió firme y furiosa llena de coraje y dolor.
-Hazlo entonces… -Susurre
-Arnold –La voz de Helga me quebró, era frágil asustada y dolorosa seguramente le dolía pensar que pudiera morir.
-No…hoy no insecto –Me empujo fuertemente a un lado golpeándome con la pistola en la cara –Y tu mi bella prometida, es tu primera advertencia también –Sentí de momento algo confundido y la sangre caer de mi nariz –Viva serás solo mía y si no –Apunto el arma hacia la cabeza de Helga sentí que me moría –Morirás también
-De…déjala en paz
Fabián rio ante mi pequeña amenaza débil –Más vale que nos digas quien es la albacea de tu herencia y la de Olga Pataki porque si no lo haces ella y ese mocoso que lleva en el vientre morirán, y para que te enteres –Arrojo unos papeles –Tu madre está buscándote y ella también morirá –Rio por lo bajo antes de apartar el arma y besarla a la fuerza –Te amo cariño –Me volvió a mirar mientras me ponía de pie o eso trataba –Primera, la tercera es la muerte Arnold Shortman y primero va tu familia –Me arrojo una bolsa negra a los pies y…
-¿Ab…Abner? –Mi cerdo…no…
-¿Qué hiciste?
-Morirá pronto no se apuren, sin dolor fui algo considerado con el cerdo
Lo mire furioso y sin importarme me quise abalanzar sobre el pero Helga se interpuso –No Arnold
Fabián rio de nuevo antes de salir por la puerta tranquilamente. Mire a Helga molesto -¿Por qué demonios no me dijiste la verdad? –Solté molesto mientras me giraba de nuevo a Abner quien respiraba dificultosamente
-Arnold….yo…perdóname
Tome a Abner para llevarlo con mi madre –Iré un momento con mi mama, por favor –La mire suplicante –Ven conmigo, tenemos que hablar
Ella no me respondió pero me siguió en silencio.
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HELGA PATAKI
Observe como la madre de Arnold discutía en silencio con este, era algo extraño Arnold parecía indeciso pero miraba con tristeza a Abner, su padre también parecía decirle que algo para alentarlo, no entendía bien lo que decían pues hablaban en una lengua que no conocía. –Así que te sigue gustando jugarle bromas a mi nieto ¿eh?
Mire algo confundida a Phill, si está bien ya no traía la peluca pero vamos si traía los pupi lentes los cuales por cierto comenzaban realmente a irritarme -¿Cómo?
-Vamos pequeña mujer ¿acaso crees que puedes engañarnos a Puki y a mí? –Me guiño un ojo sonriéndome, le sonreí tímidamente sin poder evitarlo, realmente no sabía de donde Arnold era tan pero tan lento sus abuelos no lo eran y su madre al parecer tampoco pues me sonrió dulcemente aunque ni supe en qué momento se había alejado de Arnold y su esposo.
-Arnold vendrá en un minuto –Comento mirando hacia mí –Bueno yo creo que será mejor que comamos algo ¿Les parece?
-Si muero de hambre y me alegra tanto que ahora tu hagas la cena Stella –Sonrió tranquilamente Phill
-Oh, pero Puki hizo la tuya –Sonrió cómplice a Puki quien estaba en el techo sonriente ¿Cómo diablos aun hacia ese tipo de cosas, Puki? Vamos ya estaba grande…y…bueno…grande…
-Cenaremos sandia
-¡Estás loca! ¡Ya te dije que odio la sandía, mujer!
Rei discretamente mientras miraba a los abuelos discutir, parecía que los años no habían pasado al menos no para ellos. –Helga… -Ese era Arnold -¿Puedes acompañarme? –Pregunto mirando con nerviosismo hacia donde supongo dejo a Abner
-¿Qué ocurre?
-Necesitamos hablar
Lo mire sin entender pero lo seguí hacia su alcoba. No supe cuánto tiempo había pasado desde que habíamos bajado con Abner pero imaginaba que si había sido un poco de tiempo ya que la casa ahora estaba más llena y con bastante ruido de hace unas horas cuando estábamos viendo la televisión.
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Mis padres me pedían algo imposible ¿Cómo manejar algo que realmente solo salió en el momento indicado? Ni siquiera sabía cómo lo había logrado realmente pero…
-Helga ¿recuerdas que…que estando en San Lorenzo encontramos…encontramos a la sombra nuevamente antes de regresar?
Vi su cara de sorpresa pero asintió –Bueno…es que yo…
-¡Geraldine!
Una rubia estaba ingresando por el tragaluz de mi habitación con cara de pocos amigos y se abalanzo sobre de Helga haciendo que esta cayera de bruces a la mitad de mi habitación.
-¡Celeste déjame en paz!
-¡Eres una idiota!
-¡Basta! –Observe como se jalaban y daban pequeños golpes en sus cuerpos, Helga trataba de quitarla de encima o golpearla después y Celeste molesta jalándola y golpeándola sin detenerse.
-¡Basta chicas! –Me acerque a ambas pero Celeste me mordió
-¡Ah! –Solté alejándome por instinto de ellas.
-¡Celeste! ¿Lo mordiste? ¿Qué te pasa?
Helga le empujo en ese momento molesta y asqueada -¡Helga Geraldine Rickman, ahora perteneces a esa familia y tú eres la prometida de un Dante y no puedes traicionarnos por alguien como él! –Exclamo sin importarle que fuera a mí a quien insultaba.
-¡Yo no tengo porque obedecer a nadie, no son mis dueños! –Observaba como Helga comenzaba a explotar
-¡¿Crees que esa adopción solo fue porque eras una niña maravillosa?! ¡No seas estúpida! ¡Nos escogen por algo!
-¡Yo no soy mercancía como la porquería que venden ellos!
-¡Esta es mi segunda advertencia! –Grito sacando un arma y apuntando a Arnold -¿Vienes conmigo o si no le disparo?
Ella me miro y pude ver como flanqueaba, yo era su punto débil pude notarlo, Helga había estado soportando todo esto solo para protegerme y eso…eso no podía seguir, avance hacia Celeste la tome de la mano con el arma y la acerque más a mí –Dispara –La incite con mi corazón a mil por hora y con la cara de sorpresa de ambas.
-¿Qué…es…estás loco? –Pregunto Celeste viéndome sin creer lo que decía
-Arnold
Mire a la otra rubia que estaba enfrente de nosotros –Te amo…sufrí mucho cuando desapareciste o cuando me enviaste esa última carta diciendo que te olvidara –Ella se sonrojo y sonreí era tan dulce y hermosa –Pero no pude…y si soy yo el que te mantiene en aquella jaula de leones, quiero hacer algo para liberarte –Mire a Celeste –Aunque sea con mi propia vida –Acerque más el arma –Anda dispara…pero ella no ira más con ustedes
Aquella joven estaba más que confundida podía notarlo en su mirada, no esperaba que yo mismo le dijera que me diera muerte a cambio de que Helga no tuviera esa presión, de que ya no la amenazaran mas conmigo, que fuera libre ya, como siempre debió ser…antes de que su familia se quebrara aunque creo que no lo ha sido realmente nunca y…y eso me duele.
Helga se acercó a nosotros y tomo la mano de Celeste firmemente –Bájala –Ordeno con voz fría, que ocasiono hasta cierto punto que me congelara por un momento.
Celeste la miro y después me miro y luego bajo lentamente el arma –No comprendo –Murmuro confundida y sorprendida -¿Por qué? –Pregunto mirándome sin poder creerlo aun -¿Te importa más ella que tu vida propia?
-Eso…eso es el amor del que tanto te burlaste esa vez y que te dije que no estaba en venta –Mire a Helga –Sigue sin estarlo –Tome su mano para entrelazarla ella me miro dulcemente pero melancólicamente y se soltó de mi agarre sorprendiéndome
-Lo lamento, pero el mío tampoco –Dijo mirándome –No…no te arriesgare más –Se sonrojo –Si…te pasa algo…por mi….jamás me lo perdonaría…además no eres su única arma –Miro hacia la puerta de mi habitación –Cuídala –Susurro –Vamos Celeste
-Pero Helga…
-No Arnoldo, no me sigas, tal vez vuelva mañana no lo sé pero por favor no me sigas ahora
-Helga…
-Es una orden Shortman si no quieres que yo misma lo haga –Señalo hacia su cintura donde reposaba una pequeña arma como la de Celeste, la mire sin creerlo, ella no sería capaz no…
Solo las vi salir por el tragaluz antes de escuchar un grito desgarrador de la parte baja de la casa, sentí que la sangre se me congelaba y solo pude salir corriendo de mi alcoba con el alma en un hilo, cuando llegue al segundo piso de la casa vi con horror que la mayoría de los inquilinos corrían hacia un lado y otro y entonces pude ver lo peor que podría ver en este mundo…
-¡Papa!
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EL DIARIO DE ARNOLD
FanfictionContinuación del diario de Helga... Después de la agria partida de mi abusadora personal, ya nada es lo mismo aqui en Hillwood, las personas no son las mismas y mi vida tampoco es la misma....nuevas alumnas ingresaron una de ellas tiene un obscuro...