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Jungkook marcó por doceaba vez a su amado novio y nuevamente saltó a la contestadora. Con frustración dejó el móvil en la mesita de centro frente a él y cruzó los dedos tapándose la boca. Se meció como un loco. Le dolía el pecho, sabía que algo iba mal con Tae, lo suponía por todo lo que su mente le gritaba señales de alerta en ese minuto.

Escuchó las llaves de el otro lado de la puerta y al instante se puso de pié. Suponiendo lo peor, se quedó quiero mirando el pórtico de la puerta girarse con lentitud, su corazón iba a galope mortal ahí en su pecho, queriendo salir. El repiqueteo se detuvo, la puerta se abrió lentamente y un cuerpo moribundo cayó boca arriba en la alfombra blanca manchándola con sangre. Gritó de angustia y rápidamente corrió a cerrarla.

Se arrodilló en el suelo análizandole la cara con detenimiento. Taehyung respiraba con dificultad, se oían como crujidos cada vez que exalaba. Tenia una enorme cortadura en la nariz, en la frente, en la mejilla y en la boca. Además de que la sangre caía a borbotones de su boca.

—Tae... Tae amor... Tae. ¿Que pasó?.

—Fue una golpiza de película. —Soltó una risita. Jungkook notó entonces que una de sus manos estaban bajo su camisa y supuso lo peor. Tae hablaba como un drogadicto o algo peor, pero no podía perder la calma. —Eran como veinte tipos contra mí... Uff... Si los hubieras visto amor...

—Deja de mamadas y ayúdame a llevarte a la cama.

—¿Bromeas?. La dejaré manchada con menstruación, déjame aquí.

Al ver que su novio nisiquiera podía moverse, decidió que era lo mejor.

—Como quieras. —Se puso de pié.

Corrió cruzando la sala hacia el baño. Buscó con urgencia entre el mueblecito del botiquín y por sus manos temblorosas todo se le calló en el lavabo, cogió unas tijeras, el alcohol, gaza, una crema, algodón y muchas mierdas más y las llevó al salón principal. Tae seguía en la misma posición respirando con una dificultad enorme.

Se sentó junto a él y le apartó la mano, Tae se negó con un gruñido así que supuso era lo mejor. Le cortó las poleras desde el inició hasta el cuello. Una tras otra hasta que la enorme mancha de sangre se hacia mas evidente y su espanto brotaba como la espuma. La ultima fue la mas delgada. Cuando la cortó, apartó todas esas capas de ropa y lo vio. La sangre salia a chorros de entre los dedos de Tae mientras que su estómago lleno de cortaduras se comprimía y se hinchaba. Oh, mierda.

—Tae tenemos que llevarte a un hospital.

—No jodas... —Se quejó su novio. —Me harán preguntas y si saben que estuve en... En una riña con la mafia no nos atenderán.

—Diremos que te caíste de la escalera y...

—Cállate y haz algo.

—Bien. Bien. —Respondió apartándole la ropa. Olía a sangre y no le gustaba. —Quíta tu mano.

La escena fue horrorosa. La herida le atravesaba de extremo a extremo por las costillas en la cintura. Negó. Se quitó la camisa, la dobló todo lo que pudo y tomándole del hombro le volteó con un poco de suavidad. La dejó con mucha delicadeza bajo la herida y tomó la botella de alcohol.

—Tae, esto va a doler como la puta madre, necesito que seas fuerte.

—Dame algo para morder... —Dijo su novio con dificultad.

Sólo se le ocurrió una cosa y la encontró en la tina. Regresó con un patito de hule y lo dejó suavemente en la boca de Tae.

—¿Encerio?.

Amigos heterosexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora