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Jeon no pudo levantarse de la cama en todo el día. No podía creerselo y el impacto le tenía ahí amarrado con una soga al cuello sin poder moverse. También, se sentía asqueado de sí mismo por haberse corrido pensando en su mejor amigo. Llevaban una amistad de años y jamás se habían visto abrumados por ese desliz. Taehyung nunca le había tocado de esa manera tan... Descarada y... Sexy. Aún se sentía shockeado al respecto.

Por lo que se quedó entre las sábanas todo el día sin comer, apenas cuando Taehyung se fue al trabajo él se dio una ducha, limpió su desastre y volvió a acomodarse entre las mantas. Era... Asqueroso para él.

Se tiró todo el día entre dormiteos y ocupando el móvil revisando Instagram que no se dio cuenta de quién tocaba la puerta.

—No estoy. Me fui. —Respondió cortante. No quería verlo, ver nadie.

—Kookie... —Le escuchó suspirar desde el otro lado, la voz de Tae sonaba como arrepentida.—Encerio lo siento, ¿Podemos hablar?.

—No hay nada de qué hablar, Tae. —Se acurrucó con sus peluches. —Yo no quiero verte.

—Porfavor, te juro que ahora tengo las manos atadas.

Ahora fue su turno de suspirar y doblegarse. Quería verlo y aclarar todo, que había sido una maldita broma y aunque no fue grave causó grandes distancias de desastre en su cuerpo. Sabía que estaba mal reaccionar así pero no podía hacer nada contra ello.

—Está bien, pasa.

La puerta se abrió y se cerró con suavidad. Todo su cuerpo se encogió ante el suave olor familiar del perfume de Tae. La calidez de su presencia y los suaves pasos acercándose a él arrastrándose por la alfombra. Su amigo se sentó junto a él en la cama y respiró pesado.

—¿Como has estado?. —Le preguntó el castaño, con voz ronca.

—¿Como crees?. —Sonó cruel. Quiso sonar cruel. —Se sintió como... No sé ser violado.

—No puede ser para tanto.

—¿Para tanto?. —Jeon se sentó en la cama observándole. —Es que tú eres idiota o qué.

La expresión en Tae sin duda le pegó de lleno en el estómago. Ahora era él quién parecía un cachorro herido por la forma en que sus labios se contrajeron y sus ojos se pusieron vidriosos.

—Tae... —Suspiró. Se sentía mal. Su tono era el de cualquier niño arrepentido. —Tae lo siento yo...

—No, lo siento yo. —Su amigo suspiró observando su regazo. —No debí hacer eso anoche.

—Sí, no debiste. —Dijo Jungkook. Eso no había sonado bien.

—Así como tampoco nunca debí haberte tocado.

Jeon le miró con paciencia tratando de analizar el punto hacia dónde quería ir Tae y tuvo miedo. Algo en su interior se revolvió, como si hubiera comido seis rocas al dente para desayunar.

—Así es. —Respondió, sonando cortante.

Tae inhaló una vez mas.

—Vivir juntos no va a funcionar. —Abrió los ojos de par en par. Los dedos de Tae jugaban con los anillos y las pulseras de sus manos. Estaba nervioso. Jungkook estaba temblando.

Jadeo suavecito.

—¿Tae?. —Su corazón latía en su garganta.

—Me voy a mudar.

Eso lo dejó sin aire. Su amigo castaño se puso de pié, sin dejar de apretar los labios. Sin mostrar esa preciosa sonrisa que le encantaba, sin demostrar nada.

Amigos heterosexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora