Capitulo 7. Inseguridades

21 4 0
                                    

Capitulo 7. Inseguridades

La primera vez que me sentí afectada por el comentario de alguien tenia 12 años, antes de eso, era como se supone que debe ser, como el jabón. Cualquier cosa que alguien me decía, quedaba olvidada para el siguiente día. Incluso cuando pase un mes en mi casa casi feliz por no ir a clases, pero incomoda con un yeso en la mano izquierda, no alcanzaba a entender que era por que mi madre intentaba por primera vez defenderme y asegurarse de que nadie volviera a rasguñarme, mojarme, golpearme o hacerme caer. En cuanto volví a clases, todo fue normal para mi y pude presumir de mi ausencia, pero no me sentía realmente afectada por ello.

Las cosas se vuelven más difíciles cuando te conviertes en alguien casi diferente, había demasiado con lo que lidiar como para responder a los insultos de otras personas, pero tenía suficiente tiempo para pensar sobre ello, pensarlo hasta cansarme y hasta que me sentía triste, sin darme cuenta que mi autoestima era menos estable, que los adolescentes son mas duros y que mis emociones eran impredecibles.

La situación con Darién había evolucionado demasiado rápido, yo le había gustado en un momento casi de fantasía, la que vio de lejos ese día no era yo, el labial, las sombras, el peinado y la ropa desaparecieron al día siguiente. Volví a ser yo, sin el subidón de autoestima repentino, la que odiaba maquillarse, peinarse o vestirse incomoda solo para verse bien, volvía a ser la persona que yo sabia que era y de la que Darién jamás hubiera podido formar una imagen clara.

Mis sentimientos flaqueaban cuando surgía dentro de la conversación la posibilidad de vernos, había un encontronazo con mi autoestima y mi enamoramiento, que me dejaban insegura y ansiosa, tenia que admitir que tenia miedo de no gustarle, de que todo lo que ya habíamos forjado se viera arruinado el día que nos tuviéramos frente a frente, pese a todas las fotos que podíamos ver del otro en las redes sociales o que nos enviábamos muto a mente, podría estar segura de que de los dos, la única persona afectada por el físico del otro seria él.

—María, no puedo decirle eso— pase las manos por mi cara con desesperación.

—¿Por qué no? Solo vas a proponerle mudarse, no que se case contigo— se rio y luego tomo la bolsa de frituras. Estaba bromeando como siempre.

—Tengo miedo, es un chico y no entiendo como me siento— hice un puchero y casi suspiré sin querer. —¿Y si le digo que solo seamos amigos? — después de decir eso algo punzo en mi estómago.

—¿Por qué mejor no le dices que jamás te vuelva a buscar ni a llamar porque sientes que eres muy poco para él?

—¿Y si dejo de hablarle sin explicación?

—¿Te estas escuchando Matilde? No alejes a otra persona de tu vida, tu no tienes ningún derecho de escoger quien puede o no puede gustarle a él, si tu le gustas y a ti te gusta solo deja que pase.

La mire, luchando contra sus ojos, casi enojada porque ella tenia razón, porque odiaba saber que tenía razón y porque yo estaba enamorada de Darién y no quería arruinarlo todo con la misma historia de siempre.

—Pero si no puede pasar nada, está muy lejos— rendida, me recosté en la cama de María obligándola a cruzar las piernas.

—Lejos vive mi abuelita y aun así voy cada verano a verla— tomo su teléfono y me puso la pantalla en la cara. —Son solo 40 kilómetros, dos horas en autobús y una en metro, como si fuéramos a los museos para la clase de historia.

—¿Estas proponiendo que vayamos a verlo? — le quite el teléfono para mover el mapa.

—Estoy diciendo que, están poniendo la distancia como un pretexto para algo más, incluso si se vieran una vez al mes no seria tan malo, el amor no es fácil y si ya lo encontraron, no deberían dejarlo ir.

Tal vez ese otro algo mas era mi miedo original, tal vez yo no le gustaba lo suficiente, tal vez el no sentía lo que yo sentía, con la misma intensidad. Tal vez era tonto adelantarme tanto, que nos gustáramos no decía nada, éramos dos adolescentes, que llevábamos 20 días de conocernos y que nos gustábamos. Aunque sonara tan poco puesto así, yo sentía que eso era mucho, mucho mas de lo que habría podido pensar que tendría jamás.

—¡Podría ser tu primer novio Matilde! — grito de pronto María brincando en sus rodillas.

—Y mi primer amor intenso a la distancia— dije riendo.

—¡Y tu primer beso! — hizo los labios hacia enfrente y comenzó a lanzar besos al aire. —Siempre creí que todas daríamos nuestro primer beso en la secundaria, pero nunca es tarde.

Alzo las cejas con insinuación y sonrió de oreja a oreja contagiándome la sonrisa.

—Además es guapísimo y te mereces algo bonito, con todo lo romántico y arcoíris — me abrazo por la espalda y recargo su barbilla en mi hombro.

—¿Buscamos los vestidos que vamos a usar? — le dije para cambiar el tema, necesitaba distraerme un poco de cualquier posibilidad.

Ella bajo de la cama y abrió una puerta de su closet.

—Aun no puedo creer que Marisa si nos invitara a su fiesta de cumpleaños.

Aún es gracioso como ahora, en la actualidad y desde unos años después de esa conversación con María, ella suele iniciar sus pláticas con un ''Voy a contarte sobre un chico y no puedes mencionar probabilidades sobre el destino que me formen ilusiones ¿Vale?'' Porqué aprendes que es mejor mantener los pies en la tierra antes de que la caída sea demasiado adolorida.

Estar muy lejos #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora