CAPITULO 13 EL RENACER DEL AMOR

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CAPITULO 13 PARAISO MOMENTANEO

A veces la vida puede ser muy cruda y ruda, puede ser que un día estemos arriba y otros abajo, tal vez siempre nos esté golpeando a la cara con cada nueva equivocación que hagamos, como recordatorio que lo estamos haciendo mal, a veces la vida es injusta también porque nos pone obstáculos que no sabemos cómo eludir pero no debemos caer en la desesperación porque nos lleva más a la miseria.

La miseria, a veces esta no es en la pobreza extrema, hay miseria a veces con la amargura de nuestro ser, si hay problemas todos los tenemos pero de nosotros depende superarlos o no, tampoco podemos estar en la desesperación olvidándonos de vivir los muchos o pocos momentos de felicidad, porque ¿Qué pasaría si todo fuera tinieblas? ¿Qué sería la vida sin vida? ¿Qué sería el mundo sin amor? ¿Qué sería de nosotros sin emoción? Realmente sería un mundo gris y lleno de oscuridad, donde nunca habría ningún motivo de iluminación, la vida no sería vida sin el sol acariciándonos el rostro con la calidez del amor y la dulzura del alma, sin esas personas que nos llenan de luz el alma dándonos día a día un motivo para salir de todas las adversidades que la vida nos ponga enfrente.

A veces no todo es lo que parece…

A.P.S

Miraba aquella hermosa joven recostada a mi lado, ¿Cuánto tiempo llevábamos así? Que más daba, estábamos en nuestra pequeña burbuja de amor, en donde la tenía solo para y nada más que para mí, mi pequeña Cecile, mi Angel, mi diosa, mi amada y dulce princesa.

Era tan hermosa, sus cabellos rubios caían suavemente por su rostro, dándole un aspecto adorable, por un momento dude en si quitarlos o no, pero decidí mejor dejarlos caer sobre su ojo y ahí…ahí estaba la niña con la que cene aquella vez en Chez Paris, estaba tan feliz, tan enamorado, ella…ella siempre estuvo ahí para mi…sin darme cuenta gano mi corazón.

-Te amo –Murmure acariciando con delicadeza su brazo para bajar lentamente por el contorno de su cintura y cadera, ella era solo mía…

Aspire nuevamente su cabello como lo venía haciendo desde hace unas horas, ella pareció esta vez sí inquietarse pues comenzó a moverse o tal vez era el sol que ingresaba lentamente por mi gran ventanal.

-Buenos días preciosa –Dije sonriéndole tiernamente mientras me acercaba a darle un beso en la frente.

Ella se sonrojo pero me sonrió también –Buenos días

-¿Cómo durmió la princesa dormilona? –Dije riendo

-¿Cuánto llevas viéndome? –Me contraatacó con otra pregunta que me provoco un leve sonrojo de culpabilidad

-Un rato –Dije tranquilamente mientras me ponía de pie, ella me observaba podía sentirlo, mientras me colocaba la ropa que había dejado en el suelo – ¿Te agrada la vista, Cecile?

-Oh vamos…ayer tu disfrutaste la vista ¿O no Arnoldo? –Me dijo sarcásticamente pero ella se había sonrojado.

Solo sonreí, era verdad –Por supuesto, fue la mejor vista que he tenido en mi vida –Dije besándola dulcemente aunque creo que ella ya no respiraba así que trate de cambiar un poco la conversación para no hacerla sentir incomoda. –Mi padre ya está mucho mejor, mi mama me hablo en la madrugada.

-¿Enserio? –Pregunto sonriéndome aliviada, eso me hizo sentir muy bien, que le importara lo que pasaba con mi familia…era simplemente inexplicable.

-Sí, creo que lo darán de alta esta tarde

-Arnold…dime algo –La mire con cierta curiosidad, porque de pronto estaba bastante seria -¿Qué hiciste?

EL DIARIO DE ARNOLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora