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                Incluso con su espalda herida y el dolor en todo su cuerpo, alzo a Julia en brazos y se la llevo a la mesa, sentándola en una de las sillas. Ella se rió, le envolvió los hombros con los brazos y le acercó, besándole. No se molestó, solo sonrió. Era como una pequeña niña que no quería ser soltada.

El sabor a alcohol realmente nunca le había gustado, cuando Gian bebía él solía regañarla, sí era divertido y el sexo era bueno, pero los besos no sabían bien. Lo raro era que los de Julia eran dulces, tiernos y picosos, picaros. Se rió al sentir como ella le mordía el labio inferior e intentaba desabrocharle el pantalón.

— Quieta, fiera. – dijo contra sus labios, sosteniéndole las manos.

— Oh, vamos. – Julia lloriqueo y él negó con la cabeza. – Solo una mamada.

— Wow, no.

Caminó a la cocina, buscando las botellas de alcohol, porque ese aliento definitivamente no era de frutas. Encontró las uvas, dentro de una bolsa bien cerrada y las abrió, solo por curiosidad y al hacerlo, el fuerte aroma a alcohol le golpeo. ¿En verdad eso tenía alcohol? Se fue a por el refrigerador, abrió los cajones de frutas y abrió las bolsas, todas y cada una de ellas.

Todas tenían alcohol, hasta la jodida sandia y el puñetero melón, ¿quién mierda profanaría las frutas?

Un fuerte golpe le hizo levantarse e ir corriendo a con Julia, ella le esperaba en el suelo riendo a carcajadas. Al verlo le extendió los brazos, él rodo los ojos y se fue a la habitación, no iba a cuidar una alcohólica. Al entrar a la habitación, se encontró con los mapaches corriendo de un lado a otro, uno incluso perseguía su propia cola ¿acaso iba a tener que abrir un Alcohólicos Anónimos en la cabaña?

Tomó una ducha rápida, queriendo borrar con agua fría el calor que Julia le había encendido en el cuerpo y enternecido el alma, haberla sostenido mientras lloraba se sintió demasiado íntimo. Más que los besos y caricias.

Niega con la cabeza, necesita sacarse eso de la cabeza, pero necesitaba hacerlo en ambas. Su pene seguía erecto, dolorosamente erecto y excitado. Suspiro, se tomó con ambas manos y comenzó a masturbarse, cosa que no había hecho desde... desde la muerte de Gian, se sentía extraño. Comenzó a jadear, las piernas le temblaron y sus caderas comenzaron a moverse, embistiendo contra sus manos.

Un jadeo, no suyo, le hizo voltear y los brillantes ojos azules de Julia, le devolvieron una mirada picara.

— Me negaste una mamada, ¿pero te estás masturbando? – Julia se cruza de brazos, con la mirada clavada en su miembro. – Eso es ser egoísta, levantare demanda.

— No, Julia. Salte. – apenas y las palabras salían, el cuerpo le estaba quemando.

— Solo hay un baño, una salida. – la sonrisa de ella le erizo la piel. – y si quieres, una venida.

Dicho esto, entro al baño dejando la puerta abierta y se retiró el sostén, dejándolo sin aire al verle los pechos desnudos y aquellas piernas envueltas en unas deliciosas medias. Le siguió con la mirada, podía seguir medio vestida, pero se veía realmente sexy toda borracha y oh, oh...

Julia se puso frente de él, apenas unas gotas de agua le alcanzaban y al ver aquella piel ponerse de gallina, se apresuró a abrir el agua caliente y al volverse los labios de la humana atacaron los suyos, ¿eso estaba bien? ¿Besarse con tanta hambre y sed? La forma en que ella lo besaba y la forma en la que él respondía, dejaba en claro lo mucho que llevaban con las ganas.

Salvation (Fanfic Nuevas Especies #14)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora