—¿Cómo te fue con el abuelo? —pregunta Syria, inocente, preocupada de que León no haya regresado junto con su padre. Él besa su frente y acaricia su mejilla.
Zion recién ha entrado a la casa de Mila, que parece ser la base donde todos los dioses adeptos a su causa se están reuniendo. Hay dioses por doquier, hablando en grupos, yendo de un lado a otro, informándose de todo lo que ha ocurrido en las últimas horas.
—No vendrá con nosotros —contesta, abriéndose paso hacia el comedor, donde ve a Horus y a Hathor—. ¿Noticias de Olivia?
—Logró reunir a cientos de humanos en un lugar seguro —dice siguiendo sus pasos—. Pero sigue negociando con los políticos humanos, que quieren mandar soldados a terminar con Zeus —ella hace rodar sus ojos y bufa—. ¿Te imaginas? No durarían ni dos segundos. Es estúpido.
Hathor y Horus se dan cuenta de la llegada de Zion y rápidamente lo integran a su conversación con Cassiel.
—Mis hermanos ayudarán también —anuncia Cassiel a Zion.
—Pensé que a los demonios les gustaba el caos y la violencia —replica Syria, más como una broma— ¿no se supone que de eso viven?
—Sí, pero si los dioses intentan destruir a los humanos, ¿entonces de qué viviríamos? —explica él y Syria pone cara de susto. Zion no sabe cómo sobreviven los demonios a través de los humanos pero no es lo importante ahora, luego tendrá tiempo de interrogarlo.
—Muy bien, toda ayuda es bienvenida.
—Podrían quedarse con Olivia, ayudarla a mantener a los humanos a salvo y evitar que los gobernantes hagan cualquier estupides —propone Horus.
—Con un aleteo de sus alas negras va a ser suficiente para mantenerlos a raya —dice Hathor—. Los humanos tienen más miedo a los demonios que a cualquiera de nosotros.
—Está bien. Syria tú irás con Olivia y Cassiel —sentencia Zion. Syria levanta sus cejas.
—¿Pero perdóname? ¿Por qué decides por mí lo que debo hacer? Mi lugar es con ustedes, no haciendo de niñera de los demás humanos. Esta lucha también es mía —contesta, mostrando su puño a Zion.
—Podría sernos útil en la batalla —interviene Hathor—, su elemento principal es la sanación.
—Y también sé luchar... un poco —agrega Syria—. Aunque mi mejor arma es esto —dice tocando su cien con el dedo índice—, no se dejen engañar.
—No hay discusión —dice Zion—, serás más útil con los humanos. Olivia te necesita mucho más, no la podemos dejar sola con todo esto. Es la única autoridad confiable entre los humanos ahora.
Syria mira hacia arriba y suspira.
—Detesto que tengas razón.
En aquel momento, mucho antes de lo esperado, tomándolos sin mucha preparación, el cielo vuelve a tronar y la tierra vuelve a temblar. La electricidad se corta y todos los presentes sueltan un quejido.
La diosa griega Hestia, soberana del fuego, enciende una llama en su mano que logra iluminar a todos a su alrededor. Los que están en otras habitaciones se reúnen junto a la luz y esperan.
Syria le da un codazo a Zion.
—Hermanos, ha llegado el momento de abandonar nuestras apariencias humanas y luchar como dioses. Tenemos que cuidar esta ciudad, nuestra ciudad, y a todos los seres que viven en ella de las garras opresoras de dioses que solo quieren caos y destrucción. Es hora de terminar con esto.
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Zion
FantasíaLos dioses están sueltos en la ciudad de Olimpo, reencarnaciones de los dioses de todas las mitologías conviven día a día con los humanos y tratan de buscar su lugar en el nuevo mundo. Zion -Anubis, dios egipcio del inframundo-, busca reescribir su...