Prologo

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El hilo rojo, las almas gemelas, amores eternos y de otras vidas. Había escuchado un montón de historias, una más convincente que la otra y algunas completamente inútiles; creí en todas, sólo por aferrarme a él.

Había una sola cosa en el mundo que me molestaba sobre Darién y era que me hubiera abandonado.

No es que hubiese querido que se quedara para siempre conmigo, tampoco es como si alguna vez lo hubiese estado, pero toda el alma me dolía simple y sencillamente porque nunca regreso a mi vida, me dejo de lado.

¿Cuánto tiempo te toma conocer a alguien antes de enamorarte? Muchos dicen que meses o casi vidas completas, otros que un simple instante basta y yo, yo no tenía idea ni siquiera de lo que "enamorarse" significaba.

Y así como me molestaba aquello de él, había otro millón de cosas que me molestaban de mí misma, la primera: ser tan crédula.

No podían culparme por ello, siempre esperaba que todo el mundo cumpliera las cosas que prometían. ¿Qué sentido tenía decir algo si de todas formas no ibas a intentar llevarlo a acabo? ¿A caso era el único ser humano que recordaba todo lo que prometía y hacia lo posible por cumplirlo? Me parecía de risa.

Pero en aquel tiempo solo tenía la mitad de años que tengo hoy, se podría considerar que era todavía una niña, pero si hay algo sobre el primer amor que se pueda considerar real, es que nunca se acaba por completo. Si me hubiesen dicho en ese momento o incluso años más tarde que me olvidara de las cosas que se dicen porque prácticamente se pronuncian sin pensar, tal vez estaría viviendo mejor de lo que vivo ahora.

No quiero echar toda la culpa sobre Darién, su boda de rey o sus dos hijos adorables de cabello castaño, que bien pudieron ser míos y que en ningún sentido se comparan con mi trabajo de oficina, mis sueños frustrados y mis 3 perros adoptados, pero si él hubiera cumplido alguna promesa de las que hizo, otro gallo le cantaría a mi vida.

Fue el amor más doloroso y corrosivo de mi vida, el que me hizo darme cuenta que pasará lo que pasará yo jamás quería repetir ningún sentimiento de los que me había hecho sentir, ni siquiera los buenos.

Fuese como fuese, siempre hay culpables, si fui yo, si fue él, si fue el frio que hacía aquel día o Dios decidiendo que llegaba mi tiempo de madurar mentalmente, lo único que puedo afirmar es que Darién acabo con mi corazón en aquel momento y por muchos años no pude recuperarme.

Estar muy lejos #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora