Capítulo 15 - Syria

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No tiene idea de qué le pasa a Cass, desde que dejaron la casa del dios Yue está raro. Ahora ni siquiera la mira en clase ni le dirige la palabra para molestarla, es como si tratara de evitarla o hacer de cuenta que no está ahí. Syria está ofendida, no puede creer que una vez que comenzaba a agradarle sea él quien le de la espalda. ¿Qué clase de cambio es ese?

—¿Es bipolar o qué? —dice Syria, sin darse cuenta.

Su amiga, Emilia, sentada en medio de los dos, la escucha y la mira perdida. Ruega que Syria no comience a tener un amigo imaginario, no podría soportar esa clase de locura. La imagina hablando sola por la noche, debatiendo, interrumpiendo su sueño a cada instante.

—¿De qué estás hablando? —pregunta Emi. Syria se acomoda en la silla y la mira seria, confía en el buen juicio de su amiga. Ella le va a decir qué tiene sin pelos en la lengua.

—¿Tengo algo en la cara? ¿Huelo mal? —Incluso se inclina hacia ella para que Emi pueda olfatearla.

—Si, tienes un par de ojos, una nariz, una boca... Y sí, hueles como un zorrillo. —Syria abre los ojos como platos y disimuladamente se olfatea un brazo—. No, tonta, no hueles mal. Dios, ¿qué te ocurre hoy?

Entonces está perdida, no hay ninguna razón para aquel cambio abrupto. Ese Cassiel es un idiota, ni siquiera niños de cinco años hacen tanto drama. Pero se las va a pagar, no va a dejar que se le escape, a Syria no le gusta ser ignorada.

Al terminar la clase todos los alumnos salen, y Cassiel se demora un poco. Mientras tanto, Emilia y Syria lo esperan a la salida del salón.

—Cass, ¿Vienes a almorzar con nosotras? —pregunta Emi, interceptándolo primero. Él no se detiene y sigue caminando, ambas lo siguen.

—No, gracias.

—¿Soy yo, no? —dice Syria, tomándolo de un brazo y haciendo que se detenga. No se va a escapar fácil—. Por alguna razón no quieres estar cerca de mí.

—No es eso. No eres el ombligo del mundo. —Cassiel se detiene en medio del pasillo, sintiendo que su brazo quema. Lento, va quitando su brazo del agarre de Syria, no quiere ser tan brusco.

Ella se cruza de brazos. Le está preguntando bien, de manera calma y civilizada y él lo único que hace es gruñirle.

—Entonces explícame por qué me has estado evitando desde ayer en la tarde —insiste.

—¿Pasaron la tarde juntos? ¿Ustedes? —Emilia levanta sus cejas con sorpresa, ahora está intrigada por lo que está sucediendo con ambos. Si Syria está preocupada por su aspecto y Cass está distante...

—Ilusiones tuyas —contesta Cass a Syria, mirando otro punto detrás de ella.

—Ilusiones un cuerno. ¿Eres bipolar acaso? Hasta hace poco no dejabas de invadirme, demandando que te explique por qué no te hablaba, y ahora que te hablo no quieres hablarme —se queja—. Ni mirarme.

—Claro que no, Syria. —desvía su mirada hacia un costado.

—¡Lo hiciste! Miraste a otro lado, justo ahora.

—Quizás mañana podamos almorzar. —Ahora Cassiel mira a Emilia y le da un beso en la mejilla para despedirse.

—Y ahora lo estás haciendo otra vez. —Syria siente su sangre hervir al ser ignorada, y por Cassiel nada menos—. ¡Cassiel!

—Deja de exagerar. —Rueda los ojos y se marcha. Emilia aprovecha que están solas y codea a su amiga.

—Así que tú y él... —Deja la frase sin terminar a propósito. Syria queda horrorizada con la idea de tener algo con un demonio bipolar y su rostro se transforma en asco.

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