Capítulo 18

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—Al menos ya no llueve tanto —comentó Marco Ramírez, giró un poco el automóvil y se adentraron a la concurrencia en las alturas.
Ciertamente las lluvias violentas y erráticas que azotaban a la ciudad estaban cesando, ahora todo estaba cubierto de una espesa neblina que convertía todo en un panorama gris, húmedo y frío.

—Significa que nevará pronto —Xirack limpió el vapor de su ventana y observó, los miles de vehículos se movían en distintas direcciones unos de otros sin problema alguno, lo cual era curioso en todo sentido. Luego de años de haberse implementado la suspensión anti gravitacional en los automóviles, seguía intrigada de verlos en los aires cual si fueran aves de metal.
Pasaron a lado de un rascacielos que proyectaba una gigantesca imagen de una mujer muy atractiva y desnuda, publicidad de un nuevo producto sexual para las personas solitarias, al igual que de un par de gigantescos hologramas en forma de peses koi, los cuales nadaban en el cielo y brindaban de un espectáculo sin igual, aunque todo eso fuese únicamente una propaganda de un famoso restaurante de por ahí.

Marco comenzó a descender el automóvil hasta que llegaron a un muy concurrido bloque de calles de la ciudad. Ella salió del auto luego de verlo bajar.

—¿Se puede saber a dónde vamos? —preguntó, ni la ubicación ni nada coincidía con una pista para encontrar a Jonh.

—¿Has probado alguna vez un plato de ramen picante al estilo Baråkk? —respondió su viejo compañero con una ligera sonrisa. Evitaron a los peatones, comerciantes, vendedores de drogas y prostitutas hasta que llegaron a una zona llena de puestos callejeros y locales de todo tipo de comida.

—No... —respondió confundida y algo molesta.

—Entonces estás de suerte, porque no hay mejor lugar para comprar ramen picante que aquí —se detuvieron frente a un local de nombre japonés, Marco lo reconocía por el logotipo de un camarón Madori en el techo del lugar.
Entró sin más, Xirack se quedó unos segundos afuera, intentaba dilucidar qué estaba pasando, pero por más que pensaba, nada se le ocurría.

—¿Vas a entrar? —acomodó el cuello de su gabardina y avanzó en el interior del local. Xirack no tuvo de otra más que entrar también, el lugar era feo, con los muebles y paredes dañadas por el tiempo y la humedad, las luces parpadeaban ocasionalmente y el único baño parecía el sitio perfecto para contraer cualquier enfermedad venérea, tanto del planeta como del cuadrante.
Marco se sentó en la barra, justo en frente de la parrilla, donde un Crustáceo proveniente de Yöll atendía.

—Dos, por favor —tomó unos palillos mientras rápidamente el Crustáceo servía dos platos con sopa—. ¿Ya le ponen camarón, eso no es un crimen contra los tuyos? —meneó los fideos y lo observó con picardía.

—No... Pero no llames a los medios. —Recitó el enorme Crustáceo de caparazón azul.

—Jamás lo haría, si te encierran ¿quién vendería un ramen tan bueno como este? —aspiró los fideos y le guiñó el ojo, el Crustáceo bufó y siguió cocinando.

—Marco, ¿se puede saber qué hacemos aquí en lugar de buscar a Jonh?

—No sé tú, pero yo no puedo investigar nada con el estómago vacío —nuevamente se llevó una gran porción de fideos a la boca—. Con salsa Dai saben mejor —comentó sin haber tragado.

—Marco —elevó más la voz—. ¿Qué hacemos aquí? En estos momentos Jonh podría estar sufriendo ¿y tú te preocupas por decirme como sabe mejor una estúpida sopa?

—¡Oye! —exclamó el Crustáceo.

—No la escuches, está algo tensa —dijo despreocupado, tomó el plato y bebió el caldo que quedaba, Xirack estuvo a punto de quitárselo y arrojarlo lejos. Saboreó un poco y se limpió la boca—. ¿Ves al idiota de los tatuajes allá?

INFINITY: El Último Guardián (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora