Vaya, iba a tener que salir por leña y seguía cayendo nieve... estaba jodido. Fue a la habitación, golpeo levemente y esta se abrió, mostrándole una imagen un tanto tierna y extraña. Julia estaba sobre la cama, una almohada frente de ella y arriba de esta, mapaches bebés.
Ella lo volteo a ver, sonrió de lado y señalo bajo sus pies, él volteó y observo al mapache entrar con una rebanada de pan en la boca.
— ¿Cómo es que...?
— En la pared hay un agujero. – señalo Julia, él volvió la vista a ella. – creo que ella lo hizo, no sé, pero antes de salir, me dio a sus bebés. – la mapache subió a la cama, se acurrucó en la almohada y dio de comer a las crías. – Creo que le caigo bien.
— Los animales saben en quien confiar. – dijo, sonriendo de lado. – Ella sabe que eres buena madre, así que te confió a sus hijos.
— Oh, ¿y cómo supo que era buena madre? No hemos platicado mucho. – eso lo hizo reír y ella sonrió. – Tal vez es un mapache espía.
— Tal vez. – negó con la cabeza. – Ven, necesito que me ayudes con leña.
— Sí. – salió cuidadosamente de la cama, haciendo todo lo posible para no mover mucho la almohada. – ¿Se apagó el fuego?
— Aún no, pero pronto.
— ¿Y dónde está?
— Afuera.
— ¿Qué? – se detuvo justo enfrente de él, tuvo que contenerse para no reír. Esa cara era épica. – ¿Cómo que "afuera"?
— Afuera de esta cabaña, en la nieve. Afuera, Julia.
— ¡No pienso salir! – el siseo que soltó la hembra mapache, les hizo voltear a verla y salir del cuarto, cerrando tras de sí. – Demonios, ya ni yo tenía ese humor cuando estaba embarazada de Len.
La mente de él se quedó en blanco, habían quedado muy juntos al salir de la habitación y noto algo muy lindo, pero que nunca noto. Las pestañas de Julia eran largas, curvas y espesas, enmarcaban los dulces azules ojos de ella. Recordó el día que la conoció, la forma en que aquellos ojos se habían abierto y lo habían visto, le habían robado el aire. Justo como lo estaban haciendo en ese momento.
Sus ojos se quedaron trabados en los de ella, dio un paso y ella no lo retrocedió, se quedó ahí.
Ladeó la cabeza, su respiración pesada de seguro la estaba haciendo sentir nerviosa, pero no se lo iba a demostrar. Al parecer, no quería demostrarle lo mucho que le temía. Dio un paso más cerca hacía ella, sus pechos separados por solo unos pequeños centímetros.
— Retrocede. – ordenó, pues necesitaban poner distancia. Debía poner distancia. – Julia, retrocede.
— No.
— Hazlo. – sonrió lobuno, bajando un poco la cara y su nariz topo con la de ella. – Retrocede.
— Retrocede tú. – eso lo hizo respirar hondo, ella achico los ojos. – Si tanto quieres poner distancia, hazlo tú.
— No lo haré.
— ¿Por qué? – Julia se cuadro de hombros, arqueando una ceja burlonamente. – ¿Te gusto?
— Para nada.
Y eso le hizo alejarse de ella, de ese momento tan hechizante. ¿Por qué estaba cayendo? Él mejor que nadie debía ponerse distancia con ella, pues el día que la había conocido, una descarga eléctrica había recorrido todo su cuerpo.
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Salvation (Fanfic Nuevas Especies #14)
FanficAlgunas veces el dolor que uno siente por una perdida puede ser demasiado. Suele incluso mandarnos de rodillas al suelo y eso lo saben muy bien Salvation y Julia, quienes han probado el sabor tan amargo de esa palabra. Ahora, se verán atrapados en...