Capítulo 6

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Sus profundos ojos oscuros estaban clavados en torno al ventanal de la cabina de mando, desde donde podía vislumbrar el infinito espacio exterior, ni siquiera se movía, parecía un cadáver. Pero su mente divagaba con frivolidades e ideas que solo él alcanzaba a discernir, pensaba en los incontables mundos que había visitado, así como los que se presentaría posteriormente, todo con la intención de encontrar aquello por lo cual seguía vivo, su único propósito, el remanente.

—Señor —uno de sus subordinados llegó hasta el puente y se arrodilló mirando al suelo.

—¿Sí? —imperó sin un atisbo de sentir en sus palabras. El ser tembló al escuchar su voz, como todos en la cabina.

—Hemos detectado una gran fuente de energía proveniente del Cuadrante Omega, podría ser el remanente —se levantó sin despegar su mirada del suelo.

—También lo he sentido —volteó lentamente y sus ojos oscuros miraron al insignificante ser ante él.

—Señor, tenemos más noticias. Un grupo de Cazarrecompenzas atacaron a un escuadrón Donthrak en Palk.

—¿Y?

—Casi todos murieron, pero los que lograron escapar describieron que extrajeron algo del planeta.

—Hazlo pasar —demandó y en cuestión de segundos un Donthrak entró en la cubierta y temeroso llegó hasta él.

—Mi señor... —dijo arrodillándose.

—Cuéntame, ¿qué es lo que viste?

—E-estábamos rondando por la selva, cuando se escuchó un estallido y todo se sacudió, fuimos al origen del estruendo y encontramos un templo profanado.

—¿Un templo? ¿De qué clase? —aquello lo intrigó bastante, miró al alienígena y este comenzó a temblar de miedo.

—Uno de los pocos templos de los Guardianes... mi señor —en un parpadeo llegó hasta él, mirándolo con sus ojos muertos.

—¿Y qué fue lo que extrajeron del templo? —cerró sus puños y el temeroso alienígena buscó el valor en sus entrañas para seguir hablando.

—No lo sé... era algo que nunca antes había visto, de piel celeste como el mar de Gea, y con ojos tan brillantes como estrellas de Phalath era... hermoso.

No demoró ni un parpadeo; lo sujetó del cuello y lo arrojó con fuerza contra el vidrio, este se resquebrajó y casi se rompe tras semejante impacto.

—Ha despertado —aseguró, después soltó a su subordinado—. Finalmente ha despertado, justo como lo imaginaba. ¡Capitán Belog! —rugió, causando un eco vibrante en toda la cabina de mando. Uno de aquellos seres se aproximó hasta llegar frente a él.

—Mi señor.

—Fije curso al Cuadrante Omega, quiero que registren todos y cada uno de los planetas, ¡Encuentren el remanente y tráiganlo ante mí! —la criatura dio una reverencia y salió de ahí a toda prisa.

—¿Qué pasará con los Donthraks mi señor? —preguntó su subordinado.

—Ahora servirán a mí —se acercó al malherido Donthrak, este se sentó con dificultad y lo miró con terror—. Mientras tanto, necesito que transmitas un mensaje, quiero que a todo el universo le llegue la noticia. Diles que Khroll ha regresado...


La fuerza gravitatoria hizo temblar la nave unos breves segundos, atravesaron la atmósfera y pronto una incandescente luz atravesó los cristales, mostrándoles el amplio paraje arenoso que comprendía el planeta Klim. La Infinity sobrevoló las llanuras inertes de aquel mundo hasta que encontraron un buen lugar para descender.

INFINITY: El Último Guardián (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora