11. ¿Hija de una vampira?

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Desperté en mi habitación, se me hizo raro ya que me dormí en el sofá del salón, supongo que me trajo a la cama Alex.

Fui al baño, me di una ducha de agua templada, sentía mi cuerpo pesado y dolorido, no sabía el motivo. Acabe de ducharme, salí del baño ya vestida y preparada para irme al instituto.

Salí de la casa cogiendo el atajo del bosque para llegar los mas rapido que pude al instituto.

Llevaba un rato ya caminando por el bosque, pero me tuve que parar al sentir que alguien me seguia, me di la vuelta pero no vi a nadie, volví a caminar, pero volví a oír pasos detrás de mi.

Volví a pararme, pero no tuve tiempo de darme la vuelta ya que alguine me puso la mano con un paño en la boca y no me dio tiempo a girarme, intente gritar, pero la persona que me estaba agarrando no me lo permitia. Me empecé a sentir débil ya que el paño que  el paño que tenía en la boca olía a cloroformo.

-Si te resistes mas será peor-dijo una voz masculina en mi oído haciendo que me detuviera  de moverme, al rato no lo aguante mas y me quede profundamente dormida.

***

Abrí los ojos, pero no puede ver nada ya que los tenía vendados con un trozo de tela, me intente mover pero estaba atada en una silla de pies y manos.

-Vaya, mira quien a despertado-escuche la misma voz que había escuchado antes de dormirme.

-¿Quien eres?-dije escuchando los pasos de esa persona.

-Mejor dicho, ¿quien no soy?-dijo él dejándome confusa.

-No estoy para jueguitos, dime quien eres o empezaré a gritar-dije ya empezando a cabrearme aún mas de lo que estaba.

-Haz lo que quieras, aqui nadie te oira-dijo y sin importarme lo que me habia dicho empecé a gritar tan fuerte que pensaba que me quedaba afónica.-Bueno, ¡YA VALE!-gritó por encima de mi voz.-Vaya no pense que tuvieras tanto coraje, aunque no me extraña, ya que eres hija de una vampira-dijo en frente de mi cara, me quedé en shock por lo que acababa de decir.

"¿Hija de un vampira?"

-¿Que has dicho?

-Lo que has escuchado-dijo y solto una carcajada.-No me digas que no lo sabías-dijo y por fin me quito las vendas de mis ojos, poco a poco mis ojos se fueron acostumbrando a la luz.

-No puede ser-dije y me eche a reír.- Y-O H-I-JA DE UNA V-A-M-PI-RA-dije a un en carcajadas.

-Si no me crees allá tú-dijo y salió de la habitación en la que estábamos dejandome sola.

Diario de una huérfanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora