Capítulo 13

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El sol ya se filtraba por las delgadas cortinas de seda y el canto de las aves comenzaba a escucharse por todo el recinto.
Despertó, confundido y un tanto desgastado sin saber exactamente por qué, intentó moverse y fue cuando encontró a dos bellas mujeres durmiendo encima de él, una mujer de piel morena y una Talïth, ambas apoyadas en su pecho, levantó la cabeza y encontró a la tercera durmiendo exhausta en su muslo.

—¿Pero qué...? —susurró para sí mismo. Entonces los recuerdos llegaron a él como una ráfaga implacable. Se estremeció, había tenido sexo con aquellas tres mujeres y ni siquiera podía recordar con exactitud cómo había llegado ahí. Quien sabe qué tanto había tomado o qué le habían hecho para dejarlo en semejante estado.

—Buenos días —la Talïth se levantó un poco y lo recibió con un beso. Las otras dos despertaron también.

—¿Te divertiste? —preguntó sonriente la de ojos amarillos.

—E-eso creo —no recordaba a ciencia cierta qué había sucedido, pero de algo sí estaba seguro, el sentimiento de satisfacción era bastante notable.

—¿Entonces estás listo para un segundo round? —la chica que descansaba en su muslo se ocultó entre las sábanas y se aproximó a su entrepierna. Nuevamente Benjamín se estremeció, las otras chicas se aproximaron a él y siguieron un rato más.

Marco Ramírez salió de su habitación rumbo a la cocina, el olor de la comida lo atrajo poderosamente, cuando a medio trayecto se encontró con Xirack.
Vestía un kimono blanco que dejaba al descubierto sus largas y torneadas piernas.

—Te queda bien —mencionó tras llegar junto a ella.

—Mi uniforme estaba sucio y esto era lo único que había —respondió un tanto hosca.

—¿Te pasa algo? —tras tal cuestión no respondió más que con una mirada pensativa—, Jonh —aseguró con cierto hastío, la sujetó antes de llegar a la cocina—. ¿Has pensado en lo qué te dije? —acarició su mano y ella se ruborizó.

—Sí... me refiero... Marco, es muy arriesgado.

—Pero vale la pena —aseguró mirándola con detenimiento.

—Necesito un poco más de tiempo.

—Te diré que, acabemos con este trabajo, después lo discutimos a profundidad ya con el dinero en nuestras manos, ¿te parece?

—Sí, está bien —sonrió y él también.
Una puerta se deslizó con rapidez y ambos miraron a Minck.

—¿De qué hablaban? —se cruzó de brazos y no despegó su mirada de ambos.

—Nada importante —disimuló Marco, tratando de que aquello simplemente pareciera cosa de nada. Minck los miró seriamente por unos instantes—. Vamos al comedor, me estoy muriendo de hambre.

Caminaron dejándolo en el umbral de la puerta, llegaron a la sala para encontrar a un par de sujetos haciendo decenas de platillos en la cocina, Dutch estaba intentando acomodarse en una colchoneta del suelo, pero simplemente no podía.

—¿Por qué diablos a los orientales les gusta comer en el suelo?

—Costumbres —Marco y Xirack se sentaron también. Aquellos dos comenzaron a dejar decenas de platillos típicos y tradicionales por toda la mesa, algunos que lucían realmente apetecibles, y otros que no tanto. Siendo fusiones terrenales y sacadas del exterior.

Luego de un rato todos se reunieron para comer, hasta John, quien aprovechó el momento y les contó sobre que debían esperar un poco más hasta que se aligeraran las aguas, de lo contrario, cabía la posibilidad de que al poner un pie fuera del Distrito Jatsu acabaran en manos de Rollan, o peor. Siguieron charlando un buen rato hasta que el desvelado y somnoliento Ben Wrax arribó.

INFINITY: El Último Guardián (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora