Just Blard.

18:50

Una sonrisa sincera adornaba su rostro mientras se despedía de los niños que persistían en pedirle un rato más, les gustaba ser levantados, pero ya no podía retrasarse más. 

Volvió a su tienda solo para ver si le faltaba algo, y después de ver que todo estaba en orden, se dirigió al bosque de Sandtown. 

¿Pero que era lo que tenía que hacer allí? No era solo guardia, en el bosque habían dos tipos, los que estaban al borde que protegían solo primera base, mientras el otro grupo era quienes se metían en el bosque a proteger el pueblo de las amalgamas. 

Las amalgamas en su momento fueron pacíficas, pero por los experimentos en Hotland todo fue un caos, su fuente de alimentación es del mismo mineral que permite a los árboles del bosque permanecer vivos, pues solo el agua que tenía el pueblo podían regar los que usaban en las duchas y los árboles con hojas del pueblo. 

Son escurridizas y solo salen en bajas temperaturas, Blard y demás se encargaban de dañarlos lo más que podían para mantenerlos al margen, el mineral era más delicioso en los árboles regados y la primera base se encargaba de ser un refuerzo, se volverían locas sin su suministros, siendo víctimas los monstruos de Sandtown. 

Era donde más energía usaba Blard, esquivando, asustando a las bestias que ya no eran un fallo de la determinación, a veces quedaba con los huesos raspados o con heridas al fallar, y el fuego era modo de ahuyentarlas, solo pudo matar dos amalgamas en todo el periodo, nunca ha sido fácil tratarlas.

Lo hacía por el bien de su pueblo, ellos no tenían culpa de todo lo que pudo provocar él y otros que trabajaban en el laboratorio.

Un fuerte golpe lo sacó de la realidad, estando en plena oscuridad fue su momento de prender su antorcha, moviendo con agilidad y experiencia prendió fuego, a su espalda una amalgama acechaba, y con suerte pudo esquivar inclinándose hacia atrás hasta llegar a sonar su espalda, respiró profundo, sintiendo la brisa de la noche, no podía bajar la guardia.

En toda la noche.