Capítulo 7 (M+18)

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N/E: Penúltimo capítulo, (ya avise de que sería corta) en el que ya aviso de que a pesar de esa luz de esperanza que aparecía en el anterior capítulo, este no va a ser menos doloroso 😭 así que no guardéis los pañuelos, estoy casi seguro de que os van hacer falta. 😘💙😎

N/A: Siento este capítulo, no me ha quedado como quería en un principio, pero es que no sé muy bien cómo continuar este fic, creo que ha dejado de inspirarme y tampoco quiero estropearlo más. Así que creo que con este y el próximo capítulo, que se tratará de un flashforward, daré por finalizado el fic.

Gracias a quienes seguís comentando y leyendo!
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Abrió los ojos, adaptándolos a la oscuridad. Estaba en su dormitorio, en el loft. Castle dormía a su lado, llevaba puesta una camiseta de pijama y estaba tapado hasta la cintura con las sábanas. Hacía frío y fuera llovía. Las gotas de lluvia golpeaban fuertemente contra la ventana, al mismo tiempo que el dormitorio era alumbrado con el reflejo de varios relámpagos.

Cuando giró la cabeza hacia la mesilla lo vio. El intercomunicador de bebés, donde se veía a un bebé tumbado en la cuna. Alex. Su corazón comenzó a latir de una manera incontrolada. Bajó sus pies descalzos al suelo y corrió hacia el piso de arriba, a pesar de notar su cuerpo pesado, agarrotado, no tardó nada en llegar al dormitorio de su hijo. Abrió la puerta de golpe y se acercó a la cuna.

-¡Alex!

Tocó la mejilla de su hijo, notando el frío contacto con su piel. Llevaba un pijama de color azul claro, que le cubría los pies. Estaba estirado, boca abajo, completamente quieto. Kate se paralizó, incapaz de reaccionar.

-Kate, Kate – Escuchó una voz familiar a su espalda, pero fue incapaz de moverse, incapaz de reaccionar ante aquella voz.

Comenzó a sollozar, intentando controlar su respiración y cogió el cuerpo inerte de su hijo en brazos. Comenzó a acunarlo mientras las lágrimas caían por sus mejillas Y ella gritaba su nombre en vano.

-Alex. No te vayas, por favor – sollozó estas últimas palabras, arrimando la mejilla de su hijo a la suya, apretándolo contra ella, incapaz de dejarlo ir.

-¡Kate!

Una sacudida le hizo abrir los ojos de nuevo. Estaba empapada en sudor, su respiración era acelerada y estaba sollozando. Un Castle asustado la miraba a su lado. No estaban en el loft, estaban en su dormitorio de los Hamptons. Y lo que acababa de ocurrir no era real, había sido solamente una pesadilla fruto del recuerdo doloroso de lo ocurrido tan solo unos meses atrás.

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