BabyLand🍼[지국]

12•

Un ruido un tanto molesto hizo que el mayor se levantara, con algo de pereza, gruñó para después sentarse al borde de la cama. Quedó en shock al no reconocer la habitación en la que se encontraba. Rápidamente su cerebro respondió a la pregunta, recordando la noche anterior y el echo de quedarse a dormir en casa de Jungkook, en la habitación de Jungkook, y claro, en la cama de Jungkook. Sonrió tontamente al recordar pequeños fragmentos de la cita de anoche, como Jungkook lo manipuló con tan sólo unos simples gestos y como él cedió ante todo sin protestar. Simplemente pensaba en lo lindo que era el chico, realmente lo tenía todo idiota, más aún por ser tan expresivo ante cualquier situación y considerado cuando se necesita. Ahora que se encontraba sentado en la cama del menor, podía sentir ese dulce olor a frutas y azúcar que casi siempre el menor cargaba consigo, su aroma siempre era exquisito, había ocasiones en las que Jimin tenía que resistirse en pegarle una mordida al cuello de Jungkook con el fin de comprobar si el sabor era igual o mejor que el olor, algo raro, pero irresistible. Mientras fijaba su mirada en distintos marcos de fotografías de la repisa, sus ojos pasaron por uno en particular, la fotografía de Jungkook en preescolar. El chico traía lentes, su cabello era castaño y su piel ligeramente blanquecina, juraría que era la cosita más linda con dientes de conejo que jamás halla visto.

De nuevo escuchó aquel ruido, sonaba como si una sartén se hubiese caído, por un momento pensó que tal vez un ladrón se había metido a la casa y se preocupó de sobremanera cuando pensó en Jungkook, sin embargo, todo pensamiento de un robo se fue a la basura cuando imaginó al chico en la cocina, tal vez preparando un delicioso desayuno. Sin pensarlo dos veces, se levantó de la cama y se dirigió al baño para eliminar su aliento matutino con algo de enjuague bucal, tomó las pantuflas que encontró anoche debajo de la cama, salió en busca del menor, bajando las escaleras con cuidado de no hacer mucho ruido.

Se sorprendió al encontrarse a Jungkook en la cocina, friendo lo que parecían ser unos huevos con tocino, llevaba consigo un short, sus típicas pantuflas acolchonadas y una camisa a rayas. Se veía muy bien de espaldas, tarareaba una canción mientras golpeaba su pie contra la madera del suelo.

Jimin se acercó con cautela al menor, sorprendiéndolo con un abrazo por la espalda, posicionando sus manos en la cintura del pelinegro y su mandíbula en el hombro del chico.

- Buenos días. – Saludó Jimin. - Huele muy bien, ¿qué cocinas?.

- Son omelets con tocino, supuse que tendrías hambre, así que preparé dos.  Tienes que desayunar antes de ir a trabajar, así que espero te guste. Podrías ayudarme poniendo los vasos y el jugo del refrigerador, en lo que yo sirvo el desayuno.

Jimin se separó del menor para dirigirse al refrigerador y hacer lo indicado. Sirvió dos vasos con jugo de manzana y los colocó en la mesa. Una vez echo, Jungkook puso la comida en la mesa y ambos se sentaron a degustar.

- ¡Oh por dios! Jungkook, esto está delicioso. – Alagó el mayor, haciendo un gesto exagerado.

- Es sólo huevo y tocino, no es gran cosa. – Rió Jungkook.

- Tal vez, es sólo que tenía mucho tiempo que no comía algo echo por alguien más, soy una basura cocinando.

- ¿Vives sólo?. – Preguntó el menor, curiosamente.

- Si, desde hace cuatro años. Siempre quise vivir sólo. Mi mamá vive con su marido, no nos llevamos mal, pero preferí darles su espacio, ellos se lo merecen, mamá a pasado por mucho. – Explicó, dándole un trago a su bebida.

- Y.. ¿no extrañas a tu mamá?. – Preguntó Jungkook.

- Claro que la extraño. No es que me arrepienta de vivir sólo, pero en ocasiones si me hace falta algo de compañía de mi madre, es aburrido en ocasiones estar sólo, así que visito a mi madre de vez en cuando, sin tomar en cuenta que es una excelente cocinera y siempre me trata como un niño mimado. – Sonrió al recordar las cientos de veces en las que su madre preparaba su comida favorita, sólo por él.