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-Peter, vas tarde a la escuela- las palabras de su tía habían hecho que aquel chico de cabello castaño viera la hora en su teléfono.


7:05


Saltando de la cama, corrió a vestirse con lo primero que encontró, saliendo de su habitación con prisa tomo el pan tostado que su tía le había puesto para desayunar, dandole una mordida en el proceso y tomando una manzana para guardarla en su mochila, salió corriendo del que era su hogar

-nos vemos luego, May-

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Entre disculpas y empujones el castaño había logrado sobrevivir al subterraneo, tomando su mochila con fuerza, corrió escaleras arriba.

Uno, dos, tres...cinco...diez habían sido las personas que, en su carrera contra el tiempo, había evadido en la calle que tomaba de ruta para llegar a la escuela.

Un perro en su camino salido de la nada lo había hecho perder el equilibrio, tumbado al hombre que acababa de salir de uno de los locales de comida a su costado.

De su mochila habían caído varias cosas al suelo, definitivamente ese no era su día de suerte, tomando todo lo que alcanzaba a ver y metiéndole a toda prisa a su mochila, se levanto pidiendo mil disculpas de nuevo a la persona que había tirado a la vez que volvía a correr hacía su escuela.

-¡Hey! Olvidaste tu...credencial- y así aquel extraño se había quedado con las palabras en la boca y la tarjeta de estudiante del castaño, que ya había desaparecido por la calle-

Encogiendose de hombros, aquel extraño de cabello rubio, decidió guardar la tarjeta en su bolsillo antes de tomar camino hacía los edificios contiguos a la salida del subterraneo.

-llegas tarde, Wade- esperando en la entrada del edificio una mujer comenzaba reprender al rubio por su tardanza a lo que este solo se encogió de hombros.

-como sea-

36 días para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora