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Le tomó de la barbilla y tiró de ella abriéndole la boca lo bastante como para meterle la lengua. Fue sucio, lo suficiente como para que los dos gimieran al unísono. Jungkook empujó su cuerpo contra el suyo, agitado, sudoroso y caliente, aún sobre la ropa. Respiraron pesado y rápido, le dolía la polla, había reaccionado al instante con todo lo sucio que podía llegar a hacerle su amigo.

Jugueteaban con sus lenguas, con todos los sonidos su cuerpo no podía parar de palpitar en urgencia. Quería liberarse. Se separaron y el se mordió el labio para no ir a la carga nuevamente. Se percató entonces de que tenia sus uñas encarnadas en la piel de su cadera. Ah, cómo extrañaba esa piel lechosa.

—¿Quieres que...?

Jungkook habló mirando a sus entrepiernas. Taehyung le imitó, entre las piernas de Jungkook se asomaba un evidente bulto, duro y delicioso. El propio de Taehyung también palpitaba por contacto.

Asintió. —Sí, azlo.

Unas traviesas manos se aferraron a los botones de sus vaqueros y tiraron de ellos. Luego el cierre. Los dedos helados de su amigo sobre su piel le erizaron todos los vellos de la nuca, hasta que encontró su polla. La sacó por entre sus bóxers hasta que se vio liberada, gimió por la sensación. Llevó sus propias manos a su pantalón y él mismo comenzó a trabajar la suya, deslizó la cremallera y la sacó con agilidad por entre sus boxers.

Gimió ronco observando el techo. Lo único que sintió fue algo duro presionando con su polla y lo adivinó en un instante. El pene de Jungkook estaba junto al suyo y se mecían. Se sentía el paraíso, provocaban leves corrientes de excitación y placer por todo su cuerpo y si hubiera estado en sus cinco sentidos, se hubiera lanzado encima de él a follarlo. Pero no. Incluso lo que estaban haciendo le parecía demasiado.

La pálida gran mano de jungkook se cerró sobre su polla. Pegó un leve respingo al sentir el delicioso contacto frío y al instante comenzó a moverse. Lenta y gloriosa. Ambos gimieron por la cercanía, por el contacto del otro, por los olores y suspiros.

El departamento de Tae lentamente comenzaba a llenarse de olores extranjeros.

El roce se intensificó. La mano de Jungkook dejó de masturbarle y empezó con un leve masaje en la hendidura de su glande, con círculos en su frenillo dándole un placer que nisiquiera les dejaba pensar. Gimió ronco quedándose sin aire, el aliento de Jungkook se mezclaba con el suyo, caliente y con olor a menta.

De pronto las manos desaparecieron de su miembro y abrió los ojos, su cuello fue capturado por las manos de Jungkook y tiró de él por un hambriento beso. Gimió en su boca abrazándole por la cintura. Las suaves caricias que caían en sus mejillas ciertamente le causaban un relajo bonito provocándole cosquillas. Los chasquidos y la suavidad en que ambas lenguas se movían le hizo pensar en un montón de cosas. Entre ellas... Lo que Jungkook podría sentir por él.

Se separaron y pegó sus frentes, las respiraciones de ambos eran erráticas sin ningún tipo de patrón, simplemente pidiendo aire sobre la boca del otro. Nisiquiera se sentía ardiendo en placer. Casi no sentía nada.

—Tae... —Por la forma de hablar de Jungkook, podía decir con absoluta certeza que su amigo estaba ardiendo en deseo. —Fóllame.

Negó mirándole la boca.

—¿Porque no?.

—Porque no, ahora vete.

—¿Algun día dejarás de pedirmelo?.

—Si, el día que te vallas.

Jungkook rió. A él no le causó gracia.

—Deja de quejarte y fóllame.

Amigos heterosexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora