Día 20

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Dia 20

Tras un suspiro de cansancio había salido de la escuela, sus clases habían sido muy pesadas, sin embargo pronto todo cambio al ver a cierto rubio esperándole en la entrada, sin pensarlo ni un segundo, corrió hasta los brazos de este quien le estrecho con fuerza y felicidad.

-Wade ¿qué haces aquí?- con una imborrable sonrisa en el rostro, se había separado para ver la brillante mirada azulina del mayor.

-vine a recoger a mi lindo novio ¿no puedo?- dejando un rápido beso en los labios ajenos, le dio una mirada cargada de cariño y amor.

-¿novio?- con una ceja enarcada y una sonrisa en el rostro miraba al mayor, quien entrecerró los ojos tras escuchar el tono en el que lo había preguntado

-¿en serio quieres que yo...?- sus palabras fueron interrumpidas por la fija y seria mirada del menor- de acuerdo, de acuerdo...lo haremos a tu manera- tomando finalmente la mano del castaño comenzaron a caminar por la calle.

-¿a dónde vamos?-mirando con una sonrisa el agarre entre sus manos, sentía una gran felicidad invadir su pecho

-es una sorpresa -aseguro el mayor, apretando aún mas la mano del castaño entre la suya, ese chico lo hacía sentir algo tan lejano a lo que alguna vez pensó que alguien como él podría sentir

-¿de qué se trata?- volvió a preguntar el menor, intentando ver lo que ocultaban ese par de ojos azules, a lo que el mayor tan solo comenzó a reír ante la insistencia de Peter

-no Baby boy, si te digo ya no sería sorpresa- añadió con una gran sonrisa, viendo de reojo al menor quién había inflado las mejillas inconscientemente -aunque hagas ese precioso puchero- murmuro antes de detenerse para dejar un beso en la mejilla del castaño.

Caminando un par de minutos más en un cálido silencio, habían entrado al pequeño parque enfrente del subterráneo, caminando un poco más adentro llegaron hasta un pequeño prado en el que los arboles se mecían tenuemente al compás del viento, y el pasto incitaba a sentarse sobre él.

Wade le había jalado de la mano invitándolo a sentarse bajo la sombra de aquellos arboles, antes de sacar de su mochila una pequeña caja evitando que el menor se diera cuenta de ello.
La fuente del parque se había encendido y con ella un corto espectáculo de luces de colores que pocas personas se detenían a observar.

Los ojos del castaño se habían iluminado al ver tal corto y hermoso espectáculo, mientras el rubio sonreía cálidamente al ver la emoción en la mirada chocolate.

-woow Wade...esto es... Tan lindo- su mirada aun fija en aquella fuente de colores cambiantes, no noto en absoluto cuando el rubio abrió la pequeña caja, sacando de ella un par de dijes metálicos.

No es que él fuera de hacer cosas como esas, pero su mente no lo había dejado pensarlo demasiado a la hora de comprarlos; cuando se trataba de Peter no pensaba en absoluto las cosas que hacía, aunque no es como si pensara mucho las cosas que hacía del diario, realmente.

-lo se- murmuro el rubio mientras tomaba la mano del castaño con la suya, capturando la atención de esa mirada chocolate sobre sí -Pett

-¿si?- ladeando la cabeza miraba intrigado la sonrisa, que parecía ocultar algo, del mayor.

-...Peter Benjamin Parker, ¿quisieras ser mi...?- las palabras del rubio se habían quedado a medias antes de que el castaño hablara con una sonrisa resplandeciente en el rostro

-¡si!- la fuerte risa de Wade fue lo que procedió a la respuesta tan entusiasta de Peter

-Baby boy ¿cuál es el punto de preguntartelo si no me dejaras terminar?- aun riendo, había hablado causando un avergonzado rubor en el menor, quien después de un suspiro para calmarse respondió.

-jaja lo siento, termina..- respirando profundamente vio fijamente a la mirada azulina del mayor

-¿quisieras ser mi lindo, adorable y sexy novio?- finalizo, haciendo que tanto el rubor como la sonrisa del castaño se hicieran mas y mas grandes.

-¡si! Wade, me encantaría- en menos de un segundo, Peter se había lanzado a los brazos de Wade, con una alegría enorme; terminando los dos recostados sobre el pasto, el rubio había pasado sus manos a las mejillas del menor quien reduciendo el breve espacio que los separaba, junto sus labios en un beso cargado de amor. Beso que el menor termino al sentir las manos del mayor abrochando algo a su cuello. -¿qué es...?

-un recordatorio de que siempre voy a amarte, sin importar lo que pase, siempre Peter, siempre te amare.- acariciando suavemente la mejilla del castaño, miraba con adoración los ojos chocolate de su amado. Antes de que este se acercara a besarle nuevamente, intentando demostrarle con cada beso, y cada caricia, cuan importante era para él.

El mundo podría decir que el tiempo que llevaban juntos no era el suficiente para decir esas palabras, pero para su corazón, era el tiempo suficiente.

Quizás la vida no era tan mala como creía.






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Pensamiento de la autora:
*soy una maldita y merezco el odio del mundo qwq*

36 días para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora