Capítulo 11: Será tan fácil

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Dedicado a Anto (karamelozoh)

Tragué duro. Con decisión y algo de nerviosismo me aventuré hacia la barra, el corazón me latía fuertemente ante la idea de llegar a su lado mientras se volvían a reproducir en mi cabeza las cosas que habían sucedido hace unas pocas horas.

Llegué al mesón y me apoyé sobre él, Erick estaba a unos centímetros de mí, lo observé con cautela desde donde estaba, unas inmensas ojeras acompañaban sus ojos verdes dando cuenta de la mala noche que había pasado por culpa del alcohol, seguramente tenía sueño.

Estaba pegado mirando hacia adelante, aún no se había percatado de mi presencia. Me puse a observar qué hacía el bartender dentro de la barra, servía un gran vaso de agua helada supongo que para calmar la resaca de Erick. Terminó de servir y le dió el vaso, acto seguido Erick se dió media vuelta del lado contrario al mío y se fue a sentar a las mesas de la terraza, frente a la barra, de espalda a mí.

No me vió, no puede ser

Digamos que una parte de mi estaba feliz de que no me hubiese visto pero la otra quería saber que había pasado la noche anterior, quería saber por qué se emborrachó, quería saber tantas cosas.

El bartender me miró y le pedí el bendito jugo de piña, que ni siquiera quería tomar. Me lo preparó y me lo dió. Intenté no ser tan amistosa con él, ya me había quedado claro que siendo así te coqueteaban más y yo era más bien del tipo de chica que le gusta que te coquetee el que le gusta, no todos los hombres.

Me di media vuelta con el vaso en las manos y miré a Erick, quien apoyado de espalda en la silla tomaba un poco de agua cada unos minutos y miraba a su alrededor, menos hacia atrás, que era donde yo estaba.

Empezé a debatir conmigo misma sobre la idea de aprovechar que estábamos solos para ir, sentarme a su lado y conversar o subir con Ágata y Yoisbel y hacer como que nada de esto había pasado. Me quedé allí unos segundos más procesando todo aquello, quizás no estaba de humor para hablar considerando su resaca, quizás no se acordaría de nada o quizás sí y estaba arrepentido y confundido. La única forma de averiguarlo era intentando hablar directamente con él pero seguía insegura de si esa era la mejor opción. De pronto, se me vino a la cabeza la frase de Ag la noche anterior "arrepientete de lo que haces y no de lo que no haces".

Bien, lo haré, si lo sigo pensando no iré nunca. Iré por mis respuestas.

La anticipación tenía a mi corazón latiendo enloquecido y a mis mejillas sonrojadas, tomé un poco de jugo agradeciendo el tenerlo en mi mano.

Me aventuré hacia él, tomé una silla que estaba a su lado, la corrí hacia atrás de la mesa y me senté poniendo el jugo en ella. Erick ni se inmutó y siguió con la mirada fija en algún lugar a lo lejos.

No sabía que hacer ni que decirle, llevábamos al menos unos 5 interminables minutos sentados ahí sin decir absolutamente nada. Quería preguntar como estaba pero me parecía algo tonto considerando su rostro y tampoco podía decirle "¿oye sabes que? me gustas ¿te acuerdas de algo de lo que pasó anoche para que nos podamos amar antes que me devuelva a Chile?" bien, quizás si podía decirlo y terminar con esto de una vez por todas, quizás no era tan difícil como decía Ágata.

Iba a decirlo prácticamente todo cuando Erick me sacó de mis pensamientos optimistas sobre la verdad.

-Te gusta mucho el jugo de piña...- acotó, seguro se dió cuenta que el día que llegó estaba tomando lo mismo.

-Así es, es mi favorito.- le dije relajada. No sabía hacia donde exactamente iba todo pero Erick al parecer lo tenía claro.

-¿Nunca te ha pasado que deseas mucho algo que sabes que no puedes tener?- susurró.

CNCO - Cuando se esconda el sol (Erick B.Colon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora